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En realidad su advocación era de Nuestra Señora de la Asunción, pero se la conoce como Catedral Antigua o Santa María la Vieja. En los años centrales del siglo XIII Cartagena fue reconquistada, el príncipe Alfonso en 1248 le pide al Papa Inocencio IV que restaure diócesis de Cartagena. Años después el papa dicta la bula Spiritus exultante, restituyendo la ciudad como Diócesis, comunicándoselo al rey Fernando III de Castilla, padre del futuro Alfonso X. Comienza entonces la construcción del edificio, que en las crónicas medievales se menciona como “iglesia mayor”, habrá que esperar al siglo XVIII para que se la denomine “catedral vieja”. A todo esto, hay que añadir que Alfonso X creó la Orden de Santa María y la puso bajo la protección de la Virgen del Rossel, estableciendo la sede principal en un convento cisterciense, que bien podría ser este. Bajo el mandato del segundo obispo, se traslada la sede episcopal a Murcia, que era donde residía García Martínez, por lo que el templo perdió su condición de catedral, equiparándose a una iglesia parroquial, pero el papa Nicolás IV nunca autorizó este cambio. Lo que es cierto es que las protestas se sucedieron durante los siglos para recuperar la sede obispal y de hecho en el siglo XVIII se iniciaron las obras de la iglesia de Santa María de Gracia, para que albergara tan alto rango, ya que la de Santa María estaba en mal estado. Hoy día todavía se pide que la diócesis vuelva a la ciudad.
Son escasos los restos que quedan de la primitiva construcción, teniéndose que rastrear por algunos planos del siglo XVI, de los que sabemos que se trata de un edificio de planta basilical, tan típica del estilo gótico-levantino. El interior se articulaba en tres naves separadas por arcadas de sujetas con columnas compuestas, a las laterales se adosaban capillas. Poseía varias puertas, dos en el muro sur, una de ellas junto al ábside y otra en el lado norte de mayores dimensiones. Poseía una torre campanario y anexo al templo por su muro meridional había una construcción en la que residían los clérigos. Fue la única iglesia diocesano existente en Cartagena hasta el siglo XVIII. A lo largo de su historia, ha vivido periodos de decadencia ayudados por el escaso interés del cabildo en encargarse de su mantenimiento. A finales del XIX su cimentación cedió y se hundió el ábside y todo el lado norte, se encargó su restauración a Victor Beltrí, pero el arquitecto introdujo elementos neorrománicos y modernistas que desfiguraba la parte medieval del mismo. Durante las obras se trasladaron las imágenes del culto a Santa María de Gracia y nunca más volvieron. Entre las capillas destaca la del Ayuntamiento que albergaba la Virgen del Rosell; la de los Cuatro Santos con obras de Salzillo (1755); la de la Cofradía del Socorro, netamente barroca, y que se conserva en la actualidad, en la que encontramos un Crucifijo del XVI.
Durante la Guerra Civil fue asaltada y sus altares se destruyeron, se instaló entonces una cárcel política. En 1939 fue bombardeada, quedando destruidas las cubiertas y las capillas del lado norte. En los años siguientes el abandono del templo fue haciendo mella en sus restos. En la actualidad se encuentra incluida dentro del Plan Nacional de Catedrales que el Ministerio de Cultura tiene para recuperar estos notables edificios, este Templo está declarado Monumento Nacional desde el año 1931 y ratificado en 1971, está protegido al máximo por las leyes de Patrimonio en España, declarada B.I.C (Bien de Interés Cultural) y protegida, también con el máximo grado, por el Plan General de Ordenación Urbana del municipio de Cartagena, existiendo además un proyecto elaborado por arquitectos de la Universidad Politécnica de la ciudad para la rehabilitación integral del mencionado Templo.
El templo tiene una leyenda, que dice que el actual edificio se asienta sobre lo que fue la primera iglesia que se construyó en España, pero las excavaciones arqueológicas sólo encontraron una vivienda romana del periodo republicano, con mosaicos que en ningún caso llevan inscripciones cristianas. Por lo tanto no hay ningún vestigio que documente un templo anterior a la conquista musulmana en el siglo VIII.
En la actualidad, los restos están cerrados a la espera de que haya fondos para poder comenzar con las obras de recuperación y restauración.