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La Ermita de la Virgen de la Luz está situada en la misma frontera de Moveros en la comarca de Aliste provincia de Zamora España y la Tierra de Miranda Constantim - Portugal y es adorada en los dos lados de la frontera.
La ermita está situada en un altozano, posiblemente sobre los restos de un antiguo castro o lugar de vivienda primitiva. Una tradición portuguesa dice que “antes de ser ermita fue mezquita, porque allí vivieron los moros”.
Otra leyenda cuenta que la imagen de la Virgen de la Luz la encontró un pastor, en la línea divisoria entre España y Portugal. Como consecuencia decidieron construir una ermita en su honor en la misma línea divisoria, pero al día siguiente de su construcción apareció derrumbada, luego construyeron una nueva ermita en el lado español, pero lo construido también apareció derrumbado al día siguiente, por ultimo lo intentaron en el lado portugués y es la que perdura.
La ermita está unida a un hecho que marcó la vida zamorana en la Edad Media, “el motín de la trucha”. En ella se refugiaron los cabecillas del pueblo que incendiaron la iglesia de Santa María la Nueva, ubicada en la ciudad de Zamora, en el que murieron abrasados los nobles que pretendían dar escarmiento a los plebeyos sublevados, y donde se produjo el milagro de las sagradas formas que pasaron a través de un muro, cuya hendidura se conserva, hacia el convento de las Dueñas, entonces situado tras el templo, junto a la muralla.
Se celebra todos los años la romería de la Virgen de la Luz une fiesta que une a la localidad de Moveros de Aliste con el municipio vecino de Constantim ( Portugal) es una celebración fronteriza que se celebra el domingo siguiente a San Marcos y en la que gentes españolas y portuguesas intercambian diversos productos destinados al hogar y a los trabajos del campo.
Durante la romería a las alhajas de la Virgen se añaden cuantiosos donativos económicos de españoles y lusos, por este motivo esta en todo momento protegida por la Guardia Nacional Republicana portuguesa, además de con la presencia en el recinto romero por motivos de tráfico y seguridad por la Guardia Civil española y la Policía de Fronteras que prestan cada año una gran labor profesional y humana para evitar el caos circulatorio y disuadiendo o deteniendo a los carteristas atraídos por la gran afluencia de público.