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El Puente del Pasadero, salva el río Perales y se ubica dentro del término municipal de Navalagamella (Madrid), imbricado en la vía que unía esta localidad con Quijorna.
Forma parte del Catálogo Regional de Patrimonio Arquitectónico de la Comunidad de Madrid. Aunque no está documentado su origen, que perfectamente pudo iniciarse con obra romana, se piensa que es uno de los cinco puentes construidos durante el dominio cordobés del centro peninsular en el camino que enlazaba el importante centro de Talamanca del Jarama con el valle del Tiétar. Esta calzada se encuadraba dentro del potente sistema defensivo de la Marca Media, impulsado fundamentalmente durante el emirato de Muhammad I (852-886), y que ligaba con diversas infraestructuras de ingeniería de obras públicas una serie de ciudadelas, entre las que se encontraba Mayrit (Madrid) y atalayas de observación, al sur de la línea montañosa constituida por las sierras de Guadarrama y Somosierra. Este sistema defensivo se encaminaba tanto a vigilar y proteger las poblaciones fronterizas contra las razzias cada vez más atrevidas de los estados cristianos del norte y contra las frecuentes revueltas de muladíes y mozárabes sobre todo toledanos.
Esta hipótesis está de acuerdo con la factura de tres de los puentes actualmente conservados. El Puente del Pasadero, sobre el río Perales, el de Alcanzorla (Galapagar), sobre el Guadarrama, y El Grajal (Colmenar Viejo), sobre el río Manzanares, tienen en común la existencia de un único arco de medio punto, de la forma conocida como “lomo de asno”, con una anchura de tablero de medidas habitualmente utilizadas en los puentes hispanomusulmanes de época emiral y califal. Estas construcciones son de menor anchura que los de factura romana y los cristianos contemporáneos.
El del Pasadero es un pequeño puente que salva un pequeño encajamiento del río Perales a los pies de una urbanización y apoya su fábrica de granito sobre roca madre. El puente conserva una estructura de sillares perfectamente cortados en buen estado inmersos en la bóveda de cañón de medio punto, de una sola rosca, sobre la que se apoyan los tímpanos de mampostería. El enlosado del pavimento del tablero y los pretiles se han perdido en gran parte. El ancho del tablero es de 2,8 m, que se corresponde con el estándar andalusí de medida de 5 codos rassassíes. La luz del vano salva 5,78 m y la longitud del tablero original vendría a ser de aproximadamente 13 m.
El puente, previamente a su consolidación, se encontraba en estado casi ruinoso, puesto que la bóveda, que sí que aguantaba el paso de los años, había perdido no obstante gran parte del apoyo en la margen derecha aguas abajo, quedando en voladizo y suspendido ante el vaciado de las tierras que absorbían su empuje. El estribo derecho se hallaba derrumbado. A pesar de estos graves defectos en la estructura de la fábrica, como ya dije, la bóveda mantenía su sillería bien colocada, al igual que el estribo izquierdo.
La Comunidad de Madrid realizó varias actuaciones para consolidar la vieja estructura. Se limpió la abundante vegetación en la margen derecha aguas abajo, en áreas que habían experimentado pérdida de piedra y de material cimentador en las junturas de los sillares.
Se reforzó la cimentación de la bóveda y el muro del estribo de la derecha del puente aguas abajo. Se reconstruyó el muro del estribo lateral desaparecido y se restituyó el primitivo muro original de contención del terreno que soportaba el empuje de la bóveda. Para construir el estribo derruido se recuperaron piezas originales desde el cauce del río y se trabajaron in situ nuevas piezas en granito.
Además, se ha recuperado el último tramo del camino de acceso al puente, mejorando su acceso, y se ha señalizado con una línea el límite interior del pretil desaparecido.
Con la conquista cristiana de la Marca Media, el Puente del Pasadero perdió su función militar y se convirtió en un paso obligado para las ganaderías que transitaban por la colada de Valdeyerno.