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Fernando VII

Fernando VII 14/10/1784 - 29/9/1833 hijo de Carlos IV y de María Luisa de Parma, rey de España, también conocido como el Deseado, el Felón o el Narizotas.

Fernando VII, el Deseado, el Felón o el Narizotas

Fernando VII nace en El Escorial el 14/10/1784 fallece en Madrid 29/9/1833  hijo de Carlos IV y de María Luisa de Parma.

Rey de España durante dos periodos uno muy breve en el año 1808 y  entre 1814-1833.

Cuando su padre accede al  Trono como Carlos IV, en 1788, Fernando era reconocido como príncipe de Asturias por las Cortes.

Se casó en 1802 con María Antonia de Nápoles y  la princesa fallece en 1806.

Entre 1806 y 1808 dirigió sin éxito la Conspiración de El Escorial contra Godoy. Influenciado por el canónigo Escoiquiz, que  fue durante varios años su preceptor. Al ser descubiertos y juzgados el príncipe denunció a todos sus colaboradores y pidió perdón a sus padres.

Recibió la corona al abdicar su padre tras el Motín de Aranjuez, el 19 de marzo de 1808. Después de que  los partidarios de Fernando, asaltar el palacio de Aranjuez y Carlos IV consiguiera sobrevivir al mismo, fue obligado a abdicar en favor de su hijo. En el lamentable episodio en el que un rey era desplazado del trono por las maquinaciones de su propio hijo con la colaboración de una revuelta popular.

Su primer reinado finalizó el 6 de mayo de 1808, porque  Napoleón Bonaparte le convocó en Bayona, donde estaba Carlos IV exiliado, para que renunciase a la Corona española, episodio conocido por las abdicaciones de Bayona. Napoleón nombró rey de España a su hermano José, que reinaría en España como José I.

Napoleón convocó en Bayona una asamblea de notables españoles. Aunque la asamblea fue un fracaso para Napoleón (sólo acudieron 75 de los 150 notables previstos), en nueve sesiones debatieron el proyecto preparado por éste y, con escasas rectificaciones, aprobaron en julio de 1808 la Constitución de Bayona la primera de España.

Mientras se libraba la Guerra de la independencia y en Cádiz se establecía un Régimen constitucional que reconocía como único rey a Fernando VII, Fernando quedo recluido en el castillo francés de Valençay.

Durante este periodo debemos destacar alguna de las notas enviadas a Napoleón por parte del que sería de nuevo rey de España en las que firma como "el más humilde súbdito de su majestad Imperial y Real, cuya augusta frente corona la Providencia" y llega a solicitar la mano de una sobrina, primogénita de José I "para quitarle a un pueblo ciego y furioso el pretexto de continuar cubriendo de sangre la patria".

Las derrotas sufridas durante la Guerra de Independencia  provocan que el 11 de diciembre de 1813, se firme el tratado de Valençay por el cual Napoleón reconocía a Fernando VII como rey de España. Regresó a España en 1814. Un grupo de diputados absolutistas le presentó el denominado Manifiesto de los Persas, en el que le aconsejaban la restauración del sistema absolutista y la derogación de la Constitución elaborada en las Cortes de Cádiz de 1812. El 4 de mayo de 1814 redactó un decreto por el que anulaba todos los actos de las cortes realizados en su ausencia, volviendo a un régimen absolutista. Fernando llevó personalmente la gestión de su gobierno, incluyendo la depuración de afrancesados y liberales.

Tras las batallas americanas de Chacabuco (1817), Maipú (1818) y Boyacá (1819) los independentistas Bolívar y San Martín consiguieron la emancipación de las colonias.

Los movimientos liberales realizaron varios levantamientos: Mina (1814), Porlier (1815), la conspiración del triángulo (1816), Lacy (1817), Vidal (1819), hasta el finalmente triunfante coronel Rafael del Riego en Cabezas de San Juan (1820).

El pronunciamiento liberal del coronel Riego obliga el 7 de marzo de 1820 a Fernando VII a jurar la Constitución de 1812, lo que ponía en marcha el llamado Trienio Liberal o Constitucional (1820-1823) donde se continuó la obra reformista iniciada en 1810: abolición de los privilegios de clase, señoríos, mayorazgos y la Inquisición, se preparó el Código Penal y volvió a estar vigente la Constitución de 1812.

No obstante la oposición intransigente de los absolutistas, la regencia de Urgel, forzaron a Fernando VII a solicitar ayuda a las potencias de la Santa Alianza,  constituida por los tronos de Rusia, Austria, Prusia y Francia. De esta forma en abril de 1823 entra en España el ejército de los Cien Mil Hijos de San Luis, al mando de Luis Antonio de Borbón, duque de Angulema, a los que se sumaron tropas realistas españolas. Los franceses llegan a la Bahía de Cádiz y comienza un asedio que recuerda el ocurrido durante la Guerra de la Independencia cuando Cádiz se convirtió también en el último bastión de la España libre, tras la toma de la misma por los franceses, liberan al rey y le restituyen todos sus poderes iniciándose la década ominosa (1823-1833).

Después de que la familia real abandonara la ciudad los realistas arremeten contra los liberales en el famoso 23 de junio, día de San Antonio, en el que asaltan la Sociedad Patriótica de Sevilla y el Café del Turco, lugar de reunión de los liberales y se incendian bibliotecas.

Durante el viaje de regreso a Madrid se dice que parte del pueblo grita al paso del carruaje de Fernando VII ¡Vivan las cadenas! en alusión al regreso del régimen absolutista.

 La última etapa del reinado de Fernando VII fue de nuevo absolutista. Se suprimió nuevamente la Constitución de 1812 y se restablecieron las instituciones existentes en enero de 1820, salvo la Inquisición.

La represión fue muy rigurosa, la mayor parte de los elementos liberales emigraron y la presión de las potencias europeas provocó el decreto de amnistía del 1 de mayo de 1824.

Por el lado liberal abundaron también las conspiraciones: la conspiración de los emigrados, dirigida por Mina (1824), el desembarco de los hermanos Bazán en Guardamar (1826), la expedición de Mina (1830) y la de Torrijos (1831), todas fallidas.

En esta larga etapa se consolidaría el absolutismo como fórmula de gobierno al tiempo que la mayoría de las colonias americanas conseguían su independencia.

Los años finales del reinado se centraron en la cuestión sucesoria: a pesar de haber contraído matrimonio en cuatro ocasiones, María Antonia de Nápoles (1802-1806), Isabel de Portugal (1816-1818), María Josefa Amalia de Sajonia (1819-1829)  María Cristina de Borbón-Nápoles (1829) sólo su última mujer le dio descendientes, dos niñas. Isabel,  María Luisa Fernanda. Para posibilitar el acceso al trono de sus hijas, derogó la ley sálica en 1830. Aunque realmente fue derogada por las cortes en 1789, aprobando una Pragmática Sanción, pero no fue publicada hasta 1830, cuando el Rey, en su cuarto matrimonio, con María Cristina de Borbón, esperaba un sucesor. Poco después, nació la princesa Isabel.

Un grupo de absolutistas, apoyados por la Santa Alianza, negó la legalidad de la Pragmática e intentaron en los sucesos de la Granja de 1832, la sucesión en favor de Carlos María Isidro, hermano menor de Fernando VII. Aprovechando una grave enfermedad de Fernando VII, consiguieron que este firmara un Decreto derogatorio de la Pragmática.

Repuesto el rey, el gobierno de Francisco Cea Bermúdez, repuso la Pragmática, solucionada la sucesión en favor de su hija Isabel II y con ello el régimen liberal se estableció definitivamente en España.

El 3 de octubre de 1833, ya muerto el rey Fernando VII y en vísperas de su entierro, tiene lugar el primer levantamiento carlista.