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La iglesia y el convento del Corpus Christi de Segovia se levantan en el solar de la principal sinagoga de la aljama segoviana, la Sinagoga Mayor. Un terrible incendio ocurrido en 1899 redujo el edificio a sus líneas estructurales. Por ello sólo se mantienen cinco de los arcos originales de las arcadas que separaban las naves, aunque algunos autores opinan que hubo hasta siete de estos arcos. Existen una serie de acuarelas, que forman parte de los fondos del Museo Provincial de La Coruña y fotografías (colección Alfonso Ceballos), que atestiguan el estado ruinoso en que quedó el conjunto. Además desparecieron numerosas obras de arte que había en el convento y su rico archivo monástico.
Los arcos de herradura están apoyados sobre pilares octogonales rematados por capitales de motivos vegetales, piñas y rodeos. El techo está decorado con un artesonado de estilo mudéjar. Se restauró por completo hasta recuperar el aspecto que tuvo antes del incendio gracias a las fotografías y descripciones realizadas con anterioridad. Los arcos principales de las naves están rematados por un piso superior constituido por arquillos ciegos alternos de herradura y pentalobulados, probablemente la galería de las mujeres y niños.
La iglesia del Corpus Christi, abrió sus puertas el 7 de septiembre del 2003 después de dos años de obras. Pasaron más de cien años antes de que se volviese a abrir al público el edificio con un aspecto similar al que tuvo antes del incendio.
La Sinagoga Mayor fue una de las cinco sinagogas de Segovia. La sinagoga, es un edificio de reducido tamaño, por la prohibición existente en la España medieval de sobrepasar en alzado a los templos cristianos. Es de planta rectangular y carece de ornamentación exterior. Desde mediados del siglo XIII el Papa Inocencio IV estableció que las sinagogas no podían sobrepasar en altura a las iglesias.
Se accede al templo atravesando un corral típico segoviano que forma parte del conjunto del convento de las Clarisas, y antes de sus funciones como sinagoga, pudo ocupar en tiempos una vieja mezquita de época califal. Esta hipótesis se basa en la orientación meridional del templo, hacia Córdoba, como precepto obligado desde la instauración del califato omeya por Abd al-Rahmán III. Las sinagogas se orientaban habitualmente hacia el este, hacia Jerusalén. Se cita por primera vez como sinagoga en 1373 y funcionó como tal hasta 1410. En 1419 ya la venos dedicada al culto cristiano. En la actualidad pertenece a la comunidad religiosa de las clarisas.
Su gran luminosidad y otros detalles le confieren un gran parecido con Santa María la Blanca de Toledo. La semejanza con la sinagoga toledana se debe a que en los siglos XI, XII y XIII, la sala de oraciones de las mezquitas andalusíes, estaba formada por tres naves perpendiculares (la central, de mayor altura que las laterales) al muro de la qibla, separadas por arcos de herradura o túmidos. Esta tipología arquitectónica se utilizó como modelo para las nuevas iglesias mudéjares toledanas y sevillanas, pero también para las sinagogas, como la de Santa María la Blanca de Toledo o la del Corpus Christi de Segovia.
En 1410 tuvo lugar el denominado “Milagro de la Sinagoga”. El sacristán de San Facundo vendió en la calle del Mal Consejo la Sagrada Forma a los judíos, que intentaron cocerla con agua hirviendo. La Sagrada Hostia voló por los aires, transportada por ángeles hasta el monasterio dominico de la Santa Cruz. En ese momento la sinagoga se derrumbó y en su lugar se levantó años después un templo cristiano. Es una forma tradicional de explicar la incautación del edificio por las autoridades cristianas, precisamente en 1410. Otra anécdota de la que se siente muy orgullosos los segovianos es que en la iglesia del Corpus Christi comenzó la revuelta comunera en Segovia.
Durante el siglo XIX, el templo se salvó de la desamortización que puso en venta el convento. Las monjas, inicialmente exclaustradas, regresaron al convento en poco tiempo. Fue declarado monumento por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.