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La Capilla del Hospital del Niño Jesús se alza en el centro del complejo hospitalario, en la Calle Menéndez Pelayo, enfrente del Parque del Retiro. Se construyó, durante el siglo XIX, comenzando las obras el 6 de noviembre de 1879 y terminaron a primeros de diciembre de 1881, justamente cuando fue inaugurado.
Fue el primer hospital en España dedicado exclusivamente a los niños. Casi uno de cada dos niños moría antes de la corta edad de 5 años. La Duquesa de Santoña, Doña María Hernández y Espinosa, fue quien impulsó su creación, mujer que realizaba bastantes viajes al extranjero y había visto hospitales parecidos.
Después de conseguir la autorización y con la obtención de fondos mediante donativos el 14 de Enero de 1877 se funda el primer hospital de niños ubicado en la C/ Los Laureles.
En 1881 se trasladan a la C/ Menéndez Pelayo edificio construido por el arquitecto Francisco Jareño, famoso por realizar los edificios de la Biblioteca Nacional y el Museo Arqueológico. Su construcción, es de estilo neomudéjar, consiguiendo varias medallas de oro en exposiciones europeas.
Hay que destacar el hecho de que fue sede de la Iglesia Parroquial de San Vicente Ferrer desde los años 50 hasta el último cuarto de siglo, a partir de ahí debido al mal estado del edificio hubo que cerrar el templo y trasladar su parroquialidad hasta la capilla del Hospital Gregorio Marañón, permaneciendo cerrada durante veinte años hasta que se volvió abrir en 1997.
La Iglesia está situada en el centro del edificio del Hospital, de planta rectangular y se compone de una sola nave. A los lados de la Iglesia se levantan dos torres laterales para campanarios y en su centro, hay una tercera que sostiene el carillón del reloj eléctrico que en su momento daba la hora de todo el hospital. En la parte superior de la fachada destacan tres hornacinas. La central, más larga que ancha coronada por un rosetón, tiene una imagen del Niño Jesús. Otras dos a los lados de la puerta de entrada, una con una imagen de San Vicente de Paul con un infante y otra con la Virgen Milagrosa con un niño entre sus manos. Hay también una doble escalera que facilita la entrada al templo que salva el desnivel de altura con la calle separada por una verja.
Existen diez vidrieras en el edificio, cinco en cada lateral que da en el interior una luz de agradable colorido, realizadas por la Casa Mayer, el valor artístico de estas vidrieras merecieron una exposición pública en enero de 1882 en la Real Academia de San Fernando. Su interior de estilo neogótico en una sola nave, tiene el coro en el piso superior, y se comunica con la planta baja por una bonita escalera de caracol fabricada en hierro. Esta se halla unida por dos galerías a las dependencias de la Comunidad de las Hermanas de las Hijas de la Caridad, donde se alojaban antiguamente.
El Altar Mayor está presidido por la Virgen de la Victoria, a la cual está consagrada la capilla, con un fondo de flores de Lis de color dorado. El Altar Mayor y los candelabros, tanto los dispuestos a ambos lados de la Virgen, como los del pié son en metal labrado en oro con motivos florales. Después hay una primera balaustrada de mármol, y una segunda de hierro igual que la de los corredores superiores y el coro separando el Altar de los fieles.
El púlpito también neogótico está tallado en madera y tiene un antepecho con su tornavoz. En el antepecho hay unas pinturas realizadas sobre placas de metal incrustadas en la madera donde aparecen los cuatro Padres latinos de la Iglesia. En el tornavoz destaca el pináculo central.
No hay que olvidar que, a pesar del envidiable aspecto que nos ofrece la capilla, es un edificio que tiene 130 años.