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Iglesia Parroquial de San Juan Evangelista, se construyó sobre lo que fue una antigua ermita, el estudio del ábside nos remonta a finales del siglo XV o principios del XVI, debido a la bóveda de crucería que lo cubre. Se sabe que trabajaron en él, canteros empleados en el cercano Monasterio de El Escorial, igual que en los templos de Navalagamella y Valdemorillo, debido a las similitudes constructivas de los tres templos y a las marcar de cantero que se observan en los sillares de estos edificios.
Estamos ante un templo de pequeñas dimensiones, compuesto por una nave rectangular dividida en tres espacios por medio de arquerías de medio punto y rematada con un ábside poligonal, cubierto con una bóveda de crucería estrellada frecuente en los edificios de finales del gótico. Pequeños vanos se abren en sus muros para iluminar la nave central, más ancha que las laterales.
Está situada en el centro del pueblo en la zona más elevada del antiguo casco urbano. Y durante la Guerra Civil sufrió grandes daños, igual que el resto de Quijorna. Tras la Batalla de Brunete quedaron en pie el ábside con su cubierta y parte de sus muros y la torre. Posteriormente a la Batalla se instalaron las cocinas para todo el batallón en la iglesia de Quijorna, lo que motiva que la comida llegue a veces fría hasta algunas compañías.
En los años 40 del pasado siglo XX, la Dirección General de Regiones Devastadas elabora un proyecto de reconstrucción en el que se contemplaba mantener básicamente la estructura original del templo, sufriendo las mínimas modificaciones: un ligero aumento de la altura de la torre. De igual manera, se reconstruyeron las naves originales y se cubrieron con un artesonado sencillo. La fachada quedaría rematada con el frontón que hoy vemos. Asimismo, se repararon todas las obras de cantería, reponiendo los elementos dañados, relabrándose algunas zonas y reforzándose la bóveda gótica con una viga y una losa de hormigón; se eliminaron por completo los desperfectos que había causado el humo.
A principios de los ochenta se realizan obras para eliminar las humedades, que llevan a sustituir la teja por hormigón. El aumento de peso hace que se derrumben parte de los muros y en 1986 se refuerzan las sujeciones con acero y se vuelve a la teja cerámica. Desde 1982 es Bien de Interés Cultural, contando con una protección total dentro del Catálogo de Bienes Protegidos.
Hoy en día todavía podemos observar en las fachadas de la iglesia las cicatrices dejadas durante la Batalla de Brunete, por los impactos de mortero. Y leer alguno de los testimonios de los soldados que defendieron Quijorna ante el avance republicano:
“(…) llego hasta la iglesia y no puedo entrar, mejor dicho, no lo considero oportuno al estar llena de heridos colocados en todas las posiciones, sentados, de rodillas, tumbados, y quizá algún muerto sin poder haber sido atendido. En el camino que recorro hay muchos muertos, en la calle, en cualquier esquina y muchos más en los alrededores de la iglesia. Ello me hace suponer que los que en ella morían les sacaban sin miramientos y los dejaban en cualquier lugar. El espectáculo era de lo más desagradable para la vista y para el olor, ya que había algunos en completa descomposición, nada raro dada la temperatura que reinaba en aquellas fechas (…) Estamos en el tercer día consecutivo de ataque, sin el más mínimo respiro. Eran muchos los que ya habían dado su vida y muchos más habían sido heridos; muchos heridos habían sido evacuados, pero los muertos, muertos estaban, y la mayor parte de ellos en el mismo sitio en el que habían caído; únicamente si lo habían sido en las trincheras habían sido retirados para no impedir la circulación por las mismas ( …) Los numerosos incendios que provocan agravan nuestra situación, que unido a la enorme cantidad de metralla que no ha dejado de caer hasta las once de la noche, tanto de artillería como desde los aviones, hace que se eleve enormemente el número de muertos y heridos, de tal forma que los médicos se ven impotentes para atender a todos, con la dificultad de no tener medios y mucho menos lugar seguro, ya que la iglesia está al completo y, por otra parte, sigue recibiendo muchos impactos dirigidos a poner fuera de servicio a la mortífera ametralladora emplazada en su torre. Ya de noche, además de los incendios, las bombas luminosas que han arrojado indican perfectamente el lugar que tienen que bombardear, y desde las doce hasta las dos de la madrugada sus aparatos vuelan a baja altura y machacan nuestras posiciones, pero nosotros seguimos firmes (…)” (Soldado defensor de Quijorna).
