El proyecto Madrid Moderno, acometido entre 1890 y 1906, pretendía hacer del madrileño barrio de Ventas el más europeo de los distritos capitalinos. De aquella época tan sólo quedan una docena de chalets modernistas, del casi centenar que construyeron arquitectos como Julián Marín, Mauricio Martínez Calonge y Valentín Roca Carbonell.

Se encuentran diseminados entre grandes edificios de los años 60 del siglo XX, detrás de la plaza de toros de Ventas, sobre todo en la calles de Roma y de Castelar. Son hotelitos cuyo denominador común es un mirador de madera y cristal, que sobresale de la fachada, apoyado en finas columnas de hierro, con un pequeño jardín delante de la misma. Las paredes están construidas con ladrillos y azulejos, representando un estilo neomudéjar.

Algunas de las construcciones están muy deterioradas pero otras en cambio, aparecen muy bien cuidadas por sus dueños, conscientes de que la normativa del Ayuntamiento protegen estos diminutos edificios, lo que implica el deber y la necesidad de mantener en buen estado el aspecto de las fachadas exteriores.

El proyecto Madrid Moderno tenía como objetivo proporcionar coquetas viviendas a miembros de clases medias en el extrarradio de Madrid. Fue un proyecto muy criticado en determinados círculos del Madrid de la época por su estética, ciertamente rompedora.

Al final de cada hilera de casas se alzaba un torreón con esferas de colores. Solamente queda uno de éstos, en la calle de Castelar, similar a la Casa de las Bolas en la Calle Goya, obra de Julián Marín, uno de los arquitectos que integraron tan novedoso proyecto.

Bibliografía, Créditos y menciones