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¡Instala rutas con historia!
Los orígenes de la Casa de Velázquez se remontan a comienzos del siglo XX.
Cuando el Rey Alfonso XIII escogió personalmente, el terreno donde se construiría, dentro de lo que más tarde iba a convertirse en la Ciudad Universitaria, un terreno de 20.000 m2 que sería cedido a Francia en usufructo, a condición de que se construyese una residencia para jóvenes artistas y jóvenes investigadores. Se trata de una institución pública francesa que ha acogido a varias generaciones de artistas e investigadores.
Según la leyenda, este lugar era el preferido del pintor Diego Velázquez para instalar su caballete y disfrutar de los paisajes de la Sierra de Guadarrama, motivo por el cual el palacio toma su nombre.
Los primeros edificios fueron inaugurados en 1928 y el conjunto fue terminado en 1935.
Resultó destruida en gran parte durante la Guerra Civil española al encontrarse en primera línea del frente durante la batalla de Madrid. Como se puede apreciar en las fotografías. Siendo reconstruida posteriormente y se volvió a inaugurar en su forma actual en 1959. En la reconstrucción se mantuvieron las escaleras de acceso en las cuales se puede apreciar impactos reparados de bala y de proyectiles. La parte trasera del edificio sufrió menos impactos que la delantera y se salvó parte del patio durante su reconstrucción, en el cual podemos apreciar gran numero de impactos de todo tipo. Aparte incluimos algunas fotos de los detalles del edificio como un gato o un caracol.
La estatua de Velázquez montando a caballo resultó seriamente dañada, como se puede apreciar en la fotografía tomada por el reportero francés Albert Louis Deschamps cuando las tropas nacionales entran en Madrid a finales de marzo de 1939. La que podemos observar en la actualidad es una copia del original ya que se conservaban los moldes y se rehízo de nuevo.
Batalla de la Ciudad Universitaria.
Al principio de la batalla se instala en la Casa de Velázquez el Batallón Dombrowski una compañía polaca de las brigadas internacionales englobada dentro de la XI Brigada.
El batallón se enfrenta a la columna de Asensio el día 16 de noviembre que intentan penetrar en la ciudad después de haber cruzado el río Manzanares. Tras un intenso combate en la Casa de Velázquez, sus defensores quedan prácticamente aniquilados como relata Julián Zugazagoitia en su libro Guerra y vicisitudes de los españoles.
"En la Casa de Velázquez, se había instalado una compañía de internacionales polacos. Su jefe recibió, cuando más recia era la arremetida de los rebeldes, una orden de Kleber: "Resista. K". Sus hombres iban cayendo muertos o heridos. El fuego les entraba por la derecha y por la izquierda. Los fusileros que les quedaban seguían disparando sin preguntar nada, sin apartar los ojos del adversario. El capitán diría, el capitán sabría. El capitán, tieso ante una ventana, hacía fuego con su fusil. Era, entre todos, el único que no preservaba su cuerpo. Y como si estuviera defendido por un poder sobrenatural, las balas lo respetaban. Los heridos le miraban con ojos incrédulos, conteniendo los lamentos, dejándose desangrar. Después de cinco horas, llegó el relevo. De la compañía sólo quedaban en pie seis hombres y el capitán”
Durante la batalla la lucha en cada edificio de la Ciudad Universitaria resulta ser un sangriento combate, donde se combate planta a planta y habitación por habitación.
El día 21 de noviembre se produce el cese del avance de los nacionales y ese día la Casa de Velázquez es incendiada y el Clínico es retomado de nuevo, quedando fijadas las posiciones ya no se producirán modificaciones significativas del frente.
El día 22 las tres cuartas partes de la Ciudad Universitaria se encontraba en poder de las fuerzas atacantes, entre ellas la Casa de Velázquez. La cual soporta los asaltos más relevantes por parte de las fuerzas leales a la Republica.
Quedando el frente más o menos estable hasta el final de la guerra.
Dentro del las visitas guiadas a Madrid organizadas por Rutas con Historia tenemos una que nos enseña como fue el frente de la Ciudad Universitaria.
