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Castillo de Castelltallat

Los restos del castillo de Castelltallat están situados en la sierra del mismo nombre entre el oeste del Bages y el sur del Solsonés, en la provincia de Barcelona.

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Los restos del castillo de Castelltallat están situados en la sierra del mismo nombre entre el oeste del Bages y el sur del Solsonés, en la provincia de Barcelona.

El castillo data del siglo VI a.C., en fase de iberización de la comarca del Bages, aunque no fue conocido hasta el año 1999, en que la empresa Arqueociencia hizo unas intervenciones arqueológicas promovidas por el Servicio de Planificación Turística de la Diputación de Barcelona. Esta intervención fue suministrando una serie de materiales cerámicos entre los rellenos del castillo, hasta que aparecieron unas estructuras muy puntuales, entre las que destacan el hallazgo de dos silos. Correspondiente a la fase más antigua del yacimiento se localizó un fragmento de cerámica ática de figuras negras que documentó la existencia del yacimiento ya en esta fase más temprana, relacionada con la llegada con la llegada de estos productos de importación griegos, probablemente vía Emporion.

Para entender la función del yacimiento ibérico de Castelltallat se tiene que recordar su ubicación en el territorio, que aunque en la cima de los montes de la sierra de Castelltallat habrían tenido salida por la zona oriental vía Calaf- Manresa, siguiendo la riera de Rajadell. Y por la zona occidental comunicando con un yacimiento localizado en el otro extremo de la sierra que domina el valle medio del Cardoner, en una colina situado sobre Súria.

Por lo tanto Castelltallat estaba en una posición privilegiada y estratégica de un yacimiento ibérico documentado en una fase muy antigua.

A partir de los datos recogidos del yacimiento ibérico de Castelltallat, este podría haber tenido una función de refugio y defensa y estaba comunicado con el establecimiento ibérico de san Amanç, del que se tiene constancia de su existencia desde el siglo IV a.C.

Las primeras referencias documentales conocidas sobre Castelltallat corresponden a mediados del siglo X. Concretamente, el 5 de abril del año 948 el conde da a santa Cecilia de Montserrat unas pareadas y diferentes tierras que tiene "Archa" y "Mulier Mortua", lugares situados in Comitaus Minorisse et in determine castro Montedonno.

Se mantiene esta denominación durante todo el siglo X, hasta que en 996 se menciona “u alodio situado in loco quedicunt Montedono velo in ipso castro que dicut Castro cortadas”. Este segundo nombre "Montedono" fue sustituyendo al primero.

Los condes de Barcelona tenían el dominio de Castelltallat, ya que tenían muchas propiedades en el termino del castillo, buena muestra es el hecho de las donaciones condales que otorgaban, como la realizada en el monasterio de Santa Cecilia de Montserrat a mediados del siglo X. La condesa Ermessenda  lo empeñó en 1023 a su hijo Berenguer Ramón I como garantía de la paz que habían firmado.

El dominio feudal fue confiado a la casa vizcondal de Cardona en la órbita de la cual se mantuvo hasta época moderna. Así, en 1010, en el testamento del obispo de Vic Arnulf, hijo del conde Guadall I de Osona, de la casa de Cardona figura como una de sus posesiones el castillo de Castelltallat y los Cardona fueron feudatarios condales de este castillo.

En el siglo XI se una familia de castellanos que se apellidan Castelltallat  aparece en los diversos actos de la familia vizcondal, ya sea como testigo o como albacea. La principal y casi única figura de esta dinastía de castlans fue Ermemir de Castelltallat, hijo de Bel, que entre 1039 y el 1050 juró fidelidad al conde de Barcelona Ramón Berenguer I y su mujer Isabel por honores condales y concretamente por la parroquia de Castelltallat. Después de este personaje ya no se encuentra documentada una línea clara de castlans.

Andreu Galera, en su tesis doctoral, hace referencia a Ermemir de Castelltallat como miembro del grupo de fieles que rodeaba el vizconde de Cardona. Galera también lo identifica con el personaje homónimo que en 1010 aparece como albacea del obispo Arnulfo de Vic y que en los años inmediatamente posteriores firmaba las actas vizcondales como Ermemir de Castelltallat. Más allá de eso, Galera detecta la presencia de Ermemir de Castelltallat y de sus dos hijos Berenguer y Hugo (el último de los cuales se podría identificar incluso con el abad Hugo Ermemir que rigió la abadía de San Vicente de Cardona entre el 1078 y el 1101) en torno a los jefes del linaje vizcondal durante toda la primera mitad del siglo XI. Esta familia protagoniza durante este periodo un importante proceso de expansión patrimonial que los llevaría más allá del castillo y sierra de Castelltallat, con la tenencia de los castillos de San Nazarí, Alarig y Montfar, situados en el condado de Manresa, y el castillo de Argençola. Su hijo Oliver, con fecha del 16 de julio del año 1083, procedió a la publicación jurada de su testamento sobre el altar de Santiago, fundado en el castillo de Calaf. Su patrimonio se situaba en los términos de los castillos de Aleny, la Molsosa, el Membrillo de Castelltallat (con dos cortijos más en este término), calabacín y la villa de Sal. Los beneficiarios de sus legados piadosos eran San Vicente de Cardona, que recibía el castillo de Aleny y las canónicas y monasterios de Santa María de Solsona, Santa María de Serrateix, Sant Benet de Bages, San Pedro de los Arquells y Sant Cugat del Vallés. Andreu Galera plantea la hipótesis de que desde la base de un único término castrense anterior, el Montdó, se generaran a partir del último cuarto del siglo X tres términos más pequeños: el Castelltallat, el castillo de San Mateo y el de Falso. Según esta teoría, el castillo de Montdó correspondería a uno de los grandes distritos castrales (de entre 60 y 90 km2) propios de las primeras estrategias organizadoras encabezadas a partir del último tercio del siglo IX por el poder condal. Posteriormente el Montdó sería reestructurado y encuadrado en los respectivos términos de Castelltallat, San Mateo y Falso, dentro de las nuevas formas de ordenación del territorio practicadas desde la última década del siglo X en las marcas de los condados de Barcelona y Osona, en el Penedès y la Segarra, con la división de las antiguas demarcaciones castellers y la fundación de nuevos castra de términos más reducidos (20-40 km2)

En el año 1156 el Castelltallat aparece en manos Ramón de Cardona que según Serra Vilaró era un hijo bastardo del vizconde Cardona, por lo que parece que en ese momento el castillo se encontraba bajo el dominio directo de la casa de Cardona que podía disponer de manera libre. También, en 1195 el vizconde Guillermo puso los castillos de Falso, Fonollosa, Castelltallat y la Molsosa como fianza de una obligación que tenía hacia el monasterio de Casserres. Esta vinculación tanto directa respecto a la casa de Cardona se volverá a poner de manifiesto en 1268 cuando, durante su enfrentamiento con el vizconde, el rey Jaime I le exigió la entrega de la potestad sobre el Castelltallat.

En los inicios del siglo XIV, en el año 1314, el castillo de Castelltallat fue incluido entre los que pasaron a formar parte del vizcondado Cardona. Posteriormente, en 1375 cuando Pedro el Ceremonioso creó el condado de Cardona incluyó el castillo de Castelltallat que también pasó a formar parte del Marquesado a partir de finales del siglo XV. Los Cardona pasaron a ejercer toda la jurisdicción civil y criminal se supone que por usurpación y no por compra, lo que creó un grave conflicto ya en época de Jaime I. Durante este periodo aparece mencionado el caballero Jaume Soler como castlà de Castelltallat los años 1314 y 1347 y ya en el siglo XVI se documenta Bernardo de Peguera con este mismo cargo. Así se mantuvo hasta la desaparición de los señoríos jurisdiccionales.

Bibliografía, Créditos y menciones

Texto y fotografías propiedad de M. Carmen Diez Carrera.

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