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Poblado Íbero El Cerro de La Cruz

Poblado Íbero El Cerro de La Cruz se trata de un poblado en ladera, dispuesto en terrazas escalonadas excavadas en la roca, aprovechando su superficie.

El poblado Íbero El Cerro de La Cruz está declarado Bien de Interés Cultural, es uno de los pocos poblados de Baja Época Ibérica (siglos II-III a. C.) excavados en Andalucía. Nos habla de la sociedad, economía y medioambiente de entonces. Muestra el urbanismo de la época distinguiéndose las estancias según el uso que tuvieran: almacenes o talleres de artesanos presentando lugares de hábitat y de trabajo (molinos de harina, aljibes, almacenes de ánforas, pesas de telar, etc.).Las construcciones poseen un zócalo de piedra y un alzado de ladrillos de adobes o tapial, conservándose en algunos casos la impronta de la ventana, la puerta o los agujeros de los postes que sustentaban el segundo piso de estos edificios.

Texto y fotografías propiedad de Somnus – Desarrollo de Almedinilla S.L.U

Nota sobre Excavaciones:

De modo sintético se puede indicar que las necrópolis ubicadas en Almedinilla han proporcionado tres tipos de tumbas:

Tumas monumental de cinco cámaras de la que nada sabemos de su planta, alzado, dimensiones, accesos, decoración, ..., en la se depositaron los restos incinerados de la familia que dominaba el poblado.

Tumbas simples en forma de cista, que debieron pertenecer a las familias más pudientes.

Tumbas simples en forma de hoyo, en las que no se detectó ningún elemento de prestigio y que, lógicamente, hubieron de acoger los restos de los individuos menos favorecidos social y económicamente.

En el año 1867 Luis Maraver y Alfaro, conservador del Museo Arqueológico de Córdoba, llevó a cabo excavaciones arqueológicas en la necrópolis de los Collados, situada en las inmediaciones del Cerro de la Cruz, en Almedinilla. De forma probablemente muy apresurada afloraron más de 250 tumbas de época ibérica, que Maraver catalogó como romanas, en las que se pudo documentar unos ricos ajuares formados, principalmente, por armas: falcatas, lanzas, puñales, puntas de flecha, etc. Desde entonces, dentro de los ambientes científicos adquirió fama internacional la bella población de Almedinilla, dada la especial importancia de los hallazgos encontrados en esas excavaciones, dispersos hoy por todo el mundo. La denominación de algunas de las armas más características del mundo ibérico con el nombre de "tipo Almedinilla", como es el caso de las "falcatas", supone una acreditación real de la importancia que ya desde esos momentos se concedió a los vestigios encontrados en la necrópolis de Los Collados.

Algunas décadas más tarde, a principios de nuestro siglo, en el mes de Noviembre de 1903, el erudito e investigador Rafael Ramírez de Arellano se encontraba en Almedinilla recogiendo información para incluir en el Catálogo histórico y artístico de la provincia de Córdoba, tarea que le había sido asignada en el año anterior por el Gobierno Español. En ese momento estaba haciendo excavaciones en el lugar una sociedad arqueológica francesa (de hecho, la mayor parte del material recuperado pasó a ser propiedad del Museo del Louvre, ante la desidia de nuestras instituciones). En las notas recogidas por Ramírez de Arellano queda acreditada la abundancia de los vestigios arqueológicos a nivel de superficie en la zona, así como se incluyen diversas quejas relacionadas con los males que tradicionalmente afectan a nuestra Arqueología: "Los sitios donde se descubren las antiguallas son el citado Cerro de la Cruz, al lado de una especie de algibe de argamasa romana, que está a flor de tierra, y en otro paraje llamado Los Collados, de donde salió el Priapo, y se ven a flor de tierra restos muy numerosos de edificaciones. Aquí se encuentran tégulas en abundancia y la cobija de barro cocido que las unía tapando las juntas, de las que hemos visto algunas grandísimas. Han salido también ladrillos muy pequeños de 0,10 por 0,05 centímetros, evidentemente árabes, y de los que están solados los portales de algunas casas. También son muy frecuentes los hallazgos de alhajas de oro, sortijas y perendengues, hasta con pedrería y muchos imperdibles de cobre en estado de servir todavía. De estos tenemos uno y recordamos haber visto, hace muchos años, un zarcillo con una esmeralda que anduvo en malas manos y se lo llevó el diablo. Excusado es decir que nada de esto se conserva en el pueblo; los naturales lo recogen y lo venden por nada o lo destruyen si lo consideran falto de valor para la enajenación. Con poco dinero se podrían hacer investigaciones que dieran resultado, pero en España es eso materia imposible. En cambio, la "Societé de correspondans hispanique" está en estos momentos haciendo excavaciones después de haberse llevado en la primavera última Mr. Engel, su representante, no pocos objetos. Es decir, que los españoles no sabemos o no queremos hacer".

Las excavaciones francesas a que se refiere Ramírez de Arellano se llevaron a cabo, fundamentalmente, en la necrópolis de Los Collados, donde ya antes había trabajado Maraver, y en el poblado ibérico del Cerro de la Cruz, si bien tocaron también algunos otros puntos, como el Barranco del Lobo y la zona de Bergara (El Ruedo). Su mérito principal fue reconocer que los vestigios encontrados en el Cerro de la Cruz correspondían a la planta de un antiguo poblado ibérico (antes ya comentamos que Maraver y Alfaro pensaba que las tumbas que había excavado en la necrópolis de Los Collados eran romanas). Desgraciadamente, fue el Museo del Louvre el que se apropió del material encontrado.

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 Texto propiedad de  http://perso.wanadoo.es/historiaweb/antiqva/index.htm 

 

Bibliografía, Créditos y menciones

Texto y fotografías propiedad del Ayuntamiento de Almedinilla.

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