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Los orígenes no están claros y la primera referencia conocida e del año 969, cuando se documenta la iglesia de Sant Fructuós en el interior del recinto amurallado.
Es un claro ejemplo de fortaleza alto-medieval de carácter fronterizo, levantado para proteger y controlar el paso del congosto del Noguera Pallaresa.
La estructura del castillo es muy simple, es de planta triangular con los ángulos redondeados y conservan los muros perimetrales de casi diez metros de altura con una única puerta de acceso al sur. La torre del homenaje de unos quince metros de altura. Se levanta sobre una base rocosa. Por estar construido sobre una roca, carece de foso.
El castillo perteneció, primero, a los condes de Pallars y posteriormente a los Mur, durante esta última etapa vivió su época más esplendorosa. En el año 1055 Ramón V del Pallars Jussà le cede a Arnau Mir de Tost como dote para casarse con su hija.
Con la construcción de castillo se produjo como en muchas otras ocasiones la construcción del pueblo castrense de Mur, que posteriormente fue abandonado, al que también pertenecía la iglesia de Santa María de Mur. Era un notable poblado alto medieval, con restos de muralla ciclópea y numerosos restos de suelos de habitación tallados en la roca, descubiertos en las prospecciones arqueológicas realizadas sobre todo en 1977.
El castillo ha pasado con el devenir de los siglos por muchas familias nobles y linajes diversos, pasando bajo la administración de los Arboreas de Cerdeña o los duques de Híjar por poner algunos ejemplos.
Por su arquitectura y estado de conservación el Castillo de Mur se ha convertido en el emblema de los Castillos de Frontera de los condados catalanes.
El año 1920 el castillo fue declarado Monumento-Artístico de Interés Nacional.
Aparte de disfrutar de las vistas que nos regala su ubicación, podemos disfrutar con relativa frecuencia, de la visita de una colonia de buitres que invaden el cielo, creando un bello espectáculo.
