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Circo romano de Tarragona y Pretorio

Circo romano de Tarragona considerado uno de los circos mejor conservados de Occidente, una parte del circo sigue oculta bajo viejos edificios del s. XIX

Considerado uno de los circos mejor conservados de Occidente por su excepcional estado, una parte de su estructura sigue oculta bajo viejos edificios del siglo XIX.

El Circo era el recinto que albergaba los Ludi circenses, los espectáculos de masas más aplaudidos del mundo romano: las carreras de carros, tirados generalmente por dos o cuatro caballos (vigas o cuádrigas). Construido a finales del siglo I dC, bajo el gobierno del emperador Domiciano (último de la dinastía Flavia), el Circo de Tarraco es el último de los elementos construidos en la terraza inferior de la parte alta de la ciudad, separando la zona imperial (Foro Provincial) de los barrios comerciales y residenciales. Tiene la particularidad de situarse dentro de las murallas de la ciudad, localización muy poco frecuente dado el tamaño de los circos, lo que le dota de unas características arquitectónicas especiales.

De forma alargada, su tamaño no era excesivo, seguramente debido a su ubicación dentro de las murallas. En total medía 325 m. de largo por 105-115 m. de ancho. En su interior, la arena (que medía 290 m. por 75 m) estaba dividida por una spina de 190 m. de largo. Tenía capacidad para unos 25.000-30.000 espectadores acomodados en una cavea de 12 filas de asientos. Se construyó encima de potentes bóvedas con una doble función: asentaban las gradas, las escaleras y la plataforma superior, y además, servían de corredores internos que posibilitaban la distribución de los espectadores por todo el edificio. Las gradas, se disponían a lo largo de tres de los lados, mientras que en el cuarto (lateral oeste) se situaban la porta Pompae o puerta principal, y las carceres (puntos de salida de los carros), que recientemente han sido localizadas en el subsuelo del actual Ayuntamiento de Tarragona. Las carceres estaban flanqueadas por una torre. Todo el sector se conocía con el nombre de oppidum. El organizador de los juegos, que tenía el honor de dar la salida, gozaba de un lugar reservado en la terraza sobre las carceres. En el lateral contrario, el este, se encontraba la salida para los participantes heridos (porta livitensis) y el acceso general de los espectadores a las gradas. En este lateral se reservaba una tribuna para los magistrados que controlaban la carrera (tribunal iudicum). La grada estaba separada de la arena por un muro de más de 2 m de altura, el podium, que tenía la función de proteger a los espectadores en caso de que se produjera algún tipo de accidente. Aproximadamente en el centro de uno de los lados largos del circo, el septentrional, y unido a los edificios que conformaban el Foro Provincial, estaba el pulvinar o tribuna presidencial.

La fábrica general del edificio estaba compuesta de opus caementicium en las bóvedas estructurales y opus quadratum o sillares en el podium, escaleras y fachada.

Su vida útil fue muy larga, casi 300 años, posiblemente hasta el S. V. A partir de entonces, algunas de las bóvedas pasaron a ocuparse como espacios de habitación. Actualmente es posible visitar la cabecera oriental y varias de las vueltas interiores que aguantaban el graderío superior.

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En cuanto al Pretorio, también conocido como Palacio de Augusto o Castillo de Pilatos, es una torre romana que alojaba las escaleras que permitían el paso desde la ciudad baja hasta el Foro Provincial. Entre 1129 y 1171 fue utilizada como fortaleza por los normandos. Posteriormente, se convirtió en el palacio de los reyes de la corona catalanoaragonesa y se estableció el veguer real. Varios monarcas hicieron reformas, siendo las más importantes las de Jaime II, entre 1304 y 1312, y las de Pedro III. A partir del siglo XVI la torre se convirtió en un cuartel militar y sufrió graves daños durante la ocupación napoleónica de la ciudad. En el siglo XIX, se identificó la torre como un lateral del palacio (ahora sabemos que inexistente) donde hubiera vivido Augusto durante los dos años de su estancia en Tarraco.

 

El edificio actual conserva un estilo medieval, aunque con numerosos elementos de época romana, y forma parte del conjunto patrimonial gestionado por el Museo de Historia de Tarragona. Se puede visitar conjuntamente con el circo, con el que está comunicado por pasadizos subterráneos. En una de sus salas se expone un sarcófago recuperado del mar: el sarcófago de Hipólito (siglo III dC). Desde la terraza se disfruta de unas vistas excepcionales de la ciudad.

Bibliografía, Créditos y menciones

Texto y fotografías propiedad de Marina Paz Sánchez
Agradecimientos: Paco Tovar Aloguín

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