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Ubicado en la comarca de la Segarrra en la provincia de Lérida el pueblo de la Curullada, cuyo nombre hasta el siglo XV era el de la encrucijada (Cruillada), fue fundado en el valle, a la derecha del río de Ondara, donde queda alguna masía. Parece que desde el siglo XV se fue edificando el pueblo de la colina, cerca del camino que antiguamente se dirigía a la Figuerosa y Agramunt; ahora pasa la carretera N-II.
El origen del topónimo de la Curullada es La Cruillada, probablemente porque antiguamente era un cruce de caminos y eso favoreció la creación del pueblo.
La antigua capilla de San Pedro de la Curullada, mencionada como Sanctus Petrus de Cruciata el siglo XII, era románica y junto a ella hay sepulcros antropomorfos cavados en la roca.
En el aspecto religioso, los rectores o vicarios de la Curullada, Fonolleres y Tordera entraron en 1561 en la unión de los presbíteros de Cervera, desde entonces hasta la reorganización del obispado al principio de siglo, estos pueblos fueron vicarias de Cervera. El aumento de la población en el pueblo superior, obligo a la construcción de una nueva iglesia parroquial, que fue inaugurada en 1625, bajo la misma advocación situada junto al castillo.
El castillo se edificó a poniente, donde ahora se ven las altas y grandes paredes. Las casas se edificaron bajo el castillo, y parece que desde este baja un muro que con los de las viviendas hacia un cercado con el portal. Se trata de un edificio que fue reconstruido durante el siglo XVII como lo demuestra el portal de entrada y la decoración de las grandes ventanas.
El castillo de la Curullada tiene sus orígenes en el siglo XI, en plena reconquista, el castillo se encuentra en manos de Ramón de Cervera. Hacia 1145 perteneció a Mir Guillem de la Cruillada y más tarde a los Saportella.
La Quadra de los Portella o de Saportella, es una partida de la Curullada, situada en el valle cerca del término de Cervera, En 1395 se reunió el gobernador de Cataluña, Ramón Alemany, y los concejales de Cervera para poner la paz entre los Oluja y Cereza.
Los Saportella tenían una residencia, palacio y al mismo tiempo molino, La Torre de Portella cerca de la Curullada, en el mismo valle del Ondara. Era una casa bien fortificada. Ese edificio actualmente está en ruinas, aunque una de las torres redondas de defensa todavía continúa de pies. Los Saportella, durante generaciones fueron alternando la residencia en este sitio a orillas del rio, junto a los cultivos, con la vida en el castillo en el punto más elevado. Después de las Guerras de Joan II, fueron los señores del pueblo, y de su entorno.
La propiedad del castillo pasó finalmente a los Villalongas.
El edificio ha sido recientemente reconstruido y se han utilizado muchas de las piedras originales.
