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La iglesia es de factura simple, de estilo románico lombardo. Se construyó hacia la década de 1080 y dependió del monasterio de San Juan de la Peña.
Originalmente la iglesia constaba de una sola nave de gran altura, cubierta con armadura de madera y terminada en un ábside en semicírculo. La fábrica de esta parte es de sillarejo de tamaño variable, pero bien escuadrado, y exteriormente está cubierta con losa de piedra. El acceso se hace a través de una sencilla portada abierta con doble arco de medio punto en el tercer tramo de la nave, que en tiempos estuvo protegida por un pórtico de mampostería adosado a la sacristía, hoy desaparecido.
Exteriormente la construcción presenta decoración propia del románico lombardo, formada por grupos de arquillos ciegos separados por bandas o lesenas. En los muros de la nave sobre este elemento discurre una cinta de ajedrezado que, por el contrario, es un motivo propio del románico francés, cuyo punto de partida en Aragón es la propia catedral de Jaca. Esta circunstancia hace que esta iglesia de Bagüés se considere uno de los últimos ejemplos del románico lombardo, además del más occidental, en el que ya se aprecian influencias de la decoración jaquesa.
La iglesia se amplió, probablemente entre los siglos XVI y XVII, con una nueva nave en el lado de la Epístola, que se comunicó con la nave central por medio de dos grandes arcos de medio punto. La nave lateral está cubierta con una bóveda de lunetos en ladrillo de dos tramos y su ábside semicircular con una bóveda de horno también de ladrillo. Su fábrica es de sillar bastante regular, exteriormente se cubre igualmente con losa de piedra y presenta tres grandes contrafuertes. A esta época responderían otros dos elementos del templo: el coro, claramente de mayor anchura que el original, y la actual techumbre de madera. Posteriormente, ya en el siglo XVIII se realizó una bóveda de cañón encamonada o falsa, a base de cañizos y yeso, que ocultó hasta su derrumbe a mediados del siglo XX la techumbre de madera. Al finalizar esta intervención se realizaría la decoración mural de la bóveda de horno de la cabecera que simula casetones con florones centrales y una gran clave. El templo actualmente también cuenta con una torre de planta cuadrada encajada a los pies cuya cronología es fuente de discrepancias.
En el interior hay que destacar la pila bautismal tallada en piedra y situada bajo el coro, que puede datar del siglo XVI. Tiene el pie moldurado y el vaso en forma de copa semiesférica sin decoración.
Esta sencilla pero bonita construcción cobijó en su interior un espectacular conjunto de pinturas murales románicas, hasta que fueron descubiertas en 1966, restauradas durante dos años y trasladadas al Museo diocesano de Jaca, donde se encuentran actualmente.
Las pinturas se fechan hacia el año 1100, así son el más antiguo programa pictórico del Románico en Aragón. Está narrado en espiral, con escenas distribuidas de izquierda a derecha en cuatro registros de los muros laterales de la nave, y cuenta la historia de la humanidad desde su creación para finalizar en el ábside con la Crucifixión y en la parte superior con la Ascensión. También destacan las escenas de: la Matanza de los Inocentes, la Resurrección de Lázaro y la secuencia del Prendimiento.
El Gobierno de Aragón declaró la iglesia de los Santos Julián y Basilisa de Bagüés Bien de Interés Cultural.