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Necrópolis medieval de Sieteiglesias

Sieteiglesias, está constituido por dos áreas. Está datada entre los siglos IX y XI. Forma parte del Plan de Yacimientos Visitables de la Comunidad de Madrid.

Junto a la iglesia parroquial de San Pedro, en el núcleo urbano de Sieteiglesias, Madrid. El horario de la visita es de 11:00 a 14.00 los sábados, domingos y festivos. Las entradas se obtienen en la Casa Museo (C/ Altillo, 5), y la visita es guiada.

Descripción

El conjunto arqueológico de Sieteiglesias, está constituido por dos áreas claramente diferenciadas. Está acondicionada para la visita la que corresponde a los restos de una necrópolis rupestre medieval. La segunda, al este de la iglesia, corresponde al caserío que desde el siglo XVII comienza a fraguarse sobre la necrópolis. Dicha necrópolis medieval es uno de los restos arqueológicos más antiguos encontrados en el término municipal de Lozoyuela-Las Navas-Sieteiglesias. Está datada entre los siglos IX y XI, y su utilización pudo muy bien perdurar hasta bien entrada la Edad Media. Se localiza en una zona de afloramientos graníticos, denominado el Berrocal de la Iglesia, junto a la ruta del Jarama, importante vía de comunicaciones en la Alta Edad Media que unía Talamanca del Jarama con Buitrago de Lozoya para acceder a los pasos de Somosierra que dan paso a la llanura segoviana.

El uso de la necrópolis se relaciona con la repoblación cristiana de la región, cuando poblaciones de esta religión, de carácter ganadero, y procedentes de la Tierra de Sepúlveda (Segovia), comienzan a instalarse en las tierras de Buitrago, ricas en prados para el ganado.

La necrópolis forma parte del Plan de Yacimientos Visitables de la Comunidad de Madrid. Se han localizado tumbas excavadas en roca y de similares características en otros municipios de la Sierra de Madrid como El Boalo, Cerceda, Colmenar Viejo o Becerril.

La necrópolis incluye dos tipos de tumbas: antropomorfas excavadas en roca y tumbas de cista. Las tumbas rupestres son un tipo de inhumación en fosa excavada directamente en roca, de forma ovalada o de bañera (fusiforme), y algunas veces de forma antropomorfa, con la silueta de la cabeza y el cuerpo del difunto, con la forma tallada de los hombros y rebaje para la cabeza. Se denominan “olerdolanas”, tumbas antropomorfas documentadas por vez primera en el yacimiento de Olérdola (Tarragona), de ahí el nombre. Las tumbas de cista consisten en una caja delimitada en el suelo por la presencia de lajas de piedra clavadas alrededor de la fosa. Una laja de mayor tamaño cubre la inhumación. Es posible que este tipo de enterramiento sea característico de las comunidades cristianas de la zona.

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Este tipo de tumbas no suelen encontrarse aisladas, sino que forman grupos, generalmente por familias, cercanos a las iglesias. En Sieteiglesias existe una tumba de gran tamaño, que los vecinos conocen como Tumba de los Reyes, y que está formada por dos sepulturas rupestres talladas en una roca más pequeña y separada del resto. En este grupo destaca también un nicho que pudo contener las ofrendas para los difuntos.

La orientación tradicional en las fosas de las necrópolis visigodas suele ser Oeste-Este: pies al Este y cabeza al oeste, según los ritos de inhumación frecuentes entre los cristianos. Esta es la disposición que predomina en Sieteiglesias, aunque algunas tienen orientación diferente, lo que se ha interpretado como tumbas de ajusticiados, aunque no parece ser una hipótesis muy plausible, ya que seguramente, a los ajusticiados podrían no enterrarles en terreno sagrado, como a los suicidas, y estas tumbas se encuentran siempre próximas a iglesias.

La inhumación entre los cristianos de la región objeto de este estudio incluía el lavado y ungimiento del cadáver, que después se envolvía en una tela de lino, y así preparado el difunto, se depositaba en el fondo de la fosa, si ésta era rupestre, o en algún ataúd de madera en las tumbas de cista, lo que sabemos porque se han hallado clavos de madera dentro de algunos enterramientos. El cadáver se cubría con arena y finalmente se sellaba la tumba con una pesada laja de piedra.

Lo más probable es que la necrópolis medieval no tenga relación con la iglesia de San Pedro, ya que ésta se construyó en el siglo XVII, cuando ya existía el cementerio, aun que posiblemente pudo construirse sobre el edificio de alguna iglesia anterior. Las tumbas solían situarse en las cercanías de alguna iglesia, pero anteriormente, los enterramientos se realizaban en el interior de las iglesias, aunque paulatinamente, se fueron realizando las inhumaciones de los muertos en sus proximidades, pero fuera del recinto eclesial.

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Bibliografía, Créditos y menciones

Texto y fotografías propiedad de Diego Salvador Conejo

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