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Pues sí. “Japón Sevilla” son los apellidos de un árbitro de fútbol español de primera división que ejerció su ministerio a caballo de los años 90 del siglo XX y los primeros del XXI. Pero es que estos apellidos tienen su razón de ser. Porque Japón estuvo en Sevilla a comienzos del siglo XVII.
En 1614, llegó a Sevilla una misión que envió Daté Masamune, señor de Woshun; después, se trasladó a Madrid y, luego, a Roma. Antes de visitar a Felipe III, tenían que resolver negocios relacionados con las Indias Occidentales en la Casa de la Contratación y el Consejo de Indias de Sevilla.
La expedición partió de Sendai, al norte de la mayor isla del archipiélago japonés, en primer lugar con destino a México para después, hacer escala en el rico puerto fluvial del Guadalquivir en Coria, antes de salir hacia Italia. De este modo, los japoneses pretendían conocer la ruta a Nueva España como posible ruta comercial.
El daimyo Daté Masamune envió a su embajador, el samurai Hasekura Rocuyemon (o Tsunenaga), acompañado por el franciscano fray Luis Sotelo, quienes, en Sevilla, entregaron una carta y un par de regalos que han desaparecido. Se dice una y otra vez en las fuentes que "Felipe III recibió la carta de Masamune, hoy perdida, y otros regalos japoneses". En dicha carta, escrita en japonés, se vienen a pedir misioneros franciscanos al rey de España para evangelizar los dominios de Masamune, quien ha juzgado como santas y buenas la Ley de Dios. Otra carta iba dirigida al Duque de Lerma.
Las cartas son un curioso testimonio de tempranas y remotas relaciones. Parece que poco fruto se sacó de tanto caminar y, al parecer, en Coria del Río se quedó parte del séquito de Hasekura Rocuyemon. De esos hombres procede el apellido Japón que aún perdura por tierras andaluzas. No deja de ser prodigioso que, a más de tres siglos y medio de la embajada, los descendientes de aquellos japoneses tercamente se mantengan en Coria del Río. Las primeras noticias en torno al legado que esta comunidad dejó en este municipio aparecieron a mediados del Siglo XVII en el registro bautismal de la Parroquia de Santa María de la Estrella, donde se encontró la partida bautismal de un niño que llevaba el apellido Japón, hijo de uno de los japoneses de la expedición de Hasekura. En la actualidad son más de 600 los corianos y corianas que poseen este apellido.
Tras ser recibida por el Rey y el Papa, la embajada japonesa partió de Sevilla en 1620, con la excepción reseñada de los que quedaron en Coria.