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Viaducto de los Quince Ojos

El Viaducto de los Quince Ojos, también conocido como el Viaducto de Cantarranas fue edificado entre 1929-1933 por el ingeniero de caminos español Eduardo Torroja.

El Viaducto de los Quince Ojos también conocido como Viaducto de Cantarranas fue construido entre los años 1929 y 1933 por el ingeniero de caminos español Eduardo Torroja, dentro del proyecto de urbanización de la Ciudad Universitaria, para soportar el tránsito de la carretera de La Coruña, actual A-6, en su entrada-salida a la ciudad, a su paso por el arroyo de Cantarranas. Este acceso cuando se construyo se denominaba Vía de Alfonso XIII.

Eduardo Torroja también es autor del viaducto del Aire  ubicado igualmente en la Ciudad Universitaria. El viaducto en sus orígenes tenía una altura máxima de 130 metros por 35 de anchura y estaba compuesto por quince arcos, causa de su nombre. En los años sesenta se procedió al relleno del arroyo de Cantarranas lo que modifico considerablemente su altura actual. Hoy en día sigue cumpliendo su función original de soportar el trafico de la carretera, pero todos sus arcos están tapados cumpliendo funciones de almacén a excepción de dos que permiten el paso de vehículos en su lado más próximo a la Casa de Velázquez. De los arcos restantes, actualmente almacenes, tres están ocupados por la Universidad Complutense de Madrid, nueve por el  Ministerio de Fomento y el último por el Ayuntamiento de Madrid.

Durante la Batalla de la Ciudad Universitaria en la Guerra Civil Española tuvo un papel determinante, al encontrarse justo en el frente de la batalla, entre las fuerzas nacionales de Asensio y las republicanas de Ortega. Todavía en  la actualidad son visibles los impactos de proyectiles en sus muros.

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El viaducto era uno de los caminos posibles para acceder hacia la facultad de medicina donde se encontraban  las fuerzas de defensa republicanas.  Al final de la guerra se encontraban en su interior tres autobuses de transporte público de dos plantas, que posiblemente fuesen usados para trasladar parte de las tropas leales a la republica al comienzo de la batalla y fueron colocados en el interior del viaducto para protegerlos de los posibles ataques de la aviación, quedando inmovilizados durante el resto de la guerra. También en el interior del viaducto, se encontraban dos cadáveres en estado de descomposición ya que al ser primera línea del frente, ningún bando pudo retirarlos hasta el final de la contienda. Estas dos imágenes las podemos observar gracias a las fotografías tomadas por el reportero francés Albert Louis Deschamps cuando las tropas nacionales entran en Madrid a finales de marzo de 1939.

El entorno es poco conocido pero se accede fácilmente desde la calle lateral de la Facultad de Periodismo.

Dentro del las visitas guiadas a Madrid organizadas por Rutas con Historia tenemos una que nos enseña como fue el frente de la Ciudad Universitaria.

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