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La Catedral de Sigüenza está dedicada a Santa María la Mayor, patrona de la ciudad de Sigüenza. Cuando el obispo Bernardo de Agén reconquistó la ciudad a los musulmanes a principios del año 1124, en la época que reinaba Doña Urraca, hija de Alfonso VI. Durante su mandato tan sólo se debió reconstruir un antiguo templo visigodo o mozárabe ya existente en el Área de los Huertos.
La nave central se realizó en el siglo XV, en pleno gótico, en ese periodo se cubrieron las bóvedas del crucero cuando el futuro cardenal Mendoza era obispo. Toda la parte ornamental se dilató hasta el siglo XVIII.
En su interior de aspecto gótico, se destruyeron las absidiolas laterales románicas en las reformas del Siglo XVI para construir la girola. Las dos torres exteriores de la fachada principal le dan a la catedral el aspecto de fortaleza militar, por las funciones de templo-fortaleza que tenían que asumir.
HISTORIA
Como tantas catedrales medievales, la de Sigüenza es la suma de diversos replanteamientos y reconstrucciones realizados durante siglos, pasando por diferentes obispos que fueron edificando en estilos propios de cada época por lo que hay una cierta dificultad a la hora de analizar fases y estilos. Aunque inicialmente se trata de un edificio de proyecto románico es finalizada con planteamientos góticos.
La actual catedral fue mandada construir por el sucesor de Don Bernardo, el obispo Don Pedro de Leucata en la sexta década del siglo XII, se tienen datos de que en 1156 destinaba los ingresos de las salinas a la edificación del templo.
El proyecto consistiría en un edificio plenamente románico y muy ambicioso, de tres naves con cuatro tramos, con fachada rematada en dos torres, crucero y cinco ábsides escalonados de planta semicircular, debió tener doble muro y torres, denominándose Santa María de Medina El templo debió abrirse en 1169 tras la finalización de los ábsides y parte del crucero, aunque con cubiertas provisionales de madera. Lamentablemente el edificio citado fue derribado en 1322 por don Simón Girón de Cisneros, aunque quedan restos de la parte baja interior del ábside central.
Existen tres puertas principales, la puerta del Mercado es la que se abre en el muro sur del crucero, tapada hoy por un pórtico cerrado neoclásico del siglo XVIII. La puerta de la Torre del Santísimo, en el muro oriental del brazo sur del crucero es la más tarde se construyó de esta fase, se cree que en 1169 ó 1179 por la inscripción que aparece, con la particularidad de que incorpora un Crismón trinitario. Por último, al lado del claustro, está la puerta del Corralón con baquetones apoyados en jambas.
A partir de 1170 debió continuar las obras un nuevo taller con conocimientos de las construcciones vanguardistas francesas, donde se utilizan grandes pilares con sus caras rodeadas por dobles columnas que reciben arcos apuntados y bóvedas, además de una ornamentación de estilo cisterciense.
Durante este tiempo se construyen el claustro románico ya desaparecido, la sacristía, más adelante convertida en capilla de los Zayas, y la Sala Capitular que se cubrió con una de las primeras bóvedas de ojivas de la arquitectura española.
Entre los años 1192 y 1221, durante el obispado de don Rodrigo, se terminan los muros de las naves laterales iluminadas con ventanales de medio punto. La puerta central es de gran tamaño. Ocho columnas de diferente grosor constituyen los soportes.
Durante el siglo XIII para separar las naves se debieron construir, cuatro pilares rodeados por veinte columnas y las bóvedas de las naves laterales. Ya a principios del siglo XIV, por influencia del obispo don Simón Girón de Cisneros, se abovedaría la nave central, con mucha influencia gótica.
En el siglo XVIII se tapó la parte baja del testero del brazo sur del crucero y, por último, tras los graves destrozos sufridos durante la Guerra Civil, se realizaron reformas con una importante transformación del edificio entre otras un cimborrio en la parte del crucero.
INTERIOR DEL TEMPLO
Actualmente se compone de una planta de cruz latina, con tres naves amplio transepto y una cabecera con gran ábside, este contiene la capilla mayor.
La Iglesia tiene 80 m de largo y 31 m de ancho, así como 28 m de altura, las laterales un poco menos, 21.
Las naves están separadas por enormes pilares, cada uno compuesto por 20 columnas adosadas con capiteles, de ellos arrancan los nervios que forman bóvedas de crucería simple.
Esta última merece especial mención por ser una de las obras maestras de la escultura funeraria, es el enterramiento de Martín Vázquez de Arce, apodado por el Romanticismo como el Doncel de Sigüenza.
En la Capilla Mayor tenemos el Altar Mayor con su retablo, encargo del obispo Franciscano fray Mateo de Burgos
Al margen de la arquitectura medieval de la iglesia no hay que olvidar su Claustro gótico situado al norte del templo. Se compone de planta rectangular de unos 40 m por lado las galerías tienen unos grandes ventanales ojivales haciendo calados. Las cuatro galerías del Claustro son conocidas con distintos nombres; Norte o Panda de los Caballeros; Poniente o Panda del Palacio; Este o Panda de los Caballeros; Sur o Panda de Santa Magdalena. Hay dos puertas de acceso al patio donde se encuentran una fuente de piedra y un jardín.
Existen dieciséis tapices que forman parte del tesoro catedralicio, donados por el obispo de Salamanca Andrés Bravo.
Quizá el aspecto más interesante de la catedral de Sigüenza es el de su influencia en el románico de Guadalajara. No es irrelevante el hecho de que llegara a ser, sin duda, el edificio más prestigioso y admirado por los primeros repobladores de la provincia, durante sus fases constructivas románicas de los siglos XII y parte del XIII.