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Es una edificación de una sola nave con cabecera compuesta por ábside semicircular de tres ventanales y columnas contrafuerte, con interesantes tallas en los canecillos y presbiterio, una espadaña a los pies de la iglesia y vestigios de una galería porticada desaparecida y hoy restaurada de manera original.
El ábside está dividido verticalmente en tres espacios gracias a dos líneas de imposta situadas a la altura de las ventanas. La inferior está decorada con palmetas, mientras que la superior es lisa. Destacan dos de sus canecillos por la fuerte carga erótica.
La portada se abre al sur y tiene cuatro arquivoltas en arco apuntado que mantienen parte de su antigua policromía tardogótica en colores rojo, negro, azul y blanco. Apoyadas sobre jambas y columnas acodilladas de capiteles adornados con motivos vegetales.
Junto a la puerta de entrada, fuera del templo, se conserva una bella pila bautismal.
El interior mantiene restos de pinturas románicas, tanto en la pared norte como en el ábside, representando dragones, ajedrezados, escamas, y blasones. La construcción de la iglesia puede datarse en la segunda mitad del siglo XII, a excepción de su portada que es del XIII. En el arco triunfal encontramos pintadas dos serpientes con cabeza de dragón.
Aunque su construcción ha sido frecuentemente atribuida a la orden de los Templarios no existe ningún fundamento para acreditarlo.
Monumento Nacional desde 1974 Bien de Interés Cultural.
