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Judería de Segovia

La Judería de Segovia o el Barrio judío de Segovia, estaba cerrado por siete arcos de ladrillo, a espaldas de la catedral y las primeras referencias son del S-XII

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Es posible que las primeras familias judías llegaran a Segovia en el siglo XI, formando parte del proceso repoblador impulsado por los reyes castellano-leoneses. Pero las primeras referencias a asentamientos de judíos en Segovia son del siglo XIII. Sea como fuere, los miembros de esta comunidad apátrida contribuyeron manifiestamente a convertir su ciudad en una de las más prósperas de Castilla durante los siglos siguientes. En el siglo XV, este colectivo, que en un principio había ocupado sólo la Almuzara, San Andrés y San Miguel, ya se había extendido por toda la ciudad, excepto al barrio de los Caballeros. En 1481, en cambio, fueron confinados en lo que se denominó Judería, pero no sufrieron persecución como sus correligionarios de otros puntos de la Península.

El barrio de la Judería estaba cerrado por siete arcos de ladrillo. El cogollo se llamaba Judería Vieja, situada en la zona meridional del recinto amurallado, la antigua calle Mayor. Se localiza a espaldas de la catedral y finaliza en el arco o puerta de San Andrés. Aunque la tradición nos suele decir lo contrario, entre los judíos había no solo personas con altísimo nivel económico, sino también gente muy humilde, con pocos recursos, que habitaban pequeñas viviendas de mampostería y ladrillo con entramado de madera y un corral interior, muy característico de Segovia. El núcleo de la Judería ha visto a lo largo de su historia numerosas y profundas reformas, especialmente tras el decreto de expulsión de 1492, al levantarse la Catedral nueva y cuando el ayuntamiento segoviano acometió importantes reformas urbanísticas y de saneamiento en el casco histórico desde mediados del siglo XIX, sobre todo.

 

Con el transcurrir de los años, apenas han quedado restos del paso de la comunidad hebrea por Segovia, pues las sinagogas, o bien fueron demolidas o reconvertidas en iglesias. Pero sí podemos rastrear la huella hebrea siguiendo el trazado urbano, característico de poblaciones orientales.

En la calle de San Agustín se alza la llamada Casa del Hidalgo, acondicionada como palacete nobiliario del siglo XVI, sede durante unos años del Museo Provincial de Segovia, que actualmente se encuentra en la Casa del Sol. Muy próxima se alza la puerta de San Andrés o Arco del Socorro, rodeada de caserío de arquitectura típicamente popular. En sus alrededores se encuentra otro de los núcleos más importantes de la aljama segoviana. Al final de la calle Martínez Campos, podemos acceder al Centro de Interpretación de la Muralla, en la misma puerta de San Andrés. El sistema defensivo segoviano data de los siglos XI y XII, en un tiempo en que la zona era todavía fronteriza e inestable, sujeta a algaradas musulmanas y contraataques cristianos o viceversa. Para construir las murallas se reutilizaron numerosas piedras y sillares, procedentes en gran parte de la antigua necrópolis romana. Si accedemos al recinto amurallado a través de la Puerta del Sol, podemos acercarnos al paseo del Salón de Isabel II y salir por la plaza de la Luna. En la actualidad, el convento del Corpus Christi ocupa el solar de una antigua sinagoga del siglo XIII, de líneas estructurales semejantes a las de Santa María la Blanca de Toledo.

En la plaza del Socorro estuvo la sinagoga del Campo, erigida en 1456, impulsada por doña Elvira, esposa del rico converso Diego Arias. También se alzó en este lugar una de las tres carnicerías judías de la aljama. El camino que lleva desde la puerta de San Andrés hasta la necrópolis judía del Pinarillo, desciende hasta el río Clamores, y asciende hacia el valle que se encuentra justo enfrente. Según algunas fuentes, hubo judíos que se negaron a acatar el decreto de expulsión de 1492, y que se refugiaron en las cuevas del cementerio hebreo durante un tiempo. El arranque de la calle Juan II establece el límite occidental del barrio judío, y aquí se levantó otro de los arcos que delimitaron la aljama desde 1481.

 

En la confluencia de la antigua Calle Mayor (hoy Judería Vieja) con la plaza del Corpus estuvo la primera de las siete puertas que cerraban la aljama segoviana tras el decreto de los Reyes Católicos de 1480. Es cierto que en Segovia, la Pragmática de Catalina de Lancaster, regente de Castilla mientras duró la minoría de edad de su hijo Juan II, promulgada en 1412, no se cumplió con mayor rigor hasta 1481. Dicha norma obligaba a judíos y musulmanes a concentrarse en unos barrios delimitados y cercados dentro de las ciudades. A partir del encierro en el guetto, la población del barrio de la judería se multiplicó por cuatro, pues aquí vinieron a morar por la fuerza los judíos que estaban repartidos por el resto de la ciudad. Las casas de los judíos estaban revocadas con cal y ornamentadas frecuentemente con los famosos esgrafíados segovianos.

En una casa de la calle Judería Vieja se encuentra la casa-palacio de Abraham Senneor, juez mayor de las aljamas del reino de Castilla, y arrendador de las rentas reales, un hombre de la confianza de los Reyes Católicos. Precisamente estos monarcas fueron quienes apadrinaron el ostentoso bautizo en la fe cristiana de este poderoso personaje, que tuvo lugar el 15 de julio de 1492 en el monasterio de Guadalupe. Desde entonces tomó el nombre de Fernán Núñez Coronel. Su hija María Coronel fue la segunda esposa del líder comunero de Segovia, Juan Bravo.

En el nº 12 de la misma calle Judería Vieja, se halla el Centro Didáctico de la Judería, conocido también como Casa de Andrés Laguna, en memoria del célebre médico y humanista converso del siglo XVI, que habitó entre sus muros. Este caserón es símbolo de la pujanza y poder de los conversos segovianos que permanecieron en la ciudad tras el decreto de expulsión de 1492.

La confluencia de la calle Judería Nueva con la de la Almuzara señala el extremo noroeste de la aljama, donde se ubicó otro de los arcos que delimitaban la judería. En este lugar se levantó la Sinagoga Vieja, en la plaza de la Merced, frente a dos escuelas talmúdicas y a una de las tres carnicerías judías de la aljama. Sobre el solar de la antigua sinagoga, el converso Diego Arias levantó el Hospital de Peregrinos. El nombre de la calle de la Almuzara, que se interna en el corazón de la vieja judería segoviana, es posible que se refiera a un molino de aceite o almazara. O a un lugar de paseo extramuros, considerado por las gentes medievales una parte de la ciudad. A lo largo de la Historia, también se le ha dado otros significados. En el Diccionario latino-árabe de Leyden (siglo XII), tiene asignado el significado de “stadium”, “lugar de esparcimiento público en las afueras de la ciudad por el que se acostumbra a correr a caballo o a pasear a pie”. Sea como fuere, en esta calle se localizó otra “carnicería de judíos”.

El colegio de las Madres Jesuitinas ocupa el lugar de otra sinagoga, la denominada de los Ibañez de Segovia, conocida como Nueva Sinagoga Mayor. En los años 80 del siglo XX, durante una reforma encargada por las monjas, se encontró un “miqué” o baño ritual, que nos habla de la importancia que tuvo esta sinagoga en concreto para la comunidad judía segoviana. Y todavía hay constancia en las fuentes de una sinagoga más, emplazada en la calle de Escuderos, fuera del recinto que encerraba al colectivo hebreo, la Sinagoga de Burgos, que quedó fuera de uso tras la entrada en vigor del decreto de concentración de 1480. La existencia de esta sinagoga está relacionada con una comunidad judía procedente de Burgos, establecida en Segovia a raíz de su huida tras los “progroms” o matanzas de judíos de 1391.

Bibliografía, Créditos y menciones

Texto propiedad de Diego Salvador Conejo

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