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El Real Monasterio de Santa Isabel está situado en Madrid, en una manzana próxima a la calle de Atocha, en la calle denominada igualmente Santa Isabel. El complejo está constituido por el convento, la iglesia y el colegio de Santa Isabel.
El convento tuvo su primer alojamiento en la calle del Príncipe, en las propiedades de una viuda rica de origen genovés, Prudencia Grillo, controvertido personaje de la época, con fama de ser mujer de carácter turbulento y aventurero, y a la que la Inquisición de Toledo incoó proceso de hechicería. Una vez libre de las garras de tan siniestra institución, y parece que escarmentada tras pasar trago tan amargo, fundó el convento de monjas agustinas recoletas de Santa Isabel, cuya primera sede estuvo situada en la C/Príncipe. En la nueva institución ingresó la dama y tres de sus criadas, supongo que para expiar pasados pecadillos.
Tras la muerte de Doña Prudencia, en 1610, la reina Margarita de Austria visitó el convento, y horrorizada ante el ruido e incomodidades que ocasionaba al retiro de las religiosas la cercanía del bullicioso Corral de comedias del Príncipe, decidió cambiar de lugar el cenobio. Así pues se entregó a la comunidad de Santa Isabel la finca y palacio de campo del secretario de Felipe II Antonio Pérez, edificio que todavía subsiste en parte en la actual clausura. El Convento pasó a ser patronato Real, y los monarcas españoles, los encargados de nombrar a los capellanes del centro.
Los conflictos entre las monjas y sus patronos son resueltos en época de Felipe IV, iniciándose la construcción de la iglesia. En 1640 se puso la primera piedra bajo la dirección de Juan Gómez de Mora y Lázaro Goiti. La iglesia fue reformada en 1732, incorporándose suntuosas tribunas. Fue saqueado por los franceses, no volviendo a ser ocupado por sus inquilinas hasta 1816.
En 1836 la comunidad logró no ser desamortizada. En 1863 ordena Isabel II que se encarguen del convento las religiosas escolapias hijas de María. En 1870, las Ordenanzas Municipales amenazaron de nuevo la integridad del edificio.
En 1936, después del triunfo en las elecciones del Frente Popular, las monjas tuvieron que abandonar el convento, estableciéndose en un piso de la calle del Ángel. Con el estallido de la Guerra Civil, el convento fue incendiado y muchas de sus obras de arte destruidas. Se reconstruyó en 1946, y desde el 7 de abril de 1995, el Monasterio de Santa Isabel está declarado Bien de interés cultural con categoría de monumento.
La iglesia es un edificio de planta sencilla. La nave consta de dos tramos de reducido tamaño y un gran crucero rematado por un presbiterio cuadrado. Las pilastras son de orden toscano arquitrabadas y los frisos de modillones doblados. La cúpula semiesférica que cubre el crucero se sustenta sobre pechinas trapezoidales, sustentadas a su vez cuatro pilares por muy amplios. En el tambor se abren ocho vanos con ornamentación barroca que iluminan el crucero.
En la clausura se conservan numerosas obras pictóricas de los siglos XVII y XVIII.
