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La Lonja de la Seda comenzó a construirse gracias a la iniciativa del Consell General de la Ciutat en 1483, alargándose los trabajos hasta 1548. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1996. Se ubica en el solar que había ocupado la antigua Lonja del Aceite (XIV) y recibe el nombre “de la Seda” porque era la industria más potente de la ciudad; aunque además se comercializaban otros productos.
Estamos ante un edificio perteneciente al gótico civil valenciano, que refleja la prosperidad que vivió la ciudad durante el siglo XV. La edificación se le encargó a Pere Compte (1483-1498), que ya había trabajado en la Catedral de Valencia, que siguió el modelo ya existente de la Lonja de Palma de Mallorca; fue ayudado por Juan Ibarra. La primera piedra se colocó en 1482, pero las obras no empezarían hasta un año más tarde, tal y como se lee en la inscripción del escudo que hay en uno de sus ángulos.
El edificio se divide en cuatro zonas: el jardín o Patio de los Naranjos, el Salón Columnario o Sala de Contratación, el torreón con tres plantas comunicadas por una escalera de caracol, y por último, el Pabellón del Consulado del Mar, antigua Casa de la Ciudad, de estilo renacentista.
Destaca la Sala de Contratación, con sus pilares y columnas exentas, ambos de fustes helicoidales, que lo dividen en tres naves longitudinales y cinco transversales, que se cubren con bóvedas de crucería. Aquí se colocó la Taula de Canvis, creada por Martín I, el Humano, en 1407, fundamental para las operaciones bancarias, que hoy día podemos ver en el Archivo Municipal de Valencia. En la parte superior hay un friso con una inscripción en latín, que recuerda a los mercaderes cuáles son sus obligaciones. Salimos de esta sala al patio por medio de puertas con arcos conopiales, para dirigirnos a la torre.
Desde la Sala de Contratación se puede acceder a la torre por medio de la citada escalera de caracol, mientras que desde el patio entraremos por la capilla, ubicada en la bese del torreón, está bajo la advocación de la Inmaculada Concepción. Las otras dos salas superiores, tenían la función de cárcel destinadas a los mercaderes morosos y a los ladrones de la seda.
Y adosada a la Lonja está el Consulado del Mar, donde los jueces o cónsules tomaban decisiones sobre los asuntos marítimos y mercantiles. Fue creada en el siglo XIII, así que les correspondió a Joan Corbera y a Domingo Urtiaga la labor de adosarla a la lonja y acondicionarla al estilo renacentista. Destaca la Cámara Dorada, cubierta con un artesonado policromado, llegamos a ella por medio de una gran escalera de piedra.
Destacar que todo el edificio está plagado de esculturas y relieves con motivos heráldicos, representaciones de los pecados, una figura de la Virgen María y gárgolas monstruosas.
