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Colegiata de San Isidro

La Colegiata de san Isidro, también llamada Colegiata de san Isidro el Real, es del siglo XVII y fue la catedral provisional de esta ciudad española hasta 1993.

La actual colegiata de San Isidro fue catedral provisional de Madrid hasta 1993, año en el que por fin se inauguró la catedral de la Almudena, un siglo después de ser puesta la primera piedra.

La colegiata fue en origen la iglesia del antiguo Colegio Imperial de la Compañía de Jesús, construida en el siglo XVII, que se encuentra anexo al edificio, hoy día instituto público San Isidro. En ella se custodian los restos mortales de san Isidro, patrón de Madrid (nacido Isidro Merlo), y de su esposa, santa María de la Cabeza (nacida María Toribio) (la cabeza solamente, que es lo único que se conserva de esta buena mujer). Aquí llegaron los restos de nuestros sufridos santos patronales después de recorrer varios lugares cercanos sin encontrar el reposo eterno que merecían después de toda una vida y postvida dedicadas a los milagros y a hacer mejor la vida de sus feligreses.

La iglesia del Colegio Imperial sustituyó a la parroquia de San Pedro y san Pablo, del siglo XVI, que fue demolida, junto al primitivo Colegio Imperial, siguiendo las instrucciones dejadas en su testamento por María de Austria (1528-1608), hija de Carlos I y viuda de Maximiliano II, emperador del Sacro Imperio Germánico. De hecho, el escudo de la emperatriz campea en la fachada de la colegiata. Regresó a Madrid para profesar en las Descalzas Reales, como buena componente de la familia real española y legó su fortuna a la Compañía de Jesús con el propósito de que se construyera un edificio de nueva planta sobre el solar de la iglesia derribada. Felipe IV se encargó de colocar la primera piedra del nuevo templo trazado por Pedro Sánchez a imagen del Gesù de Roma, la iglesia madre de todas las jesuitas que se construyeron en los lugares más recónditos de la Cristiandad. Fue inicialmente adscrito a la citada orden religiosa y puesto bajo la protección del patrón navarro san Francisco Javier. En 1767, con la expulsión de los jesuitas, se transformó en colegiata.

Dos años después, quedó bajo la advocación de san Isidro, coincidiendo con el traslado del cuerpo del santo desde la Iglesia de san Andrés, donde se custodiaba desde 1544. También fueron trasladadas las reliquias de la esposa del Labrador, santa María de la Cabeza. Más bien las pocas que quedaban.

Su interior fue entonces reformado por Ventura Rodríguez, uno de los arquitectos que cambiaron Madrid durante el transcurso del siglo de la Ilustración, quien proyectó un nuevo presbiterio y el retablo del altar mayor, además de una rica decoración, aunque respetó los volúmenes interiores.

El caserón del Colegio Imperial, el actual instituto de San Isidro, adosado a la iglesia-colegiata (ex catedral) fue escuela de arquitectura entre 1851 y 1933.

En 1885, con la constitución de la nueva diócesis de Madrid, pasó a ser la catedral provisional, rango que ostentó hasta 1993, cuando se concluyó la actual Catedral de la Almudena, recuperando San Isidro su primitiva categoría de colegiata.

En 1936, el edificio fue incendiado nada más comenzar la Guerra Civil Española. El fuego destruyó numerosas obras de arte. Tras la contienda, se procedió a su restauración. Ésta se fue desarrollando lentamente a lo largo de dos décadas, intentando recuperar en lo posible los elementos originales, hasta culminar en la década de 1960.

Dentro de la colegiata de San Isidro, sobresale el retablo de la Sagrada Familia, obra del gran pintor, escultor y arquitecto Sebastián Herrera Barnuevo, gran figura de la época de Carlos II.

En la capilla de San José se encuentran los retablos pintados por Herrera el Mozo (1622-1685) que representan a los santos Antón y Antonio de Padua. Quizás la capilla del Jesús del Gran Poder es la más bella del templo isidril, decorado con pechinas barrocas obra de Claudio Coello. Por último, comentar que el lienzo “Cristo camino del Calvario” es obra de Francisco Rizi.

colegiata de sam isidro (16).jpg colegiata de sam isidro (16).jpg

Bibliografía, Créditos y menciones

Texto propiedad de Diego Salvador Conejo

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