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Carlos III y su labor en la ciudad de Madrid

Carlos III, el Mejor Alcalde de Madrid, por su labor urbanística que incluía ensanchar calles para convertirlas en paseos y adornar con fuentes y plazas la ciudad

Carlos III y su labor en la ciudad de Madrid

Carlos III nació un 20 de enero de 1716, por lo tanto hemos celebrado su tercer centenario a principios de este año. A pesar de lo que este Rey significó para Madrid, no se le ha hecho mucha prensa, tal vez opacado por la figura de Miguel de Cervantes. Aunque con retraso, hemos decidido homenajearle recordando todo lo que el denominado: mejor alcalde de Madrid, hizo por la ciudad.

Fue el primer hijo que Felipe V tuvo con su segunda esposa: Isabel de Farnesio, es decir, el tercero en línea sucesoria, detrás de Luis I y Fernando VI. Parecía obvio que no reinaría nunca, así que se le encomendaron tareas diplomáticas. En 1731 con el fallecimiento sin descendencia del duque Antonio de Farnesio, tío de su madre, Carlos adquiere los ducados de Toscana, Parma y Piacenza, siendo reconocido como heredero en el Senado de Florencia un año después. En 1733 estalla la Guerra de Sucesión de Polonia, un conflicto que dividió a las monarquías europeas y gracias a la cual, Carlos logró reconquistar a los austriacos Nápoles y Sicilia, en nombre de su padre Felipe V, quien se las cedió siendo nombrado rey en 1735 como Carlos VII y donde permaneció hasta que fue llamado a Madrid en 1759.

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Carlos nunca imaginó que volvería a España, así que convirtió Nápoles en su hogar, se asentó con su esposa, Mª Amalia de Sajonia y sus trece hijos. Durante su reinado aprendió a ser un rey moderado en el gobierno, aprobó reformas que aunque no acababan con todos los problemas, sí consiguió que tanto el pueblo como la nobleza estuvieran contentos. Se había acostumbrado a vivir allí cuando llegó la noticia de Madrid, su hermanastro Fernando VI había fallecido sin descendencia, así que debía regresar, dejó a su hijo Fernando IV al frente de Nápoles y viajó hasta España.

 

El 9 de diciembre de 1759 Madrid recibía a un rey experimentado como gobernante. Dos fueron los primeros sucesos que marcaron a Carlos III nada más llegar a la capital: su primogénito fue nombrado su sucesor, el futuro Carlos IV, y su amada esposa fallecía al año de llegar, tan triste fue su pérdida, que el monarca no volvió a desposarse a pesar de las insistencias de la Corte.

Entre la comitiva que le acompañó desde Nápoles, el monarca se trajo al arquitecto italiano Francesco Sabatini y a todos los operarios de la fábrica de porcelana de Capodimonte, además haría llamar a pintores y decoradores para acometer las obras que la capital del reino requería. Su primera decisión fue la de sustituir al arquitecto que trabajaba en el Palacio Real en ese momento: Juan Bautista Sachetti, por  Sabatini y retirar las estatuas que coronaban el Palacio Real. Sabatini se convirtió en el Arquitecto Real relevando a Ventura Rodríguez.

 

Su plan urbanístico incluía ensanchar algunas calles para que fueran amplios paseos como el de la Castellana, Recoletos, el Prado, Delicias, la Chopera, los Melancólicos o el de los Olmos, además de empedrarlas; ordenó que se abrieran pozos en las casas para expulsar las aguas sucias y evitar el agua va y los malos olores en las calles, no tardaron en completarse las obras de alcantarillado, iluminó las calles con lámparas de aceite y creó el primer cuerpo de recogedores de basura. Siguiendo el movimiento ilustrado que predomina en el continente, se crean las Academias de la Historia, la Lengua, la Jurisprudencia o la de Bellas Artes. En cuanto a los estudios superiores nacen las Escuelas de Mineralogía o Veterinaria. Entre las actividades lúdicas destacan el juego de la lotería, las tertulias o las terrazas.

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En cuanto a las obras arquitectónicas en las que participó Sabatini podemos destacar: la Real Casa de la Aduana (Ministerio de Hacienda, c/ Alcalá); el Palacio del Marqués de Grimaldi (hoy Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, junto a la plaza de la Marina Española); la desaparecida Puerta de San Vicente (la actual es una reconstrucción del siglo XX); finalizó las obras que Hermosilla empezara en el Hospital General, posteriormente de San Carlos (actual Reina Sofía); terminó la basílica  de San Francisco culminando su cierre con una enorme cúpula; y concluyó las obras del Palacio Real con las Caballerizas Reales y los Jardines que hoy llevan su nombre; además de engrandecer los palacios de El Pardo y Aranjuez. Sabatini también será recordado por haberle ganado a Ventura Rodríguez el proyecto para la realización de la Puerta de Alcalá, la peculiaridad de este acceso a la ciudad es que sus dos fachadas son diferentes, en ella intervinieron los escultores Francisco Gutiérrez y Robert Michel.

Pero no fue el único arquitecto que trabajó bajo mandato real. Ventura Rodríguez continuó realizando proyectos tanto para la casa Real como para miembros de la aristocracia. El conde de Aranda fue quién le encargó la renovación de lo que se llamaría el Salón del Prado, del que diseñó las fuentes de Cibeles, Neptuno, Apolo o las Cuatro Estaciones y la de la Alcachofa. Los duques de Berwick le encargaron la construcción del palacio de Liria, que realizó con el arquitecto galo Louis Guilbert. También es el autor del Tribunal de la Inquisición (calle Torija) y del proyectó del malogrado Palacio del Conde de Altamira (hoy Instituto del Diseño, cerca de Gran Vía).

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La Puerta del Sol se convirtió en el centro de la Capital con la construcción de la Casa de Correos a manos del arquitecto francés Jaime Marquet. La iglesia de San Antonio de la Florida fue realizada por Felipe Fontana, derribándose la ya existente, en su interior podemos admirar los frescos que pintó Goya dedicados a San Antonio de Padua. Desde Roma llegó un jovencísimo Juan de Villanueva, que realizaría el Gabinete de Historia Natural (actualmente sede del Museo del Prado) junto al que encontramos el Jardín Botánico, el Observatorio Astronómico y el Oratorio de Caballero de Gracia, además de las “Casitas” de El Escorial y El Pardo.

 

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Entre todas las Manufacturas Reales que se fundaron destaca la de Porcelana del Buen Retiro, donde empleó a todos los operarios que se había traído de Capodimonte y cuya magnifica trayectoria malograron las tropas inglesas durante la Guerra de Independencia. Otras fueron la Real Fábrica de Platería Martínez, de Relojes, de Tapices, de Salitre o la de Aguardientes y Naipes; todas ellas desaparecidas hoy en día.

Bibliografía, Créditos y menciones

Texto y fotografías propiedad de Vanessa Montesinos.
https://pedacitoshistoriarte.wordpress.com/