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La iglesia de Sant Vicenç de Mallà, está situada en la sobre una colina en la población de Mallà en la comarca Barcelonesa de Osona.
La iglesia, de estilo románico, está documentada en el año 1052, años después recibió una donación importante para su reconstrucción. El obispo de Vic, Ramón Xetmar, consagró un altar a Santa María en 1191.
En el siglo XIV fue transformada, abriendo los muros laterales unas capillas dedicadas a Sant Pere, Sant Feliu y Sant Joan.
A principios del siglo XX se cambió la orientación de la iglesia, se colocó una puerta en el lugar en que se encontraba el ábside principal.
En una restauración hecha por la Diputación de Barcelona en los años 1983-1984, se intentó recuperar el aspecto que tenía antes del cambio de la orientación.
La iglesia presenta planta basilical con tres naves paralelas sin transepto, más ancha la central que las laterales. Están cubiertas con bóveda de cañón la central y la meridional, mientras que la del norte tiene en su primer tramo una bóveda de arista. Las naves tienen en su cabecera tres ábsides semicirculares, el central fue reconstruido en 1983, siendo esto muy evidente a primera vista por la diferencia de materiales empleados.
En el exterior se aprecian las decoraciones lombardas en las absidiolas, con arcuaciones ciegas divididas por lesenas.
El campanario es de torre, de planta cuadrangular y con cuatro pisos. En el tercer piso tiene ventanas de medio punto y en el cuarto son germinadas, Esta decorado con dientes de sierra y arcuaciones ciegas en su parte superior.
La puerta actual es una reconstrucción hecha en el mismo momento que la del ábside central, la cual también es muy evidente a primera vista.
La antigua puerta es de dos arquivoltas, sostenidas por cuatro columnas y decorada con relieves esculpidos de motivos vegetales entrelazados con pájaros picoteando las hojas. Con capiteles también labrados, esta atribuida al taller de Vic-Ripoll.
En el Museo Episcopal de Vic (MEV) se conserva esta puerta junto con dos fragmentos de pintura mural de la absidiola representando un Pantocrátor y la imagen de un santo. También se conserva un soporte de ara de altar, encontrado durante la última restauración.
En el exterior del templo en el suelo junto a los ábsides se encuentran unas lápidas con inscripciones.
