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Tobera

Los Monumentos de Tobera pequeña localidad situada en un enclave de saltos de agua del desfiladero del río Molinar en la comarca de las Merindades, Burgos.

En la provincia de Burgos, la pequeña localidad de Tobera está situada en el partido judicial de Villarcayo, perteneciente al ayuntamiento de la ciudad de Frías, en la comarca de las Merindades, entre los saltos de agua acondicionados como agradable paseo del desfiladero del río Molinar. Este modesto río atraviesa los elevados montes de los Obarenes, creando una estrecha garganta de un alto valor paisajístico.

Descripción

En una curva de la carretera que se dirige a Tobera, nos encontramos ante nuestra sorpresa tres monumentos discretos pero enormemente interesantes. Para empezar, nos encontramos con la ermita de Santa María de la Hoz, pequeña construcción del siglo XIII, seguramente edificadas sobre los restos de algún templo anterior. El lugar donde está emplazada tiene una fuerza sobrecogedora que ha debido impulsar a los hombres desde tiempo inmemorial a emplazar aquí sus santuarios y a orar a sus divinidades.

La traza de la ermita es románica tardía, pues muestra algunos elementos góticos, como las ojivas ligeramente apuntadas de la portada. Los capitales de las columnas incluyen decoración románica fitomórfica. Los canecillos también son románicos, aunque los que coronan un ventanuco con arco son reproducciones más actuales, imitando el viejo estilo artístico medieval. Posiblemente sobre estos ventanucos se ubicó la residencia del ermitaño que habitaba aquí.

Esta ermita está documentada como hospedería para los peregrinos que descendía el Portillo de Busto, en busca del Camino Jacobeo principal, el conocido como Francés. Una sencilla nave única decorada con frescos compone el interior de la edificación. Una vez a la año, en julio, se abre la ermita para dar paso a la romería de “la Toberilla”.

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Junto a la ermita encontramos otro pequeño edificio, el altar de caminantes o humilladero del Santo Cristo de los Remedios, que data del siglo XVII y que protege una imagen del Crucificado, y una vitrina a sus pies con una serpiente tallada que recuerda una vieja leyenda. Los humilladeros son pequeñas edificaciones que se ubican en el borde de los caminos y que contienen alguna imagen en su interior realizada en piedra o madera, para que el caminante se acerque, rece sus oraciones y deje, si es posible, alguna que otra limosna. Suelen ser de gran simplicidad constructiva en cuanto a planta y alzado, y estar realizados en piedra, unos con cubiertas a dos aguas y acceso de balaustrada de madera a modo de portillera, otros precedidos por un porche con hastiales, a imagen de las típicas casonas solariegas. Los hay con tejados a cuatro aguas y bóvedas de crucería, pero no son los más usuales. El arco de medio punto es especialmente representado, sin que falte el aspecto de portalón de cubierta soportada por vigas travesaño, entre el muro y el muro lateral.

A escasos metros del santuario, un pequeño puente de fábrica típicamente medieval, ligeramente apuntado en su centro, salva el río Molinar, y posiblemente sustituye al viejo puente romano que sostenía sobre su tablero la calzada que unía Briviesca con Orduña y los puertos del norte.

El río Molinar movía en tiempos con los batanes o molinos que surgieron en sus riberas y que durante los siglos XVI y XVII surtieron de papel a las imprentas de la ciudad de Burgos.

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Bibliografía, Créditos y menciones

Texto y fotografías propiedad de Diego Salvador Conejo

Geolocalización:

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