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Iglesia palatina de Ramiro I, edificada en el 842. En un primer momento estuvo bajo la advocación de Santa María, como dicen las crónicas, lo que se presta a confusión con la capilla palatina.
Originalmente tenía planta basilical, pero a causa de un corrimiento de tierras por la humedad de la zona, sólo se conserva un tercio de la misma: el vestíbulo, en cuya parte superior está la tribuna real, flanqueada por dos pequeñas estancias, y el arranque de sus tres naves. La nave central se cubre con bóveda de cañón seguido, siendo más bajos las de los laterales. Este cerramiento está favorecido por un sistema de soportes a base de arcos que descansan en capiteles geométricos que coronan columnas que se apoyan en basas cuadradas decoradas por arquillos que albergan figuras, entre las que se reconoce a los evangelistas. En las jambas situadas a ambos lados de la entrada, vemos representadas tres escenas de juegos: el cónsul soltando el pañuelo y un saltimbanqui que salta sobre un león ayudado de una pértiga. Poco queda de la pintura mural, estando en el muro sur y este de la nave meridional. Al exterior, lo más destacable son las tres celosías y un rosetón que conserva de la fábrica original, en la del muro sur podemos apreciar el enmarque de sogueado, una tracería a base de círculos que se apoya en arquillos de estilizadas columnas. En las fachadas laterales sólo se conserva el primer tramo de la construcción original, con contrafuertes estriados