- Actividades
- Periodo Histórico
- Comunidades
El castillo de Marcuello se encuentra sobre la sierra del mismo nombre en la Localidad de de Sarsamarcuello en el municipio de Loarre perteneciente a la comarca oscense de La Hoya, provincia de Huesca.
Cuenta con un emplazamiento magnífico, superando a Loarre por su amplio campo de visión. La ruta del río Gállego, que a sus pies se ensancha dejando atrás las montañas y los Mallos de Riglos, quedaba perfectamente dominada desde su elevadísimo espolón, a una cota bastante más elevada que las fronteras de Ayerbe y Murillo,
Actualmente, sobre la amplia superficie del espolón solo quedan las ruinas de la torre y dos iglesias románicas.
El castillo de Marcuello fue uno de los principales castillos de Aragón en el sector central del Prepirineo, formando un grupo geográfico con los existentes en Murillo, Agüero, Ayerbe y Loarre, que a comienzos del siglo XII, lo gobernaba la reina viuda Berta. Entre todos ellos, parece ser la construcción más moderna, muy probablemente fundado por Sancho Ramírez de Aragón antes del año 1074, en que lo custodiaba Pedro Sánchez a título permanente hasta el año 1105, juntamente con los nada cercanos castillos de Luesia, Cacabiello y Boltaña. Después lo tuvieron Barbatuerta y Sancio Enecanes durante los años 1110 y 1160, para perder luego toda nombradía, pues sólo conocemos que estuvo en manos del omnipotente Antón de Luna a comienzos del Siglo XV, Un documento del año 1488 nos revela que el castillo de Marcuello estaba habitado aún (vid. Sangorrin), pero sus vecinos descendieron después a Sarsamarcuello y Linás de Marcuello, al igual que ocurrió en Loarre, estando ya deshabitado en el año 1610
El castillo de sencilla estructura, como muchos de la zona, contaba con una torre levantada sobre una roca y un recinto amurallado que la rodeaba, del que sólo queda un lienzo recto de tosca mampostería que contrasta con la buena sillería de la torre. Y este lienzo poco a poco se va deteriorando, motivado por su abandono. De la torre, arruinada en el año 1808, únicamente está en pie una pared y fragmentos de sus colaterales, pero los cimientos del resto nos revela que era un soberbia torre del homenaje cuadrada de 11 metros de lado, insólito en el siglo XI, pues se plantea el problema de la cubrición de sus suelos por la dificultad de encontrar rollizos de tanta longitud. En las torres de Abizanda y Biel, aunque de mayor longitud, su anchura es menor y se resuelve extendiendo los rollizos sobre arcos fajones de piedra relativamente próximos, pero en el castillo de Marcuello no aparecen los característicos arranques de dichos arcos, sino las impostas corridas y los mechinales, advirtiéndose que tenía cinco plantas. En las tres superiores muestra saeteras abocinadas, que interiormente, son de arco semicircular en la inferior y adinteladas en las otras dos.