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3. LA GUERRILLA
La guerrilla en la guerra de España nace como fruto de la incapacidad del ejército español, al ser derrotado en continuas batallas contra los franceses, en los desastres de 1808-1810. Exceptuando la gran victoria en la Batalla de Bailén. Con la ruptura del dispositivo de defensa tras las campañas militares de 1809 obligaron a la población española a combatir de la única forma posible; la guerrilla. La Guerrilla fue por lo tanto una alternativa a las batallas a campo abierto, donde la superioridad enemiga tanto táctica como técnicamente era superior a los ejércitos españoles. Las partidas de guerrilleros acabarían a lo largo de la guerra militarizadas. En 1810; el ejército francés requirió más de 50.000 soldados para combatir a la guerrilla, lo que reducía a los ejércitos franceses en campaña contra los ejércitos de la coalición hispano-anglo-portuguesa. Las guerrillas vivían del suministro del apoyo británico, en armas, equipo y uniformes. Como fue el caso del Regimiento de Caballería Almansa, equipado al 100% por los ingleses, en armas y uniformes. Muchas unidades españolas estaban comandadas por oficiales ingleses como los generales Wittinham, Murray, Rochild o Moore. Durante la Guerra de la Independencia hubo cientos de partidas de guerrilleros luchando contra los franceses. Es difícil calcular el número de guerrilleros, aunque según diferentes historiadores se podría estipular una cifra entre 35.000 y 50.000 hombres. Aunque a medida que iba avanzando la guerra su número iba creciendo, lo que les permitía actuar como unidades militares, sobre todo cuando su jefe era militar. También hay que decir que el estricto sentido jerárquico del ejército británico y su rígida disciplina chocaron siempre con el anárquico sentido de la vida del pueblo español.
Este tipo de guerra dio paso a trágicos episodios que han sido mostrados por Goya en sus “Episodios de la Guerra” Entre los más famosos guerrilleros encontramos a Juan Martín Díaz “El Empecinado”, Francisco Javier Espoz y Mina, Juan Palarea el Médico, Jerónimo Merino...entre otros muchos. Aunque la mayoría de ellos combatirían para echar a los franceses de España, tras la guerra muchos de ellos como Javier Espoz y Mina o Juan Palarea que lucharon contra los absolutistas en la Guerra de Catalunya en 1822 contra Fernando VII y más tarde contra los Cien Mil Hijos de San Luis, que bajo el mando del Duque de Angulema fueron enviados por las potencias absolutistas para acabar con el liberalismo y reinstaurar la monarquía absolutista del Antiguo Régimen. Teniendo en cuenta la aplastante superioridad del ejército francés, el pueblo español tal sólo podía hacer una cosa, hacer uso de un tipo de guerra irregular y poco convencional tal y como regían las reglas de la guerra de entonces. Lo que esta claro, es que los franceses se encontraron con un tipo de guerra a la que no estaban acostumbrados a combatir..y aquello marcaría el principio del fin para las tropas francesas en España. El origen de la guerra de guerrilla viene por la denominación que los franceses le dieron a esta guerra irregular, llamada por ellos como “petite guerre” (Guerra Pequeña). Los franceses al no poder enfrentarse a los guerrilleros a campo abierto, aprendieron de sus tácticas y crearon diversos grupos de contraguerrilla en Catalunya y el País Vasco..donde tuvieron bastante éxito al reclutar a diversos grupos de la “brivalla” como ellos la llamaban. Una de estas partidas contraguerrilleras estaba bajo el mando de un tal Pujol con unos 300 hombres apoyaban las operaciones de los franceses en la Cataluña Central. La guerrilla, esos grupos de combatientes que atacan solo cuando el contrario es menor en número o esta desventajosamente situado, matan y hacen prisioneros, los que pueden, y al saber que acuden refuerzos se retiran a una posición más segura. La Guerrilla es muy vieja en nuestra historia, la habían usado ya los celtiberos, contra la potencia invasora de su tiempo, Roma. Los romanos, al igual que la Francia de Napoleón eran demasiado fuerte para ser atacada frontalmente y sólo podía ser heridos en pequeñas y repetidas escaramuzas. Los cabecillas legendarios se llamaban Indivil, Mandonio, y sobre todo el lusitano Viriato. Pero en la antigüedad, el líder guerrillero más emblemático fue David de Judea, Rey de Israel, que derrotó a los ejércitos filisteos y meronitas en batallas irregulares de guerrilla. También fue el primero en utilizar la táctica de guerrilla urbana, en la toma de Jerusalén en el año 1.000 a.C. Esta táctica guerrera resucitará con la invasión francesa, con mucha más fuerza y virulencia. Las partidas de guerrilleros se componen de pocos hombres con un jefe elegido por ser conocido en el pueblo en el que se formaba la partida. El problema estaba en la Junta Suprema Central, al no poder controlar las guerrillas, al no tratarse de una fuerza del ejército regular, les da su bendición y les otorga un Reglamento de Guerrilleros a los que denomina “Milicia de Nueva Especie” Se fijaba el número máximo de 100 hombres por “partida” o “cuadrilla” De ellos 50 irían a caballo y el resto a pie. Los soldados franceses tan sólo eran dueños del terreno físico que ocupaban, ir más allá significaba el enfrentamiento a las fuerzas de guerrilleros. El mayor riesgo lo tenían los correos que por su obligada velocidad, no podían viajar en grandes grupos haciéndolos presa fácil de los guerrilleros. De esta manera las noticias de la situación militar del ejército francés en Europa llegaban antes a los españoles que a los destinatarios del ejército imperial en España. Como por ejemplo, ocurrió con el “Boletín de la Gran Armée”, describiendo el desastre napoleónico ante los rusos, fue leído por los españoles 19 días antes!!! que el Rey José I Bonaparte. En 1812 se suprime el termino de partida de guerrilleros por el de Cuerpos Francos, ya militarizados y en muchas ocasiones con jefes militares. Incluso después de la guerra en 1814, muchas de estas unidades, tras la desmovilización general, se reconocerán sus grados militares y permanecerán en el organigrama militar de la caballería. Tales como los Húsares o Cazadores de Iberia, o los Cazadores de Guadalajara y de Madrid. El problema principal de los franceses era mantener sus líneas de comunicaciones y de abastecimientos con sus distintas unidades dispersas por la Península, debido a los continuos ataques de la Guerrilla.
El daño que las tropas irregulares de guerrilleros hacían a los franceses provocó tal irritación en sus mandos que, a primeros de mayo de 1810, el mariscal Soult abandonaba la teoría de tratar a estos hombres como soldados de un ejército regular y les da la categoría de bandidos y asesinos; designado que en España no hay otro ejército regular que no sea el de SMC Don José Bonaparte, Rey de España. Así que con esta orden, todas las partidas de guerrilleros que existen en la Península serán tratadas como vulgares bandidos. Se calcula que en la Península había 4.000 partidas de guerrilleros, diseminados por todas las provincias...muchos de los jefes de estas partidas habían jurado dar muerte a 30 o 40 franceses al mes, que sumando el resto de partidas podía dar una cifra mensual de más de 6.000 franceses al mes. Lo cual nos daría una cifra de 80.000 franceses muertos al año. Todas estas bajas sin haber llevado a cabo una batalla a campo abierto contra los ejércitos enemigos tal y como marcarían las reglas de la guerra. Por ello, podríamos calcular que unos 500.000 franceses murieron en España. Aunque son cálculos muy exagerados, la cifra aproximada sería de 300.000. Las partidas de guerrilleros tuvieron en perpetua alarma a los generales franceses en toda la Península. A Suchet, Soult, Belliard, Merle, al general Abbé, Regnier, el conde Mata-d’Armagnac (general de artillería, quien durante las Guerras Revolucionarias había combatido junto a los realistas franceses de la Vendée; Napoleón le perdonó la vida, y le entregó el mando de una división) (antepasado por línea materna del autor de este trabajo) y a Decaen; entre otros. Además los jefes guerrilleros eran objeto de admiración popular por un estilo de vida independiente y valeroso que resultaba simpático al carácter individualista español.
Carga del 4º Regimiento de Húsares del Ejército francés en Tarragona durante la Guerra de la Independencia (1808 - 1814).
Los guerrilleros podían ser muy duros, crueles e indisciplinados, poco ajustados a las reglas del juego de la guerra...pero eran necesarios ante la injustificada agresión del ejército invasor napoleónico. Fue en Cataluña, precisamente en Hospitalet del Llobregat, donde se creó la primera partida de guerrilleros compuesta exclusivamente por mujeres. Las partidas sirvieron para inmovilizar a miles de soldados franceses, aunque el papel de la guerrilla también se ha mitificado demasiado; su papel en la guerra fue importante, pero no decisivo en la victoria contra las tropas francesas. En el Edicto General de Alburquerque, redactado por Fray Manuel de Santo Tomás, el 29 de abril de 1809, se estipuló la creación de las Partidas de Cruzada. Estas partidas eran el nombre que se les daba exclusivamente a las guerrillas dirigidas o formadas mayoritariamente o en su totalidad por sacerdotes católicos del clero o de las órdenes religiosas (capuchinos y carmelitas descalzos). En Catalunya hubo diversas partidas de Cruzada integradas por sacerdotes que combatieron en diversas acciones militares en el Principado contra las tropas francesas. Aunque en este tipo de guerrillas o partidas de Cruzada, tendríamos que debatir si son legitimas y justas que un sacerdote empuñe las armas. Según las teorías de San Agustín de la Guerra Santa; si podríamos considerarlas licitas, tal y como se predicaron las mismas teorías para proclamar la Primera Cruzada en el Concilio de Clermont, en el año 1095 por el Papa Urbano II. La defensa de la Fe ante una agresión por parte de un ejército invasor y la defensa de los territorios cristianos y los bienes de la Iglesia (por parte de la destrucción, saqueo y asesinato de sacerdotes, religiosas y miembros de órdenes seglares) La guerrilla en Cataluña fue la más brutal de todas las que operaron en la Península; pero para poder derrotar al ejército invasor necesitaba de la ayuda del ejército regular español. En aquellos momentos en Cataluña había 17.000 soldados, equivalentes a un 12% del total de las fuerzas militares españolas. Esas tropas fueron reforzadas en julio de 1808 por 6.000 soldados procedentes de Baleares. Cataluña tuvo que movilizar a gran parte de su población para combatir a los franceses, y se calcula que entre 1808 y 1812 se reclutaron más de 80.000 voluntarios de entre 16 y 40 años. Otro de los grandes problemas que preocupaban a los mandos eran las deserciones; tanto en el ejército español, la guerrilla y las unidades de migueletes y somatenes; que eran una vieja institución de época medieval, que cumplía las funciones de defensa civil armada del territorio, casi habían dejado de existir como fuerza armada.
Guerrilleros combatiendo contra las tropas francesas
En Cataluña, cerca de 50.000 habían abandonado el servicio y habían vuelto a sus casas. Estos miles de hombres habían sido movilizados para ir a en ayuda de la ciudad sitiada de Gerona. Los soldados, los guerrilleros o los somatenes abandonaban el servicio para volver a sus casas y ocuparse de las tierras en época de cosecha. Incluso la Junta Gubernativa del Reino ofrecía hasta 200 reales de indulto para todos aquellos que volvieran a integrarse a sus unidades. Los castigos serán de prisión y pena de muerte en los primeros años de la guerra y posteriormente se les privaría de la herencia, se les embargarían sus tierras y sus familiares irían a prisión, incluyendo a todos aquellos que les dieran cobijo, sufrirían las mismas penas. Al final de la guerra a los desertores se les enviaba a servir a unidades del ejército alejadas de Cataluña, principalmente a las colonias de ultramar. También se estipularon recompensas para todos aquellos que delataran a los desertores; como la exención del servicio de quintas y recompensas económicas de entre 500 y 3.000 reales. En esta precaria situación que sufrieron las unidades regulares e irregulares durante el conflicto, deberíamos contabilizar también a los exentos y a los que no se presentaban a sus unidades; después de ser quintados. En octubre de 1810, la Comisión de Guerra en Cataluña entrega una relación de 7.000 quintos dados por exentos por enfermedad. En 1810 había una previsión de formar 70 divisiones y tan sólo se pudieron constituir 37.
La estrategia de la lucha armada se desarrollo en Cataluña en 3 ámbitos principales:
Hay que pensar que el ejército regular español después de los desastres de 1810 y 1811 en Cataluña le quedaron tan solo 4.000 soldados para luchar contra los franceses. Hasta que en 1812 se reorganizó el 1er. Ejército español en Cataluña bajo el mando del general Lacy. Los migueletes eran la milicia paramilitar; utilizados como Cuerpos Francos adscrito al ejército regular, y en muchas ocasiones se confundían al igual que el somatén con la guerrilla. Lo Migueletes llegaron a tener una fuerza de 40.000 soldados en 1812. La reglamentación de la guerrilla durante la Guerra de la Independencia contra las tropas de Napoleón, desde sus pasos iniciales hasta que fue transformada en Ejército Regular fue constante y permanente. La Junta Central Gubernativa del Reino, formada bajo la presidencia del conde de Floridablanca, fue la que dio el primer Reglamento de Guerrillas (28-XII-1808). También el legislativo tuvo una constante y permanente preocupación y atención a la guerrilla. El Parlamento constituido (24-XII-1810) como Cortes Generales y Extraordinarias, las Cortes de Cádiz, se ocupó, entendió y aprobó cuestiones referentes a la guerrilla. Se estipularon dos tipos de guerrilla; los civiles, en las que fueron absoluta mayoría las capitaneadas por hombres que no eran militares y las que tenían por jefe a un clérigo católico, fuese o no sacerdote. Por ello la Junta decidió estructurarlas con un mínimo de sentido militar: Aunque hay que matizar que ese esfuerzo para adoptarlas a una organización y grados militares fue un completo desastre, siendo relegados a misiones secundarias. Principalmente las unidades de guerrilleros montados eran de Cazadores (tarea que consistía en desplegarse cubriendo el frente de la gran unidad a la que pertenecían, la mayoría de veces a un ejército, para impedir que la caballería ligera enemiga pudiera aproximarse para obtener información).
RELACIÓN DE ALGUNAS UNIDADES
Cazadores Voluntarios de Alcántara
Cazadores Francos de Andalucía
Cazadores de Cataluña
Cazadores de Fernando VII
Cazadores Voluntarios de Madrid
Cazadores Imperiales de Toledo (tenía su origen en el Regimiento de Voluntarios de Trujillo creado en 1808 y bajo el mando del Coronel Jerónimo Puig-Amigó i Caixal antepasado por línea paterna del autor de este trabajo)
En total se crearon 28 regimientos de caballería ligera (Cazadores) formados por tropas irregulares. También se crearon como caballería ligera los regimientos de lanceros. Los franceses también dispusieron de dos regimientos de lanceros en España; los Lanceros del Duque de Berg y los Lanceros del Vístula (polacos) la mejor caballería del mundo. Durante la Guerra de la Independencia se criticó en demasía el lamentable papel de nuestra caballería, por su evasiva conducta en el campo de batalla. Pero las razones son muy claras, ante la aplastante superioridad francesa en caballería de línea (dragones y coraceros) y ligera (cazadores y lanceros). El ejemplo claro lo tendríamos en las batallas de Sepúlveda-Somosierra y Madrid en 1808 donde en la primera se enfrentaron 600 jinetes españoles, frente a más de 10.000 franceses; y en la segunda 100 jinetes españoles frente a 9.000 franceses.
Los ejércitos enfrentados durante la guerra