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Banco de España

El edificio del Banco de España es uno de los grandes edificios de Madrid, representante puntero de la arquitectura española del siglo XIX y comienzos del XX.

La sede central del Banco de España en el Paseo del Prado es uno de los grandes edificios de Madrid, representante puntero de la arquitectura española del siglo XIX y comienzos del XX.

En 1825, la Junta de Accionistas del Banco de San Carlos, origen del actual Banco de España, decidió su traslado a la calle de la Montera, nueva sede del Banco de San Fernando, que sustituyó al Banco de San Carlos tras su disolución.

Ante la crítica situación económica, el ministro de Hacienda, por aquel entonces, Ramón de Santillán, el Banco de San Fernando y el Banco de Isabel II se fusionaron  en 1847. La sede del Banco de Isabel II, situada en el edificio de los Cinco Gremios Mayores de Madrid (C/Atocha) pasó a ser la ubicación de la nueva entidad, que tomó la denominación de Banco de San Fernando, y posteriormente de Banco de España. El traslado del Banco central español se llevó a cabo definitivamente en 1891. 

En 1882 el Banco de España adquirió el inmueble del marqués de Alcañices en la calle de Alcalá esquina Paseo del Prado. A partir de este momento se convocó concurso público para elegir el diseño arquitectónico más adecuado para las necesidades de la entidad bancaria nacional.

Ninguno de los cuatro proyectos  presentados terminó de gustar  a la comisión de obras del Banco, por lo que la dirección encargó a los arquitectos del Banco Severiano Sáinz de la Lastra y Eduardo Adaro Magro, la redacción de un proyecto para la nueva sede bancaria, que se aprobó en los meses finales del año 1883.

El rey Alfonso XII puso la primera piedra de la nueva construcción en julio de 1884 y finalmente fue inaugurado en 1891.

En 1927, se realizó una primera ampliación del edificio, con la  adquisición de las casas aledañas del conde de Santamarca, en la calle de Alcalá. El arquitecto del Banco José Yarnoz Larrosa, propuso prolongar la fachada con el mismo aspecto que tenía hasta ahora el edificio de 1891. Las puertas de acceso del edificio resultante de la ampliación se construyeron en hierro dulce, siendo su artífice Bernardo Asíns.

Cuarenta años después de la primera ampliación, en 1969, se ejecutó una segunda, según proyecto de Javier Yarnoz Orcoyen, hijo del arquitecto de la anterior. En esta reforma, el edificio fue cerrado por las calles de Los Madrazo y Marqués de Cubas (antigua calle del Turco, donde fue el atentado del general Prim, el principal valedor del rey Amadeo I de Saboya).

No concluyeron aquí las reformas del edificio del Banco de España, puesto que la dirección de la entidad quiso cerrar la manzana conformada por las calles de Alcalá y Marqués de Cubas, a fin de mejorar la seguridad del Banco. Aunque en septiembre de 1978 se convocó un concurso público para acometer la nueva reforma, la obra no pudo realizarse por hallarse sujeto a protección el inmueble.

Al fin, en 2003, se inició la última fase de reforma de cierre de la manzana anteriormente reseñada, con proyecto de Rafael Moneo, según los acuerdos firmados entre el  Ayuntamiento de Madrid y el propio Banco de España, inaugurándose en 2006. Aunque se mantuvo la continuidad de las fachadas de Alcalá y Paseo del Prado, se introdujeron algunas novedades arquitectónicas que enriquecieron el conjunto del edificio.

En el interior del inmueble destacan del edificio original de 1891, la escalera de honor y el patio, antigua caja general y hoy sede de la biblioteca.

Junto a la magnífica escalera de mármol de Carrara, se pueden admirar magníficas vidrieras de estilo simbolista, plenas de numerosas figuras alegóricas.

La ampliación de 1927 incorporó dentro del edificio, novedades arquitectónicas que Yarnoz rehusó disponer en el exterior. El nuevo patio de operaciones recoge ejemplos de Art Decó, como la vidriera superior o el reloj.

Destaca por su singularidad la cámara acorazada, a más de 30 m de profundidad y su sistema de seguridad. En ella se estima que el Banco guarda casi un centenar de toneladas de oro en forma de lingotes y monedas, protegidos por un complejo sistema de seguridad. Esta sala acorazada guarda parte del tesoro nacional, pero el resto está guardado en Fort Knox (EEUU), en el Banco de Inglaterra y en el Banco Internacional de Pagos de Basilea.

Lo más interesante e insólito, sofisticadas medidas de seguridad aparte, es el arma secreta de la cámara acorazada: el agua de la fuente de la Cibeles. Sobre la cámara acorazada, discurre un río subterráneo del que se nutre la fuente de la Diosa Cibeles, llamado Canal de las Pascualas o de Oropesa. En el caso de que se efectuase un intento de robo contra la cámara, se pondría en marcha un sistema, capaz de inundar todas las instalaciones subterráneas en cuestión de segundos. Este dispositivo jamás ha sido puesto en marcha, ya que no ha habido ningún intento de acceso a la sala acorazada. El Banco de España, se dice, posee uno de las instalaciones de seguridad más eficaces del mundo.

El Banco de España es dueño de un importante número de cuadros, herencia de las dos instituciones que se fusionaron para dar origen al actual Banco de España: el Banco de Isabel II y el Banco de San Fernando. Además, la colección de obras de arte se amplió posteriormente con adquisiciones y encargos. Las obras proceden de épocas tan dispares como finales del siglo XV y finales del siglo XX. Desde la segunda mitad del siglo XX, la colección de arte ha incluido nuevos elementos diferentes de las obras meramente pictóricas, como esculturas y fotografías.

 

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Bibliografía, Créditos y menciones

Texto propiedad de Diego Salvador Conejo

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