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Minas de hierro Cabárceno

Minas de hierro Cabárceno, fueron explotadas desde los tiempos de los romanos, en la actualidad han sido reutilizadas como Parque de la Naturaleza de Cabárceno.

Está ubicado en el valle del Pisueña, a 15 km escasos de la capital cántabra, en la localidad de Cabárceno, municipio de Penagos, en Cantabria. No tiene pérdida: está indicado por todos lados. El parque de Cabárceno es propiedad de Cantur, una empresa pública de promoción turística dependiente del gobierno autónomo cántabro.

Descripción

El karts de Cabárceno, en el macizo de Peñacabarga, Sierra de la Gándara, Cantabria, ha sido explotado desde los tiempos de los romanos, especialmente en su ladera sur, generándose un rasgo paisajístico singular: las agujas kársticas que aparecieron según se explotaban las arcillas que las cubrían.

La calidad de su hierro y la facilidad para su explotación propició la instauración de numerosas compañías, no sólo españolas sino también extranjeras. El mineral extraído por las concesiones inglesas, una vez lavado, era transportado hasta el Astillero donde en el cargadero del muelle, que aún se conserva, se embarcaba en las bodegas de los mercantes que la transportaban hasta Cardiff (Gales). El hierro de Cabárceno fue extraído de su subsuelo hasta el año 1989, concluyendo la historia de la ya poco rentable mina de hierro, para posteriormente, el Gobierno de Cantabria transformarlo en un zoo al aire libre denominado Parque de la Naturaleza de Cabárceno, de gran éxito turístico. El resultado que hoy contemplan los visitantes es el fruto de la regeneración de un paisaje profundamente degradado por miles de años de actividad minera. Geógrafos e historiadores griegos y romanos destacaron ya la riqueza metalífera, cuya extracción se acentuó en tiempos de la Edad Media, incrementándose al paso de los avances técnicos en los siglos XVIII, XIX y primera mitad del siglo XX. En la Edad Media en Cantabria florecieron las ferrerías hidráulicas que aprovechaban por un lado los minerales de hierro que se encontraban en la superficie, con los enormes bosques y la fuerza del agua. En la Edad Moderna siguieron las ferrerías y además las fábricas de cañones de Liérganes y La Cavada proporcionaron estas armas a la marina española.

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El hombre indígena del paleolítico vivió de forma natural en estas tierras que acabaron siendo invadidas por extranjeros. Ricos yacimientos de hierro atrajeron a los romanos, lo que hizo que Cabárceno fuera durante mucho tiempo una mina al aire libre, y la actividad minera ha forjado su actual configuración. Durante el imperio romano las minas de hierro de Cabárceno fueron muy importantes y posiblemente dieron lugar a algunas ferrerías rudimentarias. Hoy, los antiguos caminos mineros, convenientemente asfaltados, constituyen una red de 27 kilómetros por los que los visitantes pueden desplazarse cómodamente en automóvil o bicicleta. Naturalmente, también hay senderos de tierra para los caminantes que prefieran contemplar más de cerca este paisaje kárstico situado en la zona occidental del macizo de Peña Cabarga, desde cuya cúspide se tiene una vista privilegiada de la bahía de Santander.

Desde hace 2000 años el hombre ha explotado este subsuelo, dejando al descubierto rocas de formas fantasmales que hoy alcanzan los 20 metros de altura. En el laberinto de pasillos excavados a mano desde los tiempos del hombre paleolítico hasta la reciente minería, Cantabria ha descubierto para los amantes del medio natural uno de los parajes más singulares de Europa en la recuperación de especies animales y vegetales procedentes de todos los continentes.

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Geolocalización:

© Colaboradores de OpenStreetMap
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Comentarios sobre 

01:21 02/12/2012

Merece la pena conocerlo

MARIS