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Basílica de la Virgen de la Peña
Encaramada en la ladera de la Peña del Morral, la basílica de la Virgen de la Peña -probablemente el primer templo religioso con esta calificación en España- es una de las señas de identidad del paisaje de Graus y de La Ribagorza.
Según la tradición, en fecha indeterminada, probablemente a partir de la reconquista de la villa, por Sancho Ramírez, en 1083, unos resplandores señalaron la concavidad de la roca donde se encontró una imagen de la Virgen, llamada desde entonces, de la Peña. Allí se construyó una capilla, de cuya fábrica románica, del s. XIII, queda parte del muro occidental del templo actual. El lugar exacto de aparición de la imagen, está situado hoy en la cripta, bajo el pavimento del templo, debido a las sucesivas ampliaciones.
En el s. XVI, la basílica, adquiere la forma actual, de estilo gótico tardío, con elementos decorativos renacentistas. Pero el conjunto monumental consta además de otros dos edificios: la capilla de San Juan de Letrán, en el atrio, y el claustro.
El acceso al conjunto arquitectónico se realiza a través del piso inferior del claustro en el que se abre un balcón conocido como “predicadera” de San Vicente Ferrer, ya que por tradición desde este sitio efectuaba el santo su predicación a su paso por Graus en 1415. En el transcurso de ella entregó a la villa de Graus el famoso crucifijo que hoy se venera en la iglesia de San Miguel.
El claustro, limita al oeste con la peña y posee una galería mirador hacia la Villa y el valle. Sobre él se sitúa la antigua hospedería, que actualmente alberga el Museo de Iconos, una remarcable colección de iconografía sagrada oriental. La galería está formada por arcos de medio punto sustentados por columnas helicoidales exteriores y otras columnas poligonales en la parte interior. En los capiteles de estas últimas, se conservan inscripciones en griego.
El patio tiene un pozo y un viejo olmo superviviente de la plaga de grafiosis, que eliminó en gran parte, al olmo europeo, a partir de las primeras décadas del s. XX. Desde aquí arranca la escalinata que sube hacia la Basílica.
La iglesia es la parte más antigua, finalizada en el año 1543. Para acceder a ella y a la contigua capilla de San Juan de Letrán, el atrio sirve de pórtico de entrada. El atrio es un rico exponente de la decoración renacentista en la zona. En sus ángulos se alojan cuatro columnas estriadas, representando tubos de órgano, que sustentan una cornisa decorada con una guirnalda vegetal y con cabezas de animales y ángeles. La fachada principal del templo la constituye un gran arco de medio punto decorado con relieves vegetales y enmarcados por el antiguo escudo de la villa de Graus, con referencias al Monasterio de San Victorián de Sobrarbe, al que Sancho Ramírez donó la villa, en el momento de la conquista, cumpliendo así la voluntad de su padre Ramiro I.
El interior de la basílica, de planta rectangular, está compuesto por tres tramos, correspondientes a las dos cubiertas y la cabecera, de bóvedas de crucería estrellada. Su ubicación sobre la roca se muestra en parte del recio muro, con columnas adosadas que sustentan la bóveda. En la cabecera se conserva la bóveda original del interior. Aquí pende un Crucifijo realizado por Modesto Gene, y a la izquierda del altar, está el sarcófago de Esteban de Esmir, obispo de Huesca, nacido en Graus, que financió la construcción de los retablos que decoraban el interior de este templo. En el presbiterio se encuentra una imagen de la Virgen de la Peña, copia realizada en 1940 por el escultor grausino, Felipe Coscolla, a partir de la antigua imagen que a su vez había sustituido la imagen primitiva, de piedra, encontrada en la Peña. El muro oriental posee un rosetón de tracería gótica, contribuyendo a la tenue iluminación natural.
Frente a la entrada de la basílica se encuentra la pequeña capilla de San Juan de Letrán, enmarcada por unos pilares y un frontón triangular en el que aparece la inscripción con el nombre de la capilla. De planta rectangular y cubierta con bóveda estrellada, debe su existencia a la respuesta del cabildo lateranense de Roma a la oferta de la villa de Graus para edificarla en 1580. En su interior puede contemplarse el retablo barroco de San Juan Evangelista, recientemente restaurado, que está presidido por un crucifijo tallado por Auset, de Graus, en los años 40 del s. XX.
De la Virgen de la Peña, existen unos Gozos, con letra popular y melodía de Julio Broto, que se cantan el día de la Fiesta, el 15 de agosto.
El recinto de la Basílica de la Peña también sirve de paso hacia la cima de la Peña del Morral, con restos de construcciones, adosadas a la roca, y que asciende hasta el monumento del Sagrado Corazón y a las ruinas de la antigua fortaleza medieval.
Está declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento.