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Pinos centinelas utilizados como atalayas y puesto de francotiradores por el ejército popular republicano en el otoño de de 1936, para vigilar el paso de las tropas nacionales que avanzaban por el frente oeste camino de la Casa de Campo para intentar tomar la capital. Se trata de dos pinos piñoneros centenarios, que por su altura permiten divisar por encima de las encinas cercanas y el resto de los pinos de los alrededores, están junto a la carretera de Pozuelo de Alarcón M-513.
Durante la batalla de Madrid Boadilla del monte fue una de las poblaciones que se vio inmersa en el conflicto como reflejan los partes de guerra de los dos bandos.
A principios de noviembre milicianos republicanos se acercan a Boadilla del Monte desde Madrid para investigar la situación del avance del ejército nacional. El día 5 de noviembre la octava compañía de acero perteneciente al ejército popular republicano ocupan Boadilla y organizan la defensa desde una loma orientada hacia Villaviciosa de Odón, comenzando los primeros enfrentamientos con el bando nacional.
El 7 de noviembre se produce un hecho con Miguel Hernández que se encuentra en Boadilla del Monte. Forma parte de una unidad que dirige El Campesino. Durante una retirada acosada por las tropas regulares. Los milicianos comienzan una desbandada y en la huida algunos arrojan sus armas y municiones para correr más ligeros. Cuando Miguel oye un grito ¡Me dejáis solo, compañeros! Encuentra al herido que reclamaba ayuda y mientras pasan a su lado, los milicianos asustados en su huida. Él le auxilia y le recoge trasportándole a sus espaldas hasta un lugar más seguro. Donde termina de intentar cortar la hemorragia que sufre, arrodillándose a su lado le dice: No hay quien te deje solo.
Miguel Hernández piensa que no es capaz de dejar “solo en su desgracias a ningún hombre”