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El dolmen de Lácara es un monumento megalítico tipo sepulcro de corredor, verdadera joya arquitectónica del Calcolítico (3000-4000 años antes de Cristo) en buen estado de conservación. Está situado en plena dehesa, entre encinas, a unos 25 kilómetros de Mérida, en la carretera que une Aljucén con La Nava de Santiago, en un punto aproximadamente equidistante entre ambas localidades. La manera más rápida de llegar es por la A-66, tomando la salida 606 en dirección a La Nava de Santiago y a unos 8 km se encuentra una indicación que señala el desvío. Hay un cartel que señala el acceso, junto a una verja de entrada. Una vez se atraviesa la puertecilla de la verja, se pasea hasta el lugar donde se encuentra un sorprendente, por el tamaño, dolmen de corredor. Dentro del recinto, hay que seguir la valla. A unos 100 m, siguiendo la valla, se gira a la izquierda, y a unos 200-300 m nos encontramos con una pequeña casa en ruinas. Un poco más adelante, y siempre siguiendo la valla, nos encontramos con una elevación del terreno, que no es otra cosa que la cámara mortuoria del dolmen. Para entrar dentro, rodear la elevación. Durante 2011 se han hecho tareas de acondicionamiento en el acceso y se ha limpiado el monumento.
Fue declarado monumento nacional en 1931.
Descripción
En su categoría es el de mayor tamaño de España. El dolmen de Évora, en Portugal, es el más grande existente en la Península Ibérica. Está datado en el cuarto milenio antes de Cristo. Ha sido adquirido en 2011 por la Administración regional para su conservación.
El dolmen está formado por un largo corredor cubierto, de casi 20 m de longitud, que da acceso a la cámara mortuoria. Un pasillo adintelado conduce a una cámara mortuoria que originalmente debió de alcanzar los 5 metros de altura, y que estaba cubierta de un manto de tierra que ocultaba a la vista dicha cámara. En su interior se ha encontrado ajuar funerario formado por cuchillos, puntas de flecha, y placas de pizarra, resultado de las tareas de excavación más importantes que han tenido lugar en el dolmen (años 50 del siglo XX), por el prestigioso arqueólogo Martín Almagro Basch. Además de los restos de ajuar funerario, anteriormente descritos, Almagro encontró un fragmento de cerámica de un vaso campaniforme. El corredor y la cámara fueron repetidamente saqueadas, seguro desde época romana y en etapas posteriores.
La cúpula se cubrió con una gran losa, de la que, a priori, no quedan vestigios a primera vista. La estructura de cámara y corredor estaba cubierta con piedras y tierra, hasta formar un gran túmulo. El túmulo era reforzado por bloques de piedra que ejercieron el papel de contrafuertes para evitar que la estructura se viniese abajo, pues la presión de las piedras que forman la cámara mortuoria es enorme. Estas lajas formaban un círculo alrededor del perímetro del dolmen.
El dolmen ha sido utilizado durante muchos años como vivienda y resguardo para el ganado, y a pesar del aceptable estado de conservación, se encuentra así debido a las cargas de dinamita que se utilizaron para extraer los bloques de granito que forman la edificación. El hallazgo por Almagro Basch de tégulas (pequeñas tejas) y cerámica de origen romano y medieval atestigua el uso doméstico del monumento. Se consiguió barrenar el monumento, pero los restos de lajas esparcidos por los alrededores, demuestran que fuese quien fuese quien realizó tal desaguisado, no se llevó demasiados restos de la obra mortuoria. El mismo Almagro informa en su memoria de la excavación que algunas de las piedras de la cubierta del corredor y todas las de la cámara poligonal fueron intencionadamente desmontadas, barrenadas y destruidas.
Durante el año 2011, ha sido restaurado, limpiado y musealizado.
Megalitismo y dólmenes
Sirva la visita de este espectacular ejemplar de dolmen de corredor como ejemplo práctico de la existencia de monumentos megalíticos con funciones funerarias.
El Megalitismo es una denominación común que alude a construcciones de diversas morfologías, abarca una cronología de más de dos milenios, y aunque a la mayoría de ellas se las supone una funcionalidad funeraria, no se descartan funciones y simbolismos diferentes durante tan prolongado lapso de tiempo. El megalitismo también incluye otras construcciones (henges o círculos, alineamientos, menhires, earthworks) que son interpretados como espacios sociales y religiosos.
La mayoría de los monumentos megalíticos han llegado hasta nuestros días al descubierto, de ahí el interés por su arquitectura. La mayor parte de ellas, estuvieron cubiertos por estructuras tumulares de piedra y/o tierra que ocultaban el monumento, a excepción casi siempre de la abertura de entrada.
Las arquitecturas que originaron el término “megalitismo” están formadas por ortostatos o enormes piedras que limitan los espacios monumentales. Pero además de estos grandes bloques pétreos, los edificios megalíticos se componen de mampostería o piedras más pequeñas que facilitan la construcción de una cámara de planta circular y la cubierta en “falsa cúpula” por aproximación de hiladas, como los tholoi.
Estas tumbas se utilizaron para enterramientos múltiples, colectivos, en el sentido de ser sucesivos. El número de cadáveres en cada megalito funerario varía enormemente. Cuando se conservan los restos óseos, lo que no siempre ocurre, el lugar tiene el aspecto de un osario, pero seguramente es debido a la continua reorganización espacial que sus usuarios realizaron para dejar paso a sucesivas inhumaciones. Cada vez está más extendido entre los investigadores, que a pesar del carácter colectivo de estos enterramientos, lo más probable es que no todos los miembros de la colectividad humana tuviesen el derecho de ser inhumados en los megalitos. También se conocen enterramientos colectivos en cuevas artificiales e incluso en cuevas naturales.