background-theme

General Miaja

General Miaja máximo responsable de la defensa de Madrid. Obtuvo por esta acción la placa laureada de Madrid. Es uno de los militares republicanos con más poder.

 El General José Miaja Menat para muchos un héroe de la Guerra Civil Española, para otros un militar que cumplió con su deber, para algunos un traidor a la republica y para sus enemigos un molesto contrincante. Pero sin duda para todos, el personaje clave que evito la caída de Madrid en noviembre de 1936. La defensa de la ciudad no la hizo solo el general Miaja, pero a él cabe la gloria de haberla dirigido con clarividencia y serenidad. Obtuvo por esta acción la placa laureada de Madrid.

Nació en Oviedo el 20 de abril de 1878 y falleció en México D.F. el 14 de enero de 1958.

Ingresó en la Academia de Infantería de Toledo en el año 1896 regresando a su tierra natal con el grado de 2º teniente. En Asturias está por un breve periodo de tiempo ya que solicita irse voluntario a Marruecos en el año 1900 con 22 años de edad. Durante de la guerra de Marruecos destacó en diferentes acciones  obteniendo el grado de comandante de Infantería por meritos de guerra, durante este periodo sobresalió como estudioso de la lengua árabe.

Fue ascendido a general en agosto de 1932, se le confirió el mando de la 2ª Brigada de Infantería de la Primera División Orgánica, acuartelada en Badajoz. Posteriormente, en 1932, el gobierno presidido por  Martinez Barrio le otorga el mando de la 1ª Brigada de Infantería de la Primera División Orgánica, de guarnición en Madrid.

Cuando Gil Robles le pide un informe sobre los mandos militares sospechosos de confabular con la Revolución de Asturias de 1934, Miaja le contesta con otro, que denuncia el peligro que representan generales supuestamente antirrepublicanos como Mola, Franco, Goded y Fanjul.  Lo que supone en 1935 ser enviado a Lérida uno de los destinos alejados de la capital, que se solían dar a militares que no gozaban de la plena confianza del gobierno.

En el año 1936 al formar gobierno Manuel Azaña designa  Ministro de la Guerra al general Masquelet pero al estar enfermo llamó a Miaja para hacerse cargo del ministerio de forma temporal. Posteriormente regresa a su brigada y ocupa también la jefatura de la Primera División Orgánica por enfermedad de su titular Virgilio Cabanellas.

Miaja no parece definirse políticamente en estos años, aunque hay quien afirma que pudo pertenecer a la UME, Unión Militar Española; algunos dicen que esto es un rumor creado en los primeros meses de la guerra civil para desacreditarle, y su sobrino y yerno, además de secretario personal, Fernando Rodríguez Miaja, desmiente esa acusación en una entrevista concedida al periódico El País:

Si lo hubiera sido no le hubieran detenido con toda su familia los franquistas en Melilla el 17 de julio de 1936. Mi esposa, Pepita, que acaba de fallecer hace poco, cumplió sus quince años en la cárcel, junto a su padre, destinado entonces en aquella ciudad. Poco antes, cuando Franco fue nombrado Jefe de Estado Mayor, envió a Miaja desterrado a Lérida.

Al estallar la guerra civil, el general se halla en Madrid, encargado de la 1ª Brigada de Infantería de la Primera División Orgánica; varios de sus subordinados están involucrados en el alzamiento militar, y, al parecer, él mismo parece dudar, pues su familia se hallaba en la zona sublevada. Pero finalmente reafirma sus votos de lealtad al gobierno legítimamente elegido por el pueblo. Designado ministro de la guerra por el gabinete de Martínez Barrios, es su titular por espacio de ocho horas, y rechazaría el mismo ofrecimiento por el nuevo Gobierno de Giral, al parecer por considerar que se trataba de un equipo débil y decaído.

El general durante el periodo que es ministro de la guerra, toma la iniciativa de llamar a su ex compañero  Mola, que se encuentra en Navarra y preguntarle:

“¿Cómo se ha declarado ahí el estado de guerra sin haberlo ordenado este ministerio? Contestando el general Mola “Las circunstancias especiales aquí imperantes, Sr. Ministro” a lo que Miaja le contesta “En una palabra, acabemos pronto: ¿Está usted sublevado? Y ante la respuesta afirmativa de Mola le dice “Aténgase a las consecuencias” y corta la comunicación.

El 25 de julio de 1936 es nombrado Jefe de Operaciones del Sur, partiendo el 28 del mismo mes de Albacete al mando de una fuerza de unos 5000 hombres con la que llega a las puertas de Córdoba, pero vacila y su indecisión le hace perder un tiempo que da lugar a la actuación de la aviación de los sublevados, sufriendo una gran derrota el día 22 de agosto.

Tras el fracaso es trasladado a Valencia donde toma el mando de la Tercera División Orgánica y mantiene constantes enfrentamientos con los comités revolucionarios de partidos y sindicatos. El 28 de octubre de 1936, el Gobierno le devuelve la Capitanía General de Madrid. El 6 de noviembre  al evacuar el gobierno la capital ante la inminente llegada de las tropas franquistas, fue nombrado presidente de la Junta de Defensa de Madrid. Recibiendo él y el general Sebastián Pozas, jefe del Ejército del Centro, un sobre cada uno con la orden ser abiertos a las seis de la mañana del día siguiente y además se da la extraña circunstancia de que las ordenes que contienen los sobres están intercambiadas.  El general Miaja no espera hasta las seis de la mañana, abriendo el sobre inmediatamente y se pone a trabajar sobre la planificación de la defensa de Madrid. El general nombra al teniente coronel Vicente Rojo jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa.

El 9 de noviembre llegan las Brigadas Internacionales y la columna Durruti, como refuerzo de las tropas de la ciudad, ayudando en la defensa de la ciudad y desempeñando un papel muy importante durante la batalla. Buenaventura Durruti muere el 20 de noviembre como consecuencia de un disparo recibido en la Ciudad Universitaria

El general Miaja Junto al teniente coronel Vicente Rojo, consiguen detener a las tropas de Franco en la batalla de la Ciudad Universitaria, alcanzando una gran popularidad.

También tuvo que ver en el éxito de la defensa de Madrid el hallazgo de un plan de batalla en un carro de combate del ejército franquista en el la Casa de Campo,  con ellos, el general Miaja tuvo que decidir si se trataba de una estratagema de intoxicación o de un verdadero plan de combate. Miaja optó por creerlo verdadero y acertó. Pero la defensa de Madrid recayó también en los milicianos que vertebraron una resistencia heroica.

Recogemos parte del texto de Julián Zugazagoitia en “Guerra y vicisitudes de los españoles”, en el que describe un episodio en el que el general Miaja logra restablecer el frente durante la Batalla de Madrid a mediados del mes de noviembre, en las cercanías de la Carcel Modelo.

Vemos un grupo de soldados que retrocede, abandona sus posiciones y algunos de ellos huyen sin recato de la zona del ataque faccioso Ahora Miaja, que momentos antes se ha caído en el cráter de una bomba y lleva el uniforme sucio y mojado, se planta ante ellos, pistola en mano y vive el que sin duda es su momento más dramático pero también más glorioso durante la batalla de Madrid. “¡Atrás, cobardes!" - les grita -"¡A vuestros puestos! Al que dé un paso hacia la ciudad lo mato. ¡Atrás!".

Algunos no le han reconocido, pero otros sí. Temo por su vida, porque los nervios de de los que huyen les hagan cometer una locura contra su jefe. Instintivamente, todos desenfundamos nuestras pistolas y nos aprestamos a usarlas si llega el momento. Yo sólo tengo la pequeña Astra del nueve corto, buena para defenderse de cerca pero poco más.

“¡Cobardes! ¡Cobardes!” – vuelve a gritar Miaja – “¡A morir a vuestra trinchera! ¡A morir conmigo! ¡Con el general Miaja!”

Ahora sí que le reconocen. Es su general, y está en primera línea. Se detienen, avergonzados e impresionados por lo que están viendo. La casualidad ha querido que, en un momento de grave debilidad de la tropa ante el enemigo, su general haya estado allí, pistola en mano como uno más de ellos. Los soldados se rehacen en su moral de combate y van volviendo a sus posiciones. Rojo, en su papel, casi conmina a Miaja para que abandone el lugar y vuelva a la dirección de la defensa, el lugar en el que tiene que estar ahora. Ha sido, sin duda, el héroe del día pero quedan muchas batallas por librar. ¡Viva Miaja!.

Fue nombrado Comandante del Ejército del Centro en febrero de 1937 dirigió las batallas de Guadalajara y Brunete, siendo uno de los militares republicanos con más poder durante la contienda.

Intento de secuestro del  General Miaja

Durante el mes de mayo de 1938 ocho integrantes de la escolta personal del General Miaja fueron detenidos cuando preparaban su secuestro y posterior entrega a las autoridades nacionales.  Desbaratando de esta forma el plan que consistía en actuar durante una de las ocasiones que el general se desplazara al frente de Guadalajara, con el fin de animar a las tropas y ver insitu el estado de las tropas, los secuestradores atravesarían con el vehículo del General las líneas enemigas, incluido los motoristas que daban escolta al coche de Miaja que también estarían implicados. Los nacionales estarían avisados del día y la hora del plan de tal forma que no realizarían disparos sobre la comitiva.

Al final de la guerra el general Miaja no dudó en secundar el golpe de estado del Coronel Casado en marzo de 1939, presidiendo el Consejo Nacional de Defensa, al ser la máxima autoridad militar.  El golpe desplazó por la fuerza al gobierno de Negrín del poder republicano, sin conseguir la "paz honrosa" que perseguían con el ejército de Franco.

El 26 de marzo de 1939 se exilió embarcando en Gandía en un barco británico que le llevó a Argelia, después a Francia y finalmente a México donde murió el 14 de enero de 1958 a la edad de setenta y nueve años.

miaja.jpg miaja.jpg