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Álvaro Núñez de Lara, regente de Castilla

El conde Álvaro Núñez de Lara, miembro de uno de los linajes más poderosos de Castilla, logro hacerse con la regencia del joven rey Enrique I en 1214

monasterio de uclés donde fue enterrado el conde Álvaro núñez de lara.jpg

Cuando el 6 de octubre de 1214 muere el rey Alfonso VIII de Castilla, el vencedor de los almohades en la batalla, de las Navas de Tolosa, las cortes nombran sucesor a su hijo Enrique I que contaba con diez años de edad. El conde Álvaro Núñez de Lara, miembro de uno de los linajes más poderosos de Castilla, logro hacerse con la regencia del joven rey disputándoselo a Berengela, hermana mayor de Enrique a quien su madre, Leonor de Plantagenet, había dejado la custodia de su hijo.

A partir de entonces, Álvaro Núñez dominó la política castellana y ejerció un gobierno personalista y abusó de su posición llegando incluso a usurpar las tercias. En la Primera Crónica General de España, habla de «los desagusados et locos fechos del conde don Álvaro».

En 1217 logra que el rey leonés, Alfonso IX, le nombre mayordomo del reino de León, cargo que no llegó a desempeñar directamente, sino que lo hizo a través de un delegado. El problema con que se encontró el conde regente fue con doña Berenguela, hermana del rey Enrique y que había estado casada con Alfonso IX y, aunque su matrimonio fue declarado nulo por una bula pontificia, de esa relación nació, en el año 1201, el que sería el futuro rey Fernando III el Santo. Berenguela contaba con el apoyo de un importante sector de la nobleza castellana como Lope Díaz de Haro, señor de Vizcaya, Álvaro Díaz de Cameros, Alfonso Téllez Meneses y Gonzalo Ruíz Girón, quien había sido removido de su cargo de mayordomo real de Castilla.

Álvaro Núñez parecía dominar la política castellana y contaba con el apoyo de los concejos de la Extremadura castellana y del reino de Toledo. Un emisario que envió Berenguela fue ajusticiado por el conde de Lara y ésta se vio obligada a refugiarse en Tierra de Campos, en la villa de Autillo.

Berenguela intentó liberar a su hermano de la tutela de Álvaro Núñez a lo que el conde respondió realizando un ataque a diversas localidades de Tierra de Campos, pero un infortunado  accidente provocó la muerte del joven Enrique I el 6 de junio de 1217 en Palencia. Este acontecimiento cambiaría el panorama político del reino de Castilla.

Álvaro Núñez intentó ocultar la muerte del rey pero no pudo evitar que Berenguela se enterara y una vez reconocidos sus derechos sobre el trono de Castilla urdió un plan para que su hijo Fernando, que se encontraba en Toro, se reuniese con ella. El 10 de junio de 1217, Fernando se reunión en Autillo con su madre. Ambos, madre e hijo, se dirigieron a Palencia donde fueron recibidos con toda solemnidad.

El intento de reconciliación con Álvaro Núñez fracasó al reclamar éste la custodia del príncipe Fernando. Berenguela y Fernando se dirigieron finalmente a Valladolid. En la villa de Esgueva se produjo a principios de julio de 1217, una reunión decisiva para decidir si se aceptaba como rey de Castilla a Alfonso IX o, por el contrario, a Berenguela como reina de Castilla. Ésta última fue la decisión adoptada pero con la condición de que cediese el trono a su hijo Fernando.

Al nombrar a Fernando III rey, el gran derrotado era el conde de Lara, quien no se dio por vencido e incito a Alfonso IX a invadir Castilla, aunque éste finalmente desistió. Por su parte Fernando III atacaron las posiciones de los Lara al sur de Burgos y, finalmente, el 10 de septiembre de 1217, Álvaro Núñez fue apresado. Liberado poco después marchó a tierras leonesas dónde le sobrevino la muerte a comienzos de 1219.

Bibliografía, Créditos y menciones

Texto y Fotografías propiedad de Juan Andrés Caballero Díez