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La Real Fábrica de Paños de Brihuega también conocida como la Real Fábrica de Paños de Carlos III está ubicada en la localidad del mismo nombre provincia de Guadalajara. Se trata de uno de los ejemplos de arquitectura industrial del siglo XVIII en España.
Bajo el reinando de Fernando VI el 1 de abril de 1750, se crea la Real Fábrica de Paños de Brihuega y en el año 1751, comienzan las obras de construcción por el arquitecto Manuel de Villegas, con reformas posteriores de don Ventura Padierne, el coste de este primer edificio ascendió a 617.857 reales. Se finaliza su construcción en 1783. El conjunto ocupa un espacio aproximado de 30.000 metros cuadrados.
El edificio en su parte central tiene una curiosa forma circular, que recuerda una plaza de toros, en el que se fabricaban tejidos para los uniformes militares.
En el año 1768 se crea la "Hermandad de todos los dependientes de las Reales Fábricas", con el fin de garantizaba una mínima asistencia social a los trabajadores, que con ese fin contribuían con una cantidad económica mensual para poder ayudar a otros trabajadores enfermos durante el tiempo que permaneciesen sin poder trabajar y pagar el entierro del que muriese.
Durante la Guerra de Independencia y la ocupación francesa cesó su producción, siendo saqueada por las tropas francesas y por las partidas guerrilleras. Fue usada como cuartel y en su interior se alojó el general Hugo, padre del escritor Víctor Hugo.
En 1822, la Hacienda Real decide venderla pero no es hasta el año 1840, durante el proceso desamortizador de Mendizábal, cuando es comprada por D. Justo Pareja Hernández, quien continuó fabricando allí paños ordinarios y mantas para el ejército y continúo su familia hasta el inicio de la guerra civil en 1936.
El general Walter estuvo con las brigadas internacionales en la Real Fábrica de Paños de Brihuega entre los meses de marzo-abril de 1937 durante parte de la Batalla de Guadalajara en la guerra Civil Española como se puede ver en una serie de fotos tomadas en la misma.
Con el paso de los años la fábrica se encontró repartida entre los herederos y dividida en viviendas.
En el año 1982, comienza una restauración por la Dirección General de Bellas Artes que encargó los arquitectos Mª Carmen Mostaza y Andrés Parea, para la que destinó veinticuatro millones de pesetas, con el objetivo de restaurar los edificios de la Redonda, de la Capilla y realizar la consolidación de la estructura. En 1983, los mismos arquitectos diseñaron la rehabilitación interior del edificio, que no se llevó a cabo.
En el año 2004 el Ayuntamiento comienza un proyecto para la rehabilitación de parte edificio y su posterior destino a Parador Nacional, que fue rechazado.
