- Actividades
- Periodo Histórico
- Comunidades
¡Instala rutas con historia!
El edificio de Telefónica, situado en la Gran Vía madrileña, ha sido un referente para la ciudad desde hace un siglo y su gran actividad ha convertido en una pieza clave de la historia de Telefónica y de Madrid.
El joven arquitecto Ignacio Cárdenas, se encargó del proyecto en el año 1926. Fue contratado por la CTNE y ahí se le asignó el diseño de este importante edificio. Su director para la edificación fue el norteamericano Aldrich Durant. En 1927 Durant se marchó del país y fue relevado por Cárdenas.
Uno de los principales promotores fue el Duque de Alba, por entonces presidente del Consejo de Administración de Standard Eléctrica. Este en contacto con el arquitecto Juan Moya, pidió que Cárdenas estuviera en el equipo. Cada uno tenía una idea distinta, siendo Cárdenas partidario de una edificación algo más moderna. Tras varios desacuerdos Moya dimitió, y Cárdenas se quedó a cargo del anteproyecto. Finalmente la fachada principal se quedó elaborada con estilo neobarroco, elevándose por encima de los tres primeros pisos.
La construcción
El edificio se levantó en tres años. En 1926 se empezó el vaciado del solar donde iba a construirse y en mayo de 1927 se levantó la estructura de hierro hasta la segunda planta, que llegaba hasta los 11 metros de altura. En octubre, la estructura superaba la altura de los edificios cercanos. Para conseguirlo se emplearon tecnologías y grúas de gran tamaño que hasta entonces no se habían visto visto en la ciudad. En el transcurso de la construcción se fueron colocando vallas publicitarias que daban a la nueva Gran Vía, anunciaban como sería el nuevo edificio. El contenido publicitario cambiaba con el tiempo y se hicieron tan populares que los constructores decidieron dedicar la planta baja a la función de escaparate de la compañía. Hoy es algo común, pero por aquel entonces fue una gran novedad.
Se tuvieron en cuenta técnicas que se desarrollaban al otro lado del Atlántico. El cálculo de la estructura metálica toma como referencia las normas de la ciudad de Nueva York. Como rascacielos mantuvo el título de ser el edificio más alto de Madrid hasta 1953, año en el que apareció el edificio de la Plaza de España.
Se hizo necesario hacer algunas excepciones en la normativa del Ayuntamiento para su construcción, porque superaba la altura máxima permitida, que en la época era de 35 metros y la superficie destinada a patios también era menor a lo que establecían las ordenanzas municipales. La compañía telefónica alegó que el edificio iba a tener carácter monumental y artístico y contribuía a embellecer la capital.
El primer acto público que tuvo lugar en el edificio se trató de la primera comunicación entre España y América, y puso en contacto telefónico al rey Alfonso XIII con el presidente de los Estados Unidos, Calvin Coolidge, el 13 de octubre de 1928 más tarde, se realizó una visita al edificio, que todavía estaba en plena construcción.
La inauguración oficial del edificio tuvo lugar el 1 de enero de 1930, pero seis meses antes, en julio, empieza ya a utilizarse. Se pusieron en marcha dos centrales, una urbana y otra interurbana, que permitían atender a 20.000 líneas telefónicas y funcionaban las 24 horas del día.
La historia del primer rascacielos europeo es la historia de la comunicación y tecnología en España, de su desarrollo, evolución e importancia a lo largo del siglo XX.
Hoy en día el edificio ocupa el puesto número 16 en los edificios más altos de la capital. En 1992, el Rey Juan Carlos I inauguró una reforma del edificio poniendo en los pisos del primero al cuarto un espacio cultural y la sede de la Fundación Telefónica. Hoy en día, la planta baja y la primera planta tienen la principal tienda de Telefónica, un espacio en el que se muestra la tecnología de la empresa.
Ya no es el único icono de la Gran Vía, pero el edificio de Telefónica es un punto de referencia en la skyline de esta calle emblemática de Madrid.
Durante la Guerra Civil Española debido a su gran altura, fue utilizado por el Ejército Popular Republicano como observatorio militar, llegando a ser calificado como el mejor punto de observación de la ciudad. Por este motivo fue uno de los objetivos de la acción de la artillería del ejército de Franco, que se encontraba en el cerro Garabitas de la Casa de Campo.
