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Castillo de Sigüenza

El castillo de Sigüenza fue construido en el siglo XII con el fin de servir como palacio-fortaleza de los obispos que fueron señores de la ciudad durante siete siglos.

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Sigüenza es una de las ciudades con más historia de España situada al norte de la provincia de Guadalajara.  Sin duda, este municipio está marcado por su castillo, construido casi en su totalidad con piedras extraídas de las zonas cercanas, actual Parador Nacional. Pero también por la leyenda medieval del Doncel de Sigüenza y una artesanía única.  Muy próximo se encuentra el río Henares.

El castillo se ubica en un pequeño montículo cerca de la localidad que le proporciona su nombre, dominando el territorio que lo rodea en la llamada Plaza del Castillo, s/n. Además, su entorno natural es de los mejores de España, especialmente el Parque Natural del Río Dulce y las Hoces del Río Salado.

Historia

Se empezó a construir en el año 1.123 para servir de palacio-fortaleza y residencia de los obispos que fueron señores de la ciudad durante siete siglos. Como tal residencia, será testigo durante siglos de episodios importantes y visitas de personajes históricos.

La ciudad de Sigüenza fue el asentamiento de una importante ciudad celtíbera llamada Segontia, que estuvo situada en los altos cerros de la margen derecha del río Henares. En tiempos de los romanos, fue un sitio de mucho paso y  con bastantes habitantes, los cuales seguramente edificaron el torreón o puesto de vigilancia sobre el valle en lo que es hoy castillo-fortaleza. Habitaron esta ciudad visigodos y árabes en un reducto fuerte y atalayado en lo más elevado de la orilla.

La reconquista de Sigüenza tuvo lugar en el mismo año, siendo su primer obispo,  Don Bernardo de Agen, quien al mando de un poderoso ejército conquistó la ciudad a los árabes que la ocupaban.

La restauración de la sede episcopal en Sigüenza por parte de la monarquía castellana, hizo crecer a esta aldea, que tomó nuevas fuerzas cuando  en 1138, Alfonso VII concedió a los obispos el señorío civil sobre la ciudad y sus gentes quince años después, de ahí que se la conociera como “la de los cien obispos de armas tomar”

Desde entonces la historia de Sigüenza y de su castillo ha ido paralela con la de sus obispos. Desde el s. XII, estos obispos y demás personas influyentes que pasaron por Sigüenza fueron levantando, ampliando y fortificando el castillo, hasta llegar a ser uno de los más grandes e importantes de la península. En sus salones pusieron capillas, salas de justicia, tribunales y cárceles. Un gran número de militares y servidores estuvieron al cuidado del Castillo, donde habitaron los obispos durante largas temporadas.

Con el tiempo se fueron creando salas para todo tipo de actividades y eventos, se fueron ampliando y reforzando las murallas defensivas de la ciudad, creando impresionantes puertas y estructuras que aún hoy podemos admirar en su mayoría. El recinto tiene planta rectangular y son sus torres las que rompen la monotonía del edificio, estas son todas de la misma altura,  rematadas por almenas de igual forma. Su estructura nos muestra su origen árabe. Se encontraba rodeado de una muralla con puente levadizo.

La nota que distinguía a este edificio era su matiz religioso, siendo el único a nivel nacional que sirvió de residencia a altas jerarquías eclesiásticas, el único caso de fortificación residencial religiosa.

De sus puertas  hoy en día quedan el portalón del Hierro, en la Travesaña Alta, el Portal Mayor, que fue el acceso principal, durante la Edad Media. Y por el costado de levante la Puerta del Sol, que fue postigo simplemente, y la Puerta del Toril, utilizable para salir a la Cañadilla desde la plaza mayor.

Un hecho histórico añadido al paso de los diversos episcopados, fue el ocurrido en el siglo XIV, en 1355, cuando fue alojada, como prisionera, doña Blanca de Borbón, rechazada por su marido, Pedro I de Castilla,  desde entonces cuenta la leyenda de que una de las torres del mediodía, está todavía dominada con el recuerdo de la joven           dama francesa.

Su declive vino a partir del s. XIX, con la Guerra de la Independencia y las carlistas, y con sucesos como el gran incendio del Castillo de Sigüenza, destinándose también a cuartel de las tropas francesas.

A principios del siglo XX sirvió de cuartel de la guardia civil, hasta la Guerra Civil Española, que fue utilizado como cuartel  del Ejército Popular Republicano y como consecuencia quedo destruido y posteriormente abandonado. Convirtiéndose en cantera para nuevas construcciones, además de perder valiosos elementos como rejas, azulejería, tallas y demás objetos de valor. La restauración que se hizo fue casi total siguiendo los planos y documentos antiguos.

Actualmente se ha sometido a un excelente proceso de restauración y ha llegado a albergar el impresionante Parador Nacional de Turismo “Castillo de Sigüenza”, por lo que es sin duda una visita que no nos podemos perder en un viaje por la provincia de Guadalajara (Castilla La Mancha).

 

 

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