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La Iglesia de Santa Bárbara-Salesas Reales es una de las más impresionantes de Madrid, ubicada en la Calle de Bárbara de Braganza, se encuentra en la zona de Chueca. Su nombre se debe a la esposa del Rey, Fernando VI.
Fundó el convento de las Salesas Reales en el año 1748, con el fin de que las jóvenes de la nobleza fueran educadas en él y como lugar propio en el que poder recluirse llegado el momento, aunque al morir antes que su esposo, Bárbara no pudo gozar de su retiro en el convento.
Hacia 1870 las religiosas que habitaban en él fueron exclaustradas pasando a ser confiscado por el estado siendo sede de los juzgados, como sigue siendo en la actualidad, aunque la Iglesia sigue abierta al culto ellas se establecieron en un nuevo convento en la calle Santa Engracia.
Se incendió en dos ocasiones, una en 1907 y otra en 1915, afortunadamente sin afectar a la Iglesia. Fue restaurado por Joaquín Rojí.
EDIFICIO
El proyecto del Monasterio fue diseñado por el francés François Carlier, aunque al final lo terminó Francisco Moradillo, modificando el proyecto original al incluir dos torres-campanario. Se construyó en apenas 7 años, inaugurándose en 1758 con solemnes ceremonias en presencia de la reina fundadora.
Se encuentra en una amplia lonja, cerrada de verjas de hierro y con pilares de granito coronados de jarrones de este mismo material, y hacia el Sur vemos la fachada principal del templo, de piedra berroqueña labrada, adornada con ocho pilastras con capiteles compuestos y dos torrecillas que se levantan a ambos lados.
Sobre las pilastras centrales hay un ático rematado en frontón triangular en el que hay una ventana con vidriera que representa a Sta. Bárbara, encima se ven las armas reales. Sobre el frontón una gran cruz de piedra flanqueada a los lados por dos ángeles de rodillas en actitud de adoración, en los extremos dos pebeteros y a ambos lados de la ventana dos tableros con guirnaldas y angelitos.
Construida en ladrillo y mampostería, su fachada principal forma un triple pórtico, con tres accesos, el central cuadrado y los laterales coronado con un arco de medio punto. La fachada aparece ornamentada con relieves del escultor italiano Juan Domingo Olivieri, y en la parte baja sendos tableros con angelitos sosteniendo, según se mira, el de la izquierda las tablas de la ley y el de la derecha una gran cruz. Las estatuas de bulto en nichos de San Francisco de Sales y Santa Juana Francisca, obras de Alfonso Giraldo Vergaz, posteriores a la construcción del templo.
Haciendo ángulo recto con esta fachada se sitúa una de las fachadas del monasterio, hoy Palacio de Justicia, curiosamente en el centro se encontraba un acceso al convento sobre el que existe una hornacina con las figuras de la Sagrada Familia, obra también de Olivieri, y muy parecida a la que se encuentra en el coro, hoy es una capilla reservada; al rebajar el nivel de la lonja este acceso se convirtió en ventana.
La decoración interior se debe a escultores italianos. En estilo rococó, combinando las aspiraciones clásicas y la magnificencia barroca, aparece decorado con bronces, mármoles y piedras multicolores con un coste muy elevado, lo que originó comentarios maliciosos. Los lienzos de La Visitación en el altar mayor, La Virgen y el Niño con San Francisco Javier y Santa Bárbara en el crucero son obra de Francesco de Mura. A la izquierda del altar se encuentra también la tribuna regia hecha en madera, encima los escudos de España y Portugal.
Su planta es de una sola nave con forma de cruz latina y capillas-hornacina a los lados, está cubierta con bóvedas de cañón con lunetos en la nave y brazos del crucero y una cúpula sobre pechinas, tambor y linterna sobre el crucero. Las pinturas al fresco de la cúpula y las pechinas son de los hermanos Velázquez.
El púlpito se realizó en estuco imitación de mármol blanco y verde en los años 20.
En su interior también se encuentran las tumbas de Bárbara de Braganza y Fernando VI. Como ella no tuvo hijos no pudo ser enterrada por tradición en El Escorial y él también descansa a su lado porque no quiso separarse de su esposa ni después de su muerte. La tumba se realizó según el modelo del arquitecto Francisco Sabatini.
La tumba del Rey da a la Iglesia y la de la Reina a la capilla, estando los dos juntos. El sepulcro fue un encargo de Carlos III, realizado en mármol, en el centro se ve una imagen que representa el tiempo con un medallón en sus manos.