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Iglesia de las Góngoras

El nombre oficial de la iglesia es el de las Mercedarias Descalzas de la Purísima Concepción, es de estilo barroco de la segunda mitad del siglo XVII.

El nombre oficial de la iglesia y convento madrileño de las Góngoras es el de las Mercedarias Descalzas de la Purísima Concepción, que conserva la pureza y el estilo barroco de la segunda mitad del siglo XVII, momento en el que fue construido.

Fue en origen un beaterio fundado en la calle de San Opropio por Dº María de Mendoza, hija del embajador de Portugal, en 1626. En este beaterio permanecieron las religiosas hasta que en 1661, el edificio quedó arruinado por una inundación, siendo acogidas por el duque de Abrantes, según Pascual Madoz.

En 1663, Felipe IV quiso dedicar un convento a Nuestra Señora de la Concepción en agradecimiento por el nacimiento de un heredero varón, el futuro Carlos II. Como el monarca conocía la situación de las mercedarias descalzas, decidió donarlas el nuevo edificio. Una vez que Felipe IV decidió la fundación, se compraron varios terrenos (casa, jardín y huerta) propiedad del Marqués de Colares, junto a la casa de don Juan Jiménez de Góngora, ministro del Consejo de Castilla, para el emplazamiento del futuro convento mercedario.

Fray Manuel de San Juan Bautista y Villarreal fue el arquitecto encargado por Felipe IV de realizar la primera iglesia, inaugurada en 1665. El edificio ocupa prácticamente toda la manzana, y ocupa una gran superficie conocida anteriormente como las huertas del Duque de Frías.

La fundación se encomendó a Juan Jiménez de Góngora, y al padre Fray Juan de Santa María, Vicario General de los Mercenarios Calzados. Fue inaugurado el 24 de marzo de 1665, tomando el nombre de las Góngoras del ministro, no del ilustre escritor cordobés del siglo de Oro, don Luis de Góngora y Argote, aunque la calle donde se ubica el convento sí que está dedicada al gran culterano, enemigo acérrimo del mordaz Francisco de Quevedo. Parece que la denominación de la calle procede de una apreciación errónea del Ayuntamiento de Madrid, que dedicó en 1961 dicha calle al Góngora equivocado. Anteriormente la calle se llamó de Santa Bárbara la Vieja.

La personalidad barroca de la que hace gala aún hoy día, se la proporcionó el arquitecto Manuel del Olmo, que recibió el encargo de ampliar el espacio conventual en 1669. Olmo proyectó una cúpula-linterna sobre pechinas, que emplazó sobre el crucero de la planta de la iglesia. No obstante, los elementos barrocos están discretamente ocultos al gran público que pasea ignorante de la magnificencia que esconde la fachada neoclásica, ya que permanecen en el interior del templo.

La fachada de grandes muros austeros y lisos, con ausencia de las curvas características del Barroco, es de factura neoclásica y es el resultado de la restauración realizada en 1775, que corrió a cargo del arquitecto José de la Ballina. Los materiales utilizados en el exterior son ladrillo y mampostería encalada, con almohadillado imitando piedra. Eso sí, los escudos de los mercedarios menudean por todos lados, incluso en esta sobria fachada. En el muro de la derecha hay pintado un escudo mercedario de gran tamaño.

El ingreso a la iglesia se realiza de forma lateral y en el suelo encontramos un nuevo escudo de gran tamaño de la orden mercedaria: corona, cruz blanca sobre fondo rojo y bandas rojas y blancas inferiores.

En el interior podemos comprobar la existencia de numerosos elementos barrocos. La planta de la iglesia es de  cruz latina, con una única nave, y presbiterio en alto. Ya hemos comentado antes que la bóveda que remata el crucero es obra del ingenio de Manuel del Olmo, que logró dotar al interior de la iglesia de gran luminosidad, movimiento y elegancia.

En los laterales de la nave podemos admirar dos cuadros-retablo, uno que representa a San Pedro Mártir junto a Catalina de Siena, obra de Pedro Atanasio Bocanegra, fechado hacia 1676. El otro representa a Nuestra Señora de Montserrat. Ambas han sido restauradas recientemente a iniciativa de la Comunidad de Madrid.

El impresionante y recargado retablo barroco, es de madera imitando colores y texturas marmóleas y broncíneas. Cuatro columnas corintias que se proyectan hacia el visitante contrastan con un interior cóncavo, que aloja la Immaculada Concepción de Juan Pascual de Mena. Las imágenes de Santa María de Cervelló y de la Beata Mariana de Jesús, que también aparecen en el retablo, son obra del mismo Mena.

En 1936, las monjas fueron desalojadas y convento e iglesia convertidos en almacén y comedores del ejercito republicano.

Fue declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento por Decreto de 8 de marzo de 2012.

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Bibliografía, Créditos y menciones

Texto propiedad de Diego Salvador Conejo

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