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La iglesia románica de San Pedro del Espino o San Pesselaç o Sant Pere de l'Arç en catalán, está situada en el municipio de Calonge de Segarra, en la comarca de Anoia en la provincia de Barcelona.
El templo documentado por primera vez en 1038, servía religiosamente las casas que formaban la villa protegida por la torre del Espino. Originalmente estaba incluida dentro del término del Castillo de Calonge y era dependiente de la iglesia de Santa Fe, patrona del municipio.
La iglesia de San Pedro del Espino fue ofrecida por el vizconde de Cardona a la canónica de san Vicente de Cardona durante la primera mitad del siglo XI aunque la dependencia no consta hasta 1154.
Fue consagrada por el obispo de Vic en 1117, fue dotada con los censos de las dominicaturas canonicales de Sant Passalaç y de la Llobosa. En 1147 se finaliza una renovación del templo subvencionada con las donaciones de los vizcondes de Cardona, y la iglesia se vuelve a consagrar por el obispo de Vic y cuenta con la presencia de los principales cargos de San Vicente de Cardona.
Desde principios del siglo XIV la iglesia es considerada parroquia y como sufragánea de la misma, se convierte la antigua parroquia de Aleny de forma que Santa Fe de Calonge conserva el derecho de patronato.
El edificio está formado por una sola nave con un ábside semicircular decorado con un friso de arcos lombardos y en el centro una ventana abocinada. Los muros son de sillares irregulares dispuestos en hiladas horizontales y en todos se abren ventanas de doble derrame coronadas con arcos de medio punto adintelados.
En el siglo XVIII se realizaron una serie de reformas, como la sustitución de la primitiva bóveda de la nave por una nueva o la modificación de la puerta de entrada, esta se hizo en 1866. En el siglo XIX, posiblemente se construyó el campanario con su forma actual. El ábside y parte de la estructura exterior, sin embargo, parece que corresponden a la refacción del siglo XII, poco antes de su consagración.
La iglesia mantiene un buen estado de conservación y aún se evidencian las construcciones románicas. En su interior se encuentra un interesante retablo barroco dedicado a San Pedro recientemente restaurado, junto con el retablo también barroco de Santo Cristo, el retablo renacentista de la Virgen del Rosario, y una pintura barroca.
Retablo de San Pedro del Espino
La estructura del retablo es típicamente barroca, se trata de una construcción de madera ricamente tallada y recubierta de una capa de yeso, cola dorada y policromada. En algunos elementos decorativos, como los vestidos, se puede apreciar la técnica tan característica de la época del estofado. Esta técnica consiste en aplicar una capa de pan de oro sobre la que se pintan motivos decorativos o aplica un color liso que una vez seco se dibuja todo, rascando la pintura, para hacer aparecer de nuevo el oro de la base.
El retablo mayor de San Pedro del Espino de estilo barroco, está bastante bien conservado. Es obra del escultor José Ribera y del escultor Gregorio Ferrer, ambos de Cardona, fue colocado primero en San Pedro de Matamargó, en 1642, según la fecha que lleva uno de los dos medallones ovales situado en la cima. En 1793 fue trasladado a la iglesia de San Pedro del Espino, según también atestiguan las cifras de una fecha inscrita en cada una de las columnas que separan las calles centrales. La parroquia compró el retablo por 200 libras tal como se evidencia a través de un breve documento del libro de la obra de Matamargó.
La estructura del retablo sigue el esquema tradicional de los retablos barrocos del siglo XVII. Consta de cinco calles verticales, tres principales y dos secundarios, separados por columnas, tres cuerpos coronados por frontones y un ático. Al pedestal, con la mesa del altar en el centro, encontramos las figuras de San Pedro y San Pablo, ambos esculpidos en las puertas que llevan a la sacristía. Lamentablemente se perdió las cinco imágenes centrales del retablo (las tallas actuales son modernas) y también los cuatro apóstoles que los acompañaban.
En las calles laterales se aprecian las escenas más significativas de la vida de San Pedro a través de cuatro grandes paneles. En el registro superior de la calle lateral izquierda se representa la aparición de Jesús a San Pedro cuando éste huye de la ciudad de Roma para escapar de la muerte, tradición conocida con la petición de Jesús a San Pedro "Quo vadis". El segundo panel, situado en el registro inferior de la misma calle, nos muestra la escena en la que Jesús entrega las llaves del cielo a San Pedro en presencia de los apóstoles. En la calle lateral derecho hay dos escenas narrativas más.
En el registro superior de esta calle se encuentra el panel que representa el martirio de San Pedro cuando éste fue crucificado boca abajo. En el registro inferior de la calle lateral derecho se muestra la escena de la vocación de San Pedro, sobre un fondo de mar en olas y Pedro arrodillado ante Jesús ante la atenta mirada de dos personajes embarcados que podrían ser los apóstoles Santiago y Juan. En las calles centrales encontramos dos pequeños paneles situados en los brazos del sagrario.
El panel de la izquierda representa la Epifanía y el de la derecha expone las figuras de dos santos patrones abogados muy populares contra la peste: San Sebastián y San Roque, con el perro, acompañados de un ángel. Estos dos paneles coronan dos hornacinas, la de la derecha contiene una talla de San Antonio Abad y la de la izquierda una de San Isidro, ambas añadidas posteriormente.
En la calle central se muestra una talla, también no originaria del retablo de San Pedro. En el registro superior de la misma calle se representa la escena del Calvario y, coronando el retablo, existe la figura del Padre eterno que culmina y preside el retablo con la mano izquierda sujetando la bola del mundo, mientras que con la mano derecha bendice la asamblea.
Aparte del retablo mayor, en la iglesia de San Pedro del Espino tres retablos más, recientemente restaurados: el retablo de San Sebastián, el de Santo Cristo y el de la Virgen del Rosario. Tanto el retablo de San Sebastián como el de Santo Cristo datan de 1793 y se desconoce su autor. El retablo de la Virgen del Rosario es el más antiguo de todos y conforma uno de los pocos ejemplos renacentistas en la Anoia.
El retablo de San Sebastián es una pintura al temple sobre muro y las telas corresponden a San Antonio de Padua y San Miguel de los Santos.
El retablo de San Cristo es de 1793, realizado en madera policromada y con un tamaño posterior de yeso dedicado a Santo Cristo.
El retablo de la Virgen del Rosario, de madera policromada, destaca por ser una de las pocas muestras renacentistas que se conservan en la comarca de Anoia. Este data del siglo XVI aunque probablemente fue restaurado en 1793. La figura de la Virgen del Rosario, sin embargo, es una talla moderna de yeso.