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La iglesia de la Virgen de la Collada está situada en la localidad de Castarne perteneciente a la comarca de Ribagorza en Huesca. Ubicada a la entrada del pueblo a pocos metros del castillo de Castarne.
La construcción que es de estilo barroco fue edificada durante la primera mitad del siglo XVII.
Se trata de un edificio de planta rectangular de una sola nave y cabecera plana, construida en mampostería vista.
La construcción es muy sencilla y exteriormente solo destaca el escalonado de volúmenes producidos por las diferentes alturas que hay entre la nave y la tribuna situada sobre las capillas, y el campanario. El campanario de escasa altura es de planta cuadrangular, con las esquinas chafadas lo que le da un aspecto de campanario octogonal, tiene cuatro aberturas con arco de medio punto para alojar las campanas, alguno de los cuales esta cegado, cubierto de formas cónica con tejas.
En el interior adopta un esquema de iglesia jesuita, de modo que la nave se divide en varios tramos con capillas laterales sobre las que se abre una tribuna, y con coro a los pies.
Los tramos de la nave están cubiertos por bóveda de cañón con lunetos y la cabecera con bóveda de arista. Las capillas laterales tienen embocadura de arco de medio punto y planta cuadrangular, que está cubierta igualmente con bóveda de cañón con lunetos. Sobre ellas se alza la tribuna, abierta a la nave por una arcada de vanos en arco de medio punto rebajado, de la misma anchura que las embocaduras de las capillas sobre las cuales se sitúan. Su frente está cerrado por balaustradas de madera torneada, similares a la situada en la parte delantera del coro alto.
La puerta está situada en la cabecera y es de arco de medio punto, el arco esta resaltado por una moldura. La carpintería de la puerta está decorada con casetones, cada uno decorado con un rombo en relieve.
En la comarca de Ribagorza son muy escasos los ejemplos de iglesias barrocas que adopten la tipología jesuita.
A principios del siglo XXI su estado de conservación era pésimo, debido fundamentalmente a problemas de humedades, que dañaron la piedra.
En el año 2008 se hizo una restauración, con el proyecto del arquitecto Jose Miguel Ferrando y financiado por el Gobierno de Aragón.
