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Puerto de Alicante Guerra Civil

Puerto de Alicante, final de la Guerra Civil Española. Representación grafica en movimiento de la situación de los últimos acontecimientos.

A finales del mes de marzo de 1939 la Guerra Civil española estaba terminando y en el puerto de Alicante se produce uno de los más trágicos episodios de este fin de guerra. Por las carreteras de acceso a la ciudad llegan a Alicante los partidarios de la República en retirada. Alicante se encontraba en un estado lamentable después de los bombardeos sufridos durante la contienda. Los alimentos eran un bien escaso y no existía ningún motivo para la resistencia, todas las ciudades del bando republicano habían caído en estos últimos días como si sufriesen un efecto dómino.  Los partidarios de la rendición habían ganado en un intento de evitar más dolor, al menos así lo entendían ellos. Es necesario recordar que, tras el fallido golpe de Estado de Casado, se corrió el rumor de que en el puerto de Alicante, el bando franquista permitiría que todo aquél que lo quisiera pudiera exiliarse y abandonar España. Esto motivo que entre 12.000 y 15.000 personas se concentrasen en el puerto de Alicante con la esperanza de poder abandonar España. Algunos autores elevan esta cifra hasta 30.000.

El problema era que no se contaba con los barcos necesarios para este multitudinario exilio. La flota republicana estaba en desbandada, solo se podía contar con una respuesta favorable de las navieras francesas y británicas con las que el gobierno republicano mantenía acuerdos comerciales. De la armada soviética no se tenían noticias, a pesar de las promesas realizadas a cientos de comunistas a los que se les había dicho que les llevarían a la URSS.

El  28 de marzo dos barcos están amarrados en el puerto. Uno de ellos es el viejo carbonero inglés Stambrook, con  su capitán, Andrew Dickinson que se aventura y burla el bloqueo de la escuadra franquista. A pesar del riesgo, embarca oficialmente a 2638 pasajeros; de ellos, 2.240 eran hombres y 398, mujeres; 147 eran niños, de los cuales 15 no habían cumplido el primer año de edad, y de entre éstos, algunos eran recién nacidos. El Stambrook zarpó el 28 de marzo a las 11 de la noche.

El otro mercante; el Maritime, también británico, su capitán sólo aceptó 37 pasajeros y zarpó prácticamente vació.

Tras la marcha del mítico barco Stanbrook, quedaron atrapadas allí unas catorce mil personas que se habían significado con la  II República española.

Otros barcos intentaron romper el bloqueo realizado por la flota nacionalista como el Winnipeg y un par de mercantes franceses que intentaron aproximarse al muelle, pero fueron interceptados. Las promesas de evacuación se han convertido ya en una artimaña de los falangistas, con el fin de conseguir desarmar a los republicanos y mantenerlos en calma.

Los falangistas, que están comandados por Mallol, y este comentaría  Con el fin de dar visos de realidad y que los fugitivos se decidieran a entregar sus armas a cambio del boleto de embarque, hicimos más difícil la entrada al puerto.

Los últimos republicanos  refugiados en el puerto contaban con la esperanza de salir en un barco que nunca llegó. La desolación hizo su aparición en el puerto, donde se quitaron la vida muchas personas (entre 22 y 136 según diversas fuentes).

El Jueves 30 de marzo llega la división italiana Littorio al mando del  general Gastone Gambara, llegan hasta el puerto y rodean con sus armas lo que queda de la República. Es entonces cuando los derrotados comienzan a romper en pedazos los documentos que acreditan su filiación, ya no son nadie.Ya no hay salida. De esta forma la ciudad de Alicante se convirtió en una gigantesca prisión.

El día 31 entraron en el puerto dos barcos, pero cuando los abatidos republicanos comprobaron que se trataba de dos barcos nacionalistas (el canarias, y el Vulcano) y desembarcaban soldados, el caos fue total. Ya prisioneros, fueron llevados a un campo de concentración los almendros, situado entre la Goteta y Vistahermosa, mientras otros eran encerrados en los castillos de Santa Bárbara y San Fernando, en la Plaza de Toros, en algunos cines, en la Escuela de Ciegos y en el Reformatorio de Adultos.

En el Campo de los Almendros, los prisioneros republicanos estuvieron en unas condiciones lamentables, sin comida y casi sin agua, durante cinco o seis días hasta que fueron trasladados a diversas cárceles y, en especial, amontonados en vagones de trenes de mercancías, al campo de concentración de Albatera.

Bibliografía, Créditos y menciones

Juan de Dios Abril