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Estatua de Calderón de la Barca

Pedro Calderón de la Barca nace en Madrid, 17 de enero de 1600 y fallece en la misma ciudad el 25 de mayo de 1681 es uno de los escritores barrocos del Siglo de Oro.

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El monumento a Pedro Calderón de la Barca está situado en la plaza de Santa Ana y fue inaugurado en 1880, fue un regalo del Estado a la Villa de Madrid, corriendo a cargo del municipio la construcción del pedestal, obra del mismo autor, el escultor Joan Figueras Vila.

La vida de Pedro Calderón de la Barca abarca casi todo el siglo XVII, puesto que nace en Madrid en 1600 y acaba sus días en el mismo lugar, pero 81 años más tarde. Esta vida privilegiada tuvo la oportunidad de sintetizar los modos artísticos de su tiempo, que otros no tuvieron ocasión de hacerlo. Es la figura representativa del arte y el pensamiento barrocos.

La familia en la que viene al mundo Calderón era de origen hidalgo, siendo su padre secretario del Consejo y Contaduría Mayor de Hacienda, un hombre autoritario que dejó un testamento en el que continuaba ordenando a sus hijos lo que debían hacer. Su madre falleció en 1610, y su padre se volvió a casar, pero falleció al año siguiente. Veamos lo que ordenaba el buen don Diego Calderón de la Barca a sus hijos: que no pleiteasen contra la madrastra, algo, que éstos obviaron, pues en cuanto dejó este mundo el padre, se dedicaron a pleitear contra la madrastra, descontentos con lo que ellos consideraban falta de equidad en el reparto testamentario.

Calderón fue un pájaro de cuenta, aunque parece que su madre deseaba que hubiese sido clérigo. Asistió primero a la Universidad de Alcalá, pasando después a la de Salamanca. Durante sus años de estudiante se ve envuelto en líos, pues ya vemos  a un jovencísimo Calderón dejando sin pagar el alquiler de una casa. Él y un primo suyo, sin duda de la misma casta pendenciera, fueron castigados con excomunión y prisión.

Sea como fuere, hacia 1619-20 logra continuar sus estudios, y por entonces aparecen los primeros signos del gran literato que llegó a ser. De vuelta a Madrid, hace vida de joven caballero “de capa y espada”. Pero no sólo él era un pintas, sino que sus hermanos también, ya que se vieron envueltos todos ellos en la muerte de un familiar del duque de Frías, mandamás de la época, casi seguramente que en duelo. Tuvieron que pagar indemnización a los parientes del fallecido, algo que les dejó en tan delicada situación económica, que tuvieron que vender el oficio de su padre, que no estaba nada mal, puesto que como vimos antes era secretario del Consejo de Hacienda, que hubiera heredado Diego, el hermano mayor.

Pendenciero era el buen don Pedro, pero ya desde niño se habían ido fijando en él los rasgos de su carácter: una personalidad en la que predominaba el sentimiento de la dignidad y el pundonor.

Calderón participó en varios certámenes para la beatificación y canonización del santo local San Isidro Labrador, entre otros. En 1622 ganó el tercer premio. En las subsiguientes conmemoraciones, organizadas por la Compañía de Jesús, de San Francisco Javier, el santo patrón de los navarros, y de San Ignacio de Loyola, fundador de la orden, Calderón se salió y ganó los dos primeros premios. Lope de Vega se fijó en él y alabó su calidad y buen hacer.

 

Hacia 1625 comenzaron a representarse en Palacio sus comedias. En 1629 el cómico Pedro de Villegas hirió a un hermano de Calderón (siempre en danza los miembros de esta familia). La justicia y don Pedro Calderón persiguieron al violento cómico (a saber quién habría empezado la disputa), quien se refugió en un convento de Trinitarias, que fue asaltado sin miramientos por los alguaciles, sin encontrar a Villegas. Y qué casualidad, que entre las monjas tratadas con poco miramiento estaba Marcela, hija del insigne Lope de Vega, que aprovechando el patronazgo del Duque de Sessa, allí que se le quejó. Pedro Calderón sufrió el pertinente tirón de orejas a instancias del poderoso seños, y de aquí surgió la tensión entre los dos dramaturgos, joven uno, anciano ya el otro. Calderón se vengó en unos versos burlescos de Lope, pero fueron censurados y nuestro pendenciero dramaturgo estuvo días arrestado en casa, aunque la comedia que incorporaba tan perversos versos continuó representándose como si tal cosa.

Hacia 1635, Calderón es un dramaturgo de una madurez fuera de lo común, pues con 35 años escribe dos cumbres de su obra, que son a la vez, cumbres del drama universal: La vida es sueño y El médico de su honra. Se le concedió el hábito de Santiago en 1637 y entra al servicio del Duque del Infantado hasta 1640.

En 1640 precisamente, se sublevan Cataluña y Portugal contra el poder central, y Calderón, caballero de Santiago, debe tomar las armas en la durísima guerra que se libró. Recibió heridas en combate, pero el fracaso y la muerte de varios amigos sembraron en nuestro autor el desasosiego. Se retiró en 1642 del ejército. Uno de sus pendencieros hermanos falleció de una cuchillada en 1645. La vida madrileña se va haciendo torva y oscura para el gran dramaturgo. Se cierran los teatros entre 1644 y 1649 y se dicta una ley que impide estrenar nuevas obras. En 1651, hace lo que había deseado su madre, pues se ordena, como Lope de Vega (no sé qué mosca picaba a nuestros literatos barrocos), sacerdote, pero comienza a ser víctima de los que son más papistas que el papa, que opinan que el sacerdocio es incompatible con el teatro.

En 1653 logró ser nombrado capellán de la Capilla de los Reyes Nuevos en la catedral de Toledo. Por entonces dejó de escribir comedias para los corrales, pero seguía haciéndolo para los reyes, para quienes se representaban las obras de Calderón cuando después de cazar, descansaban en el pabellón conocido como La Zarzuela (¿les suena?). Estas obras se representaban con música, y comenzaron a ser conocidas como zarzuelas.

En 1663 se instaló definitivamente en Madrid y es nombrado capellán de honor por el rey. En los autos sacramentales (piezas dramáticas, alegóricas, en un solo acto y que se refiere directa o indirectamente a la Eucaristía) que continúa escribiendo la música es cada vez más importante, hasta que en 1665 muere Felipe IV, a quien le gustaba bastante la jarana, y se cierran los teatros por tiempo indefinido. Los enemigos del teatro así lo aconsejaban a la reina regente Mariana de Austria, pero en pocos años volvieron a abrirse. No hay muchos datos de su vida privada en este periodo.

Calderón falleció el 25 de mayo de 1681.

Calderón representa la síntesis barroca más característica del teatro del siglo XVII. Su arte es violento y lleno de tensiones y contrastes. Y es que su propia personalidad es la de un hombre violento, cuya obra refleja esa violencia. De todos modos, nuestro autor muestra descarnadamente los conflictos y la violencia de la sociedad barroca. Su teatro refleja las tensiones de los personajes que luchan en un combate que han elegido entablar. En el teatro de Calderón, en la tragedia de la vida que nos presenta el autor madrileño, en la fatalidad como forma de vida, el hombre puede hacer lo que quiera, que está predestinado a la tragedia como tal. Los dramas en la obra de Calderón son pues, tremebundos, nada que ver con la amabilidad de un Lope de Vega.

 

Bibliografía, Créditos y menciones

Texto propiedad de Diego Salvador Conejo

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