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El territorio de Ifni está en la misma latitud que las Islas Canarias, y se extendía en forma rectangular de Norte a Sur unos 70 kilómetros y de Oeste a Este otros 25 kilómetros. Es un terreno montañoso, semejante al Rif del norte de Marruecos, donde las estribaciones del Gran Atlas se hunden en el océano Atlántico.
En abril de 1956 España había concedido la independencia a la parte de Marruecos que caía bajo su protectorado, en la costa mediterránea. España había creado en Ifni una ciudad fuertemente defendida y repleta de zocos en su interior, Sidi Ifni. En 1957 la ciudad semejaba una pequeña Melilla. Ya por entonces comenzaron a proliferar en el territorio grupos favorables a un levantamiento contra la potencia colonial española y alentados por Marruecos.
Desde el año de la independencia marroquí se habían detectado rumores en los zocos donde se localizaron concentraciones, incidentes y hasta ametrallamientos nocturnos de los puestos fronterizos. Sonaban tambores de guerra, pero España, todavía maltrecha, no podía sostener sola una guerra larga y a la postre cara en un territorio tan alejado de sus bases peninsulares. Ifni Estaba próxima al Sahara español, sí, donde tampoco estaban como para tirar cohetes. Si bien la negociación parecía la solución más adecuada, no hubo tiempo para ello.
El Gobernador de Ifni, intuyendo la que se avecinaba, solicitó el aumento de guarnición, de la que comenzaban a desertar los marroquíes que la componían en parte, llevándose consigo el armamento y la munición. Los insurrectos tenían pensado pasar a cuchillo a la población española de la ciudad de Sidi Ifni, contando con rebeldes dentro de la plaza, pero fracasaron en su empeño, puesto que sin lugar a dudas los defensores de la ciudad fueron avisados.
Además los insurrectos, desde Goulimín, al sureste de la frontera de Ifni, fracasaron en el asalto a Sidi Ifni la noche del 22-23 de noviembre de 1957. El cerco de Sidi Ifni había comenzado. Dos banderas más de la Legión llegaron a las posesiones españolas antes del comienzo de las hostilidades (la Sexta Bandera llega a Ifni, en tanto que la Segunda se unió a la Cuarta y la Decimotercera en el Sahara español). También se desplazaron a Ifni una bandera paracaidista y un regimiento de infantería.
Aunque la incursión marroquí contra Sidi Ifni fue rechazada, los puestos avanzados cercados fueron abandonados o perdidos ante el ataque enemigo, en tanto que Tiliuin, Telata y Tagragra permanecieron bajo estrecho asedio. Pasada la sorpresa inicial, los españoles se repusieron, aunque la guerra duraría varios meses, pero ya sin ninguna posibilidad de victoria final...para ninguno de los dos bandos.
Cuando a Franco le comunicaron que los guerrilleros del Ejército de Liberación Saharaui (miembros del partido nacionalista marroquí Istiqlal, respaldado por el sultán Mohamed V y dirigido desde la sombra por el príncipe Muley Hassan, futuro Hassan II), habían lanzado un ataque general contra Ifni, ordenó al almirante Carrero Blanco, ministro de la Presidencia, evitar a toda costa un baño de sangre que provocara la guerra con Marruecos, pues de ningún modo podía permitírsela. No había medios para ello.
Los defensores españoles al comienzo del conflicto no debían llegar a 2000 efectivos, y su penuria de medios era escandalosa. Los transportes de la Bandera Paracaidista se reducían a dos jeeps, dos camiones Ford y una ambulancia. Los soldados utilizaban viejos rifles Mauser. Para los escasos ejercicios de tiro recibían sólo diez balas y al terminar debían entregar los casquillos o devolver los proyectiles sobrantes. Los aviones eran anticuados Junker y Heinkel, letales para sus usuarios. Los "soldados hacen toda clase de servicios e instrucción en alpargatas", según el informe del jefe de la II Bandera Paracaidista.
Desde la Península fueron llegando, una vez rotas las hostilidades, combatientes, armamento y material hasta llegar a un contingente de 10.000 hombres, entre ellos las principales fuerzas de elite del ejército español, la Legión y los Paracaidistas de los Ejércitos del Aire y de Tierra, pero también soldados de reemplazo. Mientras llegaban los refuerzos, la I Bandera paracaidista del Ejército de Tierra recibía su bautismo de fuego en las operaciones de ataque a los puestos del interior que habían caído en manos de los marroquíes, y trataban de crear una malla infranqueable alrededor de la capital del territorio.
La liberación de Telata de Isbuía y de los otros puestos sitiados costó decenas de vidas. La mayoría de los muertos eran jóvenes soldados de reemplazo, cuyo sacrificio fue infructuoso. Franco había llegado a la conclusión de que aquellos fortines eran indefendibles, y en su obsesión por evitar la guerra con Marruecos prohibió su recuperación y ordenó que fuesen dinamitados. Las tropas se retiraron a Sidi Ifni y dejaron el resto del territorio en manos de Marruecos. Aquello olía al desastre de Annual de 1921, que afortunadamente, no se repitió en este caso.
En enero de 1958, Marruecos redobló su interés por la campaña del Ejército de Liberación Saharaui contra España, reorganizando dichas unidades militares, bandas incontroladas, como las llamaban desde el lado español. Mientras tanto, la Novena Bandera de la Legión es enviada al Sahara español a reforzar las tropas allí estacionadas. El 12 de enero, una columna del Ejército de Liberación atacó a la guarnición española en El Aaiún. Pero aquí las tropas españolas estaban mejor organizadas y disponían de mayor número de pertrechos, con lo que rechazaron el ataque. La columna marroquí rechazada centró sus esfuerzos en el sudeste de la colonia, pero en la batalla de Edchera, al día siguiente, volvieron a ser derrotados por la XIII Bandera de la Legión.
En febrero de 1958, tropas franco-españolas lanzaron una importante ofensiva que desmanteló al Ejército de Liberación Saharaui. Los primeros reductos en caer fueron las fortalezas montañosas marroquíes entre Tan-Tan y Saguia el Hamra. El 10 de febrero, la Legión expulsó a los marroquíes de Edchera y ocuparon a continuación Tafurdat y Smara. El ejército español, avanzando desde El Aioún y desde Villa Cisneros, conjuntamente con los franceses, que atacaron desde Fort Gouraud, destruyeron las concentraciones del Ejército de Liberación Saharaui entre Bir Nazaran y Ausert. Como en Alhucemas, españoles y franceses volvían a colaborar.
El 21 de abril de 1958 se dieron por terminadas las operaciones. España continuó ocupando una pequeña parte del territorio abandonando definitivamente todos los puestos y zocos del interior a Marruecos. No hubo ni vencedores ni vencidos. En el bando español hubo más de 800 heridos, desaparecidos y muertos.
España mantuvo la posesión de Ifni hasta 1969, hasta la entrada en vigor resolución 2072 de las Naciones Unidas de 1965 en la que instaba a la descolonización de Ifni y el Sáhara Occidental. Sin embargo, el control español sobre el Sahara Occidental duró hasta que, de acuerdo con Marruecos, se firmaron los Acuerdos de Madrid de 1975, entre España, Marruecos y Mauritania. Era el origen de un conflicto que a día de hoy (septiembre de 2012) sigue sin concluir.
Juan Conejo López, paracaidista en casa