Palacio de don Pedro I en Torrijos

El primer palacio fue mandado construir por el monarca castellano Pedro I,  como regalo para su amante/esposa María de Padilla, y después de su muerte pasó a formar parte de su familia. La construcción del Palacio debió realizarse en el primer tercio del siglo XIV. Tuvo dos sinagogas, una mezquita y un templo gótico-mudéjar bajo la advocación del santo patrón de la villa, San Gil Abad, todos ellos ya desaparecidos.

Juan II residió frecuentemente en el denominado Palacio de don Pedro I y contó con la ayuda de Torrijos en sus luchas contra la nobleza. El rey premiaba la fidelidad de la villa con una franquicia de impuestos en el mercado de los miércoles.

Estuvo amurallada hasta finales del XIX y se accedía a ella a través de cuatro puertas principales: "Arco de Toledo", "Puerta de Maqueda", "Puerta del Pozo", "Puerta de Madrid" y "Puerta de Gerindote".

El actual lo mandó construir  Gutierre de Cárdenas encargándoselo a Antón Egas, levantado sobre el solar del anterior, sobre los restos del alcázar-palacio de 1335. Gutierre quiso regalárselo a su hijo y más tarde a la muerte de este pasó a ser morada de las monjas concepcionistas, hasta que en los años 90 del siglo XX  pasó a propiedad municipal.

Consta de distintas dependencias muy bellas, resaltando la antigua sala capitular donde está situado el salón de plenos con un precioso artesonado, donde se celebran las bodas civiles. Destacan los dos claustros,  uno central que hace las veces de distribuidor con capacidad para 300 personas, cerrado con una gran cúpula de metacrilato y el otro exterior. Los dos los recorren arcos de medio punto en dos galerías. Se realizó una reconstrucción de las columnas para dejarlas en perfectas condiciones. Se compone de varias dependencias para la policía, biblioteca municipal, también las dependencias del nuevo ayuntamiento, sala de exposiciones, salón de actos  con 226 butacas, camerinos y una gran construcción que anteriormente era una capilla preparada como Auditorio.