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La iglesia de Santos Justo y Pastor es popularmente conocida como Iglesia de San Justo es una de las joyas románicas de la ciudad de Segovia por sus importantes pinturas murales y uno de los pocos tímpanos esculpidos del románico segoviano. Se encuentra ubicada en la plaza de San Justo, muy cerca del acueducto. Fue construida sobre los restos de una ermita dedicada al Cristo de los Gascones
La estructura es de una nave y cabecera de ábside fue construida en el siglo XII-XIII, en mampostería, que no destaca especialmente en su exterior, cuenta con una torre que se abre en vanos con columnas.
Tenía dos portadas una de ellas cerrada al exterior y solo se aprecia desde el interior del edificio y la puerta principal que está formada por tres arcos de medio punto. El más exterior y el más interior están decorados con flores esculpidas. La arquivolta central está apoyada en dos columnas con los capiteles esculpidos.
Una de sus características son sus importantes pinturas murales del siglo XIII ubicadas en su ábside, dominadas por el Pantocrátor y con escenas de la Pasión de Cristo y de la vida de los santos titulares. Las pinturas fueron descubiertas en una restauración realizada en los años sesenta del siglo XX, cuando se procedió a la limpieza y restauración del ábside. En el centro del ábside se abre una ventana de medio punto, flanqueada por las escenas de la Crucifixión, a la izquierda, y del Descendimiento de la Cruz, a la derecha. Las pinturas fueron realizadas al temple, dominando las tonalidades ocres y pardas.
Esta última escena no la pudo terminar el maestro pintor, según podemos ver escrito encima del brazo derecho de la cruz, donde pone "Non poteo facere pinturas" (No puedo hacer estas pinturas). (Foto número 12 de la galería)
Cerca de la cabecera en el lado del evangelio encontramos una puerta que comunicaba el templo con la torre. Es una pequeña apertura de medio punto dónde encontramos un tímpano esculpido con restos de policromía. En la que se relata el descubrimiento del Santo Sepulcro por Santa Elena. Los personajes que aparecen en escena son, de izquierda a derecha, un obispo sentado, dos mujeres que acompañan a Santa Elena, un altar y un monaguillo con incensario, también sentado. Todo el conjunto está rodeado por un arco esculpido con motivos de entrelazados geométricos y un guardapolvo decorado con tablero de jaques.
También en el lado del Evangelio se encuentra la capilla barroca que contiene la talla del Cristo de los Gascones. Se trata de una talla con brazos articulados, de modo que pudiera ser colgada con los brazos en cruz y también colocar los antebrazos sobre el pecho, posición en la que se encuentra dentro de una urna. Cuenta la tradición que fue trasladada a lomos de una yegua desde la Gascuña francesa, sobre los años 1100, por los habitantes de un pueblecito de la zona y que llego a Segovia donde murió la yegua y se interpreto como el lugar donde debería quedarse la talla. El Cristo de los gascones está unido con varios milagros relacionados con la lluvia. Como el de las terribles sequías, sucedidas en 1683, el “Año del Milagro”, cuando, sacada la imagen procesional en rogativas por la lluvia se produjo el milagro y estuvo lloviendo sin parar durante varios días.
Enfrente esta la capilla barroca de la familia Vélez de Arcaya construida en el siglo XVII.
La torre, de planta cuadrada, es una de las mejores conservadas de la ciudad. Tiene tres cuerpos. En el superior podemos encontrar dos ventanas de medio punto en cada muro. En el segundo piso se repite la distribución de las ventanas, pero en este caso están cegadas. El tejado es de factura posterior, así como las pequeñas ventanas que hay justo debajo.
La iglesia fue declarada Bien de Interés cultural en 1996.