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El castro de Coaña también conocido con el nombre El Castrillon o Castilón se construyo con fines estratégicos para vigilar y defender la ría de Navia. Es del siglo I perdiendo importancia a partir del siglo III.
Se descubrió a principios del siglo XIX, y excavado por José María Flórez pero no será hasta la primera parte de los años 40 del siglo XX, cuando García Bellido y Uría Riu realizan la excavación más importante del castro. En la actualidad es uno de los más populares de Asturias.
A finales de los años 50 del siglo XX se realizaron nuevos trabajos arqueológicos que dieron como resultado el descubrimiento de la monumental puerta de acceso a la acrópolis, se terminó de excavar y se completó el conocimiento de la “zona sacra”, con el descubrimiento de un posible horno y de una nueva piscina.
Posteriores trabajos realizados durante los años 80 completaron la zona de servicios e información del castro.
El castro se encuentra en la zona occidental de Asturias, cercana a Galicia, en el lado izquierdo de la ría de Navia es una de las últimas zonas en recibir el influjo romano y por lo tanto evolucionar su cultura bajo la del imperio.
El poblado estaba delimitado por una muralla que divide, una acrópolis amurallada y el barrio norte, donde se hallan situadas las viviendas, que a su vez también tenían otra muralla perimetral pero de menor envergadura. Es probable que la muralla sea de origen o remodelación romana por ser un estilo de muralla poco frecuente entre los castros del noroeste. El sistema defensivo del castro está compuesto por una muralla, un foso y varios torreones. Se estima que pudo estar habitado por unas 1.500, 2.000 personas. Destaca el edificio El Torreón, una atalaya desde la que se supone se realizaban labores de vigilancia dentro del recinto superior.
Las viviendas eran de planta circular, con un solo habitáculo y algunas con porche. También pueden apreciarse cabañas de mayores dimensiones para la realización de elementos comunes, como la guarda del ganado, etc.
Se pueden apreciarse piedras talladas para la realización de diversas actividades, molinos o fundición de oro, su uso no está claro en la actualidad. Conserva algunas de las piezas más características, como los molinos giratorios de mano o los morteros, fabricados a partir de grandes piedras graníticas que pueden contar hasta con 5 cazoletas, siendo exclusivos de los castros ribereños del río Navia.
Se halla también una zona de baños y canalizaciones, de ella queda una piscina de granito, que se encuentra fragmentada.
Los hallazgos materiales han sido relativamente escasos durante las excavaciones realizadas, se sospecha que puede ser por los continuos saqueos realizados por buscadores de tesoros.
El recinto sacro se encuentra en una pequeña terraza que se alza sobre el camino de acceso. Las ruinas corresponden, a dos edificios similares, que se caracterizan por la cubierta abovedada de alguna de sus cámaras, utilización de hornos, canales excavados en la roca y una enorme tina tallada en granito. Son edificios exclusivos de los castros del noroeste de la Península Ibérica, que han sido interpretados, durante mucho tiempo como hornos crematorios y en la actualidad se admite su utilización como saunas de origen prerromano, que fueron adaptadas al gusto clásico durante la época imperial (siglo I d.C.).
Fue el primer castro estudiado y actualmente es un Monumento Histórico Artístico, contando desde 1993 con un Aula Didáctica.